Ciencia y pseudociencia en psicología
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por Carlos J. Álvarez González
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publicado en ImásD, 2004

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Puede afirmarse que la Psicología científica nace en el siglo XIX. En este excitante momento se produce una confluencia entre la filosofía de la mente y la fisiología. Por primera vez en la historia, se piensa que es posible el estudio empírico de lo mental, algo que se venía negando desde Descartes. Los psicofísicos como Weber y Fechner, la mayoría de los cuales provenían de la fisiología, comienzan a medir cuantitativamente los procesos mentales, en concreto la sensación-percepción y su relación con las magnitudes físicas (verbigracia un peso, un sonido, etc.). Establecen leyes y fórmulas matemáticas que relacionan lo físico con lo mental (la sensación). Muchas de sus aportaciones continúan vigentes hoy en día. Wilhelm Wundt establece el primer laboratorio de Psicología en Leipzig, Alemania, y es en este momento cuando se suele considerar que surge la Psicología como disciplina científica autónoma. En el siglo XX, los conductistas norteamericanos y la psicología soviética coinciden en que es necesario un mayor esfuerzo para situar a la Psicología dentro del ámbito de las ciencias naturales. El Conductismo de Watson, Skinner y otros opta por eliminar la mente como objeto de estudio científico y quedarse con la conducta observable. Este intento, aunque positivo, fue excesivo, y la Psicología Cognitiva recuperará el estudio de los procesos mentales desde una nueva óptica (la idea de proceso de cómputo) pero heredando del Conductismo sus métodos experimentales y la idea de que sólo se puede hacer ciencia a partir de lo mensurable, es decir, la conducta manifiesta. En el ámbito tecnológico, fruto de las aportaciones conductistas y cognitivistas, hoy disponemos de toda una serie de técnicas de evaluación y tratamiento científicamente probadas, de forma similar a como se hace en farmacología o en medicina. Actualmente, la Psicología Cognitiva converge cada vez más con las Neurociencias, dibujándose un panorama especialmente prometedor. Como ya se ha afirmado, el siglo que vivimos será el siglo del cerebro.

Pero a pesar de esta apasionante empresa, comprobamos perplejos la proliferación de multitud de pseudopsicologías o psicologías alternativas, ajenas a la Psicología científica, que desprecian e ignoran estos avances. Entre ellas podemos citar a la programación neurolingüística o PNL, el Rebirthing, psicoastrologías, psicología transpersonal, terapias regresivas, terapias holísticas, técnicas de autoayuda sin base científica alguna, parapsicologías variopintas, técnicas de origen oriental, y un largo etcétera. En general comparten planteamientos ocultistas, esotéricos, espirituales, religiosos o paranormales. Por un lado, rechazan el método científico, y por otro se venden como ciencias. Y es que, precisamente, vender es su objetivo. Son un producto claro de la Nueva Era y del posmodernismo. Sus proponentes no suelen poseer títulos oficiales en Psicología o Psiquiatría.

Mucho más grave es que, en ocasiones, estos individuos reaccionarios que reivindican una vuelta a la superchería y al oscurantismo son psicólogos titulados. Y es que en todas las profesiones hay garbanzos negros, bien sea por oportunismo o por incapacidad. La formación científica no es fácil, y hacer ciencia requiere, aparte de una licenciatura, muchos años de preparación en metodología, matemáticas, diseños de investigación, etc. Es mucho más fácil leerse acríticamente unos pocos libros sobre hipnosis, poderes paranormales o astrología, como hace la autodenominada psicología transpersonal.

Uno de estos psicólogos transpersonales, quien además suele salir en programas pseudocientíficos y paranormales en televisiones locales, impartió unas conferencias en Santa Cruz y en el Puerto de la Cruz (Tenerife). El tema fundamental eran las maravillas de la regresión hipnótica. Según el conferenciante, gracias a ella, podemos viajar al pasado e incluso a otras vidas. La Psicología científica ha comprobado desde hace mucho tiempo que la regresión no es real. La hipnosis es una especie de role-playing, un estado donde personas sugestionables lo son aún más, provocando que el sujeto hipnotizado actúe según sus creencias y lo sugerido por el hipnotizador. En el caso de la regresión, no se está viajando literalmente al pasado, sino recreando o imaginando que se está allí. Multitud de experimentos demuestran que, mediante la hipnosis, se generan y recuperan recuerdos falsos con facilidad. Es triste que la opinión de la psicología científica no aparezca ni se considere en programas de televisión o radio sobre estos temas.

Pero aparte de engañar al público e ir en contra del código ético del psicólogo (según el cual sólo se aplicarán técnicas empíricamente comprobadas), el conferenciante fue más allá: la regresión hipnótica puede curar o ayudar a curar el cáncer. Este tipo de afirmaciones no requieren más comentarios: lo que requieren es la intervención de la justicia. Por respeto a todos aquellos que han contribuido a que las ciencias del cerebro y la conducta sean hoy lo que son, pero sobre todo por atentar contra la salud física y mental de la sociedad, no podemos sino manifestar nuestra indignación ante estos oscuros personajes que se enriquecen con la vida de los demás, vendiendo humo y mentiras. Para terminar, un humilde consejo: si necesitamos acudir a un profesional de la salud mental, informémonos antes.

 

     

 

       
       
     
Para citar este artículo
  Álvarez González , C. J. (2004). Ciencia y pseudociencia en psicología. ImásD.
       
     
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