LAS ORGANIZACIONES ESQUIZOIDES
Las empresas
adoptan, a veces, técnicas, herramientas, sistemas avanzados para que la
organización funcione mejor. Estar a la última es uno de los motivos de orgullo
de muchas empresas. Y así incorporan el "quality function
deploiment", el "reingeniering", el "benchmerking",
"empowrment" y "empowership", "hot skills", etc.
Cambian y cambian. Sin embargo el personal está cada vez más desconcertado e
insatisfecho. Y, sobre todo, no se ve mejora de resultados ante los gastos realizados.
Empresas con esas características innovadoras entran
en un colectivo, que podríamos calificar, como poco, de organizaciones
esquizoides.
La esquizofrenia es un grupo de enfermedades
mentales, correspondientes a la antigua demencia precoz. Se declaran hacia la
pubertad y, en casos graves, conducen a una demencia incurable. Se caracteriza
por una disociación de las funciones
psíquicas, que suponen el desarrollo de comportamientos que se manifiestan en una
doble personalidad.
Aceptamos la imagen gráfica del árbol como un modelo
explicativo de los niveles y del funcionamiento de una organización.
Hay un primer nivel, más aparente y variable como
pueden ser las hojas, los frutos, las flores, cuya recuperación y renovación
suelen ser cíclica. Las mismas ramas aceptan operaciones de poda que vigorizan
y pueden dar varedad de formas a la parte superior del árbol. Vienen a ser las
funciones, estructura, responsabilidades, distribución de los equipos, etc. en
una organización.
Por otra parte están las costumbres, los estilos de
actuación, las aptitudes, actitudes y
conductas de los integrantes de la organización. Correspondería este nivel al
tronco del árbol, que facilita la circulación de los nutrientes desde las
raíces a las ramas. Es la parte más noble del árbol y que lo distingue de los
arbustos. El tronco admite algunas operaciones de apoyo con
"rodrigones" o de raspados para obtener resinas. La tala acabaría con
el árbol.
En tercer lugar existen las raíces, ocultas en la
tierra. Su profundidad, fortaleza y salud, garantizan la longevidad del árbol.
A ese nivel, en la empresa están las creencias colectivas, las prácticas de las
personas que obedecen a convencimientos no escritos, los valores de la
organización. La cultura.
Hacer cambios a nivel de ramas y hojas, cambiar
organigramas, funciones. Hacer Manual de Calidad y Procedimientos para la
Mejora. Predicar lo importante que son los recursos humanos y mantener
comportamientos anclados en la cultura, en los convencimientos de siempre, son
comportamientos, al menos esquizoides.
La organización que "mima" a los clientes
y "maltrata" a los empleados tiene síntomas esquizoides. La empresa
que proclama la participación en la toma de decisiones y escatima la
información, está esquizofrénica. La empresa que proclama el capital humano
como el más importante con el que cuenta y a la menor dificultad en la cuenta
de resultados comienza por cortar los gastos de formación, presenta rasgos
esquizoides.
Organización esquizofrénica es la que pregona una
personalidad y asume otra distinta. La disonancia entre la prédica y la
práctica resta credibilidad a los que intentan el Cambio (Archier y Serieyx,
1985). Sin asegurar con rigurosidad que la esquizofrenia organizativa es
consecuencia del Cambio, puede afirmarse que en muchas ocasiones ambos
coinciden.
Con el fin de evitar faltas de coherencia que
deriven en esquizofrenia, volviendo al símil del árbol y la empresa conviene
adaptar los ritmos del Cambio a las peculiaridades del nivel en que se opere el Cambio.
Bajo el paradigma sistémico, todo cambio en la
organización debe prever qué aspectos se modificarán a nivel funcional, estos
cambios que pueden realizarse a corto plazo, porque su contenido puede ir en un
papel y circular de inmediato, requiere que algo cambie a nivel de
comportamiento, habilidades, estilos, con lo que hay que movilizar recursos
formativos, que lograrán cambios en la conducta de las personas.
Sin embargo, si no se actúa a nivel de creencias, de
convencimientos, si no existen cambios culturales, de forma de pensar, la
incoherencia se hará evidente y desencantará a los que se creyeron que la
decisión tomada sobre el cambio iba en serio.
Esto llevará a la triste constatación de que el
cambio funcional pretendido puede quedar como estaba o peor, derivando en un
síntoma esquizoide que contamine, cuando se generalice, a toda la organización.
Las manifestaciones externas, sin un cambio a otros
niveles, serán ideas delirantes propias de un mundo en el que no se vive,
alucinaciones ante los empleados que siguen siendo víctimas de las antiguas
ideas y creencias, incoherencia y "descarrilamiento", alogia,
aplanamiento afectivo, etc. Comportamientos todos ellos y manifestaciones de
personalidad esquizoide.