Algunos libros son un tostón, otros son entretenidos, y unos pocos son francamente divertidos. Y esto no tiene demasiado que ver con la
calidad literaria, puesto que hay obras excelentes que no tienen ni pizca de gracia (lo contrario es ya un poco más difícil).
En esta página, quiero dejar constancia de los libros con los que yo me reído, o por lo menos sonreído.
Libros con los que me he reído a carcajadas
Coloco de manera desordenada los libros con los que recuerdo haberme reído a carcajadas. Incluso cuando los he releído (cosa que he hecho
con todos, y varias veces, además). Por supuesto, no hace falta decir que no me he reído constantemente, sino sólo con determinados pasajes.
Pero, en algunos casos, esos pasajes ocupan un número sorprendentemente elevado de páginas.
EDUARDO MENDOZA: El misterio de la cripta embrujada.
EDUARDO MENDOZA: El laberinto de las aceitunas.
El tercero de la serie (La aventura del tocador de señoras), a mi modo de ver bastante más flojo, ya no me hizo ni mucho menos tanta
gracia. Pero sigue siendo divertido, como algunos otros del mismo autor.
PEDRO MUÑOZ SECA: La venganza de Don Mendo.
TOM SHARPE: Wilt.
TOM SHARPE: Las tribulaciones de Wilt.
TOM SHARPE: ¡Ánimo, Wilt!
JAMES HERRIOT: Todas las criaturas grandes y pequeñas.
Se trata de un libro delicioso: las memorias de un veterinario rural. Tiene momentos verdaderamente hilarantes.
JOHN KENNEDY TOOLE: La conjura de los necios.
No estoy seguro de que le corresponda estar en este apartado. Tal vez el recuerdo magnifica su humor. Tendré que volverlo a leer...
Libros que me han hecho sonreír
No me he reído a carcajadas, pero me han hecho sonreír y soltar pequeños bufiditos de hilaridad.
MIGUEL DE CERVANTES: Don Quijote.
Aunque pueda sonar un tanto pedante, hay unos pocos pasajes del Quijote que son francamente divertidos. Pero –cosa curiosa– sólo me
he reído en voz alta la segunda vez que lo leí: en las demás ocasiones sólo he sonreído.
EDUARDO MENDOZA: Sin noticias de Gurb.
EDUARDO MENDOZA: La aventura del tocador de señoras.
No alcanzan el nivel cómico de otras novelas (véase arriba), pero siguen siendo muy divertidas.
GROUCHO MARX: Groucho y yo.
WOODY ALLEN: Cómo acabar de una vez por todas con la cultura.
Este librito es una joya.
WOODY ALLEN: Pura anarquía.
Después de un montón de años y de libros no tan graciosos, Allen recupera la comicidad de "Cómo acabar de una vez por todas con la cultura".
PAUL MICOU: La fundación musical.
TOM SHARPE: Wilt no se aclara.
Está lejos de las anteriores entregas de la saga.
TOM SHARPE: Becas flacas.
G.K. CHESTERTON: El hombre que fue jueves.
ANTONIO SKÁRMETA: El baile de la Victoria.
FERNANDO FERNÁN GÓMEZ: El mal amor.
ALFREDO BRYCE ECHENIQUE: El huerto de mi amada.
ALFREDO BRYCE ECHENIQUE: "Muerte de Sevilla en Madrid".
ANTÓNIO LOBO ANTUNEZ: Memoria de elefante.
FRANÇOIS RABELAIS: Gargantúa.
JAVIER GARCÍA SÁNCHEZ: "IB.IB.IB".
Un cuento cortito y francamente gracioso.
PEDRO ZARRALUQUI: "El espectro galante".
Un divertido cuento galante.
ALFREDO CONDE: "País".
JULIO CAMBA: La ciudad automática.
Los comentarios del periodista español sobre el New York de los años treinta resultan francamente divertidos.