En este fragmento se detectan varios aspectos del castellano oral de hablantes cuya primera lengua o lengua dominante es la lengua vasca. Entre los rasgos más característicos de esta variedad, conviene destacar los problemas de concordancia de género, la gramática de los pronombres átonos de tercera persona, las marcas discursivas y de modalidad oracional y el uso del condicional por el imperfecto de subjuntivo en la prótasis de subordinadas condicionales
En cuanto a los problemas de concordancia, el detectado entre el artículo definido masculino y el sustantivo femenino braza (1) podría justificarse por la falta en la lengua vasca de flexión de género gramatical. Ello permite que palabras como ikasle ('estudiante'), mediku ('doctor/a'), antzerkilari ('actor' / 'actriz') o katu ('gato/a') sean términos no marcados en cuanto al sexo e indiferentes a cualquier marca de concordancia flexiva con otras categorías, como la de los adjetivos. Teniendo en cuenta lo anterior, las discordancias de género advertidas en (1) y observadas, sobre todo, en hablantes con el vasco como lengua dominante y con un dominio precario del castellano podrían ser resultado de la influencia del sistema vasco sobre el castellano (Echaide 1968: 69).
Por su parte, la gramática de los pronombres átonos de tercera persona constituye uno de los aspectos más investigados del castellano en contacto con la lengua vasca. Al parecer, como consecuencia de este contacto, el paradigma pronominal de clíticos se habría simplificado de forma que le/s se utilizaría para referentes humanos con independencia de su función sintáctica, se omitirían los pronombres átonos en contextos en que su presencia sería obligada y, a la vez, se duplicarían los objetos directos léxicos (Fernández-Ordóñez 1999).
De acuerdo con esta somera descripción, no sorprende la detección de varios testimonios de omisión de clíticos en contextos donde el castellano requeriría su presencia. En efecto, los pasajes (3) y (4), en los que los objetos directos el cantil y lo otro aparecen antepuestos al verbo o dislocados a la izquierda, obligarían en el castellano normativo a la presencia del clítico de objeto directo. Tal fenómeno se denomina objeto nulo y supone la omisión de la referencia a un objeto directo léxico, que mayoritariamente se caracteriza por ser [+definido], [+específico] y [-animado] tanto en construcciones transitivas como en ditransitivas (Landa 2008: 358-360).
Por otro lado, se descubre una de las marcas discursivas más frecuente en el castellano hablado por los vascos. Se trata de la partícula pues, que no presenta valores causales, sino que otorga énfasis a la expresión en la que se inserta y que, asimismo, puede presentar valores ilativos o continuativos y constituye un elemento calcado de la forma vasca ba (Fernández Ulloa 1996: 115; Oñederra 2004: 1112).
En lo que respecta al uso del condicional -ría por el imperfecto de subjuntivo -ra en la prótasis de subordinadas condicionales, cabe recordar su tradicional consideración de característica de origen vasco. Sin embargo, esta hipótesis debe revisarse a la luz de su amplia difusión por una gran parte del área del castellano septentrional. En efecto, se trata de una característica registrada en una amplia zona: junto a una zona focal que se extiende desde el norte de Palencia, Burgos, sur de Cantabria, Encartaciones (occidente de Vizcaya), Álava, La Rioja alta, Navarra media, existe un área de menor incidencia que incluye el oriente de Vizcaya, Guipúzcoa, la Navarra meridional, norte de Cantabria, occidente de Palencia y norte de las provincias de Valladolid, Segovia y Soria (Pato 2004).
Desde el punto de lingüístico, este fenómeno consiste en la sustitución de las formas de subjuntivo -ra/-se por las del condicional en -ría no sólo en subordinadas condicionales como las del pasaje (5), sino también en otras subordinadas como las completivas (Le dije que se iría), relativas (Entonces iban a fumar el tabaco que sería) o finales (Se lo dije para que se iría).