Galería de horrores musicales |
Quintaesencia de la vergüenza ajena |
Cualquiera que haya tenido una mínima dedicación a la música sabe lo fácil que es hacer el ridículo. Hay gente, sin embargo, que parece buscarlo con un tesón digno de mejores causas. Parece que se trata de personas que desean tanto ser famosas que están dispuestas a serlo aun a costa del ridículo más espantoso. Esta galería de los horrores musicales repasa algunos de estos casos, al parecer venidos directamente desde Frikilandia.
Hay que tener en cuenta, por otra parte, que en ocasiones no es tanto la música en sí misma lo que resulta horrendo –puede ser simplemente mala–, sino el vídeo en su conjunto.
Un último apunte: algunas de las cosillas que yo he hecho podrían aparecer en esta galería. Afortunadamente, no quedan testimonios grabados...
Divideremos esta antología en tres capítulos principales:
Los cantantes (es un decir) y grupos sudamericanos son un verdadero filón para cualquier buscador de horrores musicales. No obstante, hay que tener cuidado, porque los parámetros culturales son otros y corremos el riesgo de interpretar como ridículo lo que simplemente es distinto. Aún así, creo que hay unos cuantos casos que pueden aparecer sin excesivos problemas en esta galería:
La cantante peruana Judith Bustos (1945), más conocida como La Tigresa del Oriente, es un fenómeno bizarro de la música internetera. Su vídeo más famoso es, probablemente, el de su canción "Nuevo amanecer"; pero tiene otros muchos igualmente inclasificables, como Anaconda, Mi canoa o el más reciente (de producción mucho más cuidada, pero igualmente horrendo) El baile de la Tigresa.
El cantante ecuatoriano Delfín Quishpe (1977), más conocido como Delfín hasta el fin, tiene ya tres discos de estudio publicados: El faraón del ritmo (2001), El gallito (2003) y Torres gemelas (2005). Su mayor éxito es el alucinante videoclip "Torres Gemelas":
Si se examina con atención el vídeo más reciente de Ay, me duele el corazón, se observan motivos –no sé si suficientes– para sacar a Delfín de este catálogo de horrores. Me temo que nuestro desconocimiento de la música y la danza populares ecuatorianas juegan en su contra; obsérvese, por ejemplo, la insistencia en la idea de lo tradicional realizado "al estilo nuevo" en Libre como el viento.
Su última perla es el gamberro El canelazo, con la banda ecuatoriana Chauca Kings.
La niña peruana Wendy sulca (1996) es otro ejemplo de cantante folklórica espantosamente volcada en el molde de la moderna música industrial. El vídeo de "La tetita" causó verdadera conmoción en internet hace unos años:
Su primer "éxito" fue una tremebunda canción dedicada a su padre muerto en un accidente de coche, escrita (o así) por su propia madre (la de Wendy): Papito. La indudable tragedia personal impide regodearse en el horror, cosa que no sucede con otro de sus indiscutibles éxitos mundiales: Cerveza, cerveza. Decididamente, los temas tratados por la pequeña Wendy son una catarata de aciertos.
Por cierto, que la voz en off de los vídeos parece la de... ¡Delfín hasta el fin! Precisamente, hay un reciente "más difícil todavía" en el que unen sus fuerzas La Tigresa del Oriente, Delfín hasta el Fin y Wendy Sulca: se trata de la epatante "En tus tierras bailaré", dedicada nada menos que a Israel. Desde luego, el "mensaje" de esta canción le deja a uno estupefacto.
Recientemente he tenido noticia, por la magnífica La Mazmorra de lo Grotesco, de la existencia de una pléyade de cantantes calcadas a Wendy, con unos nombres que ya preludian lo peor: Flor de romero, Amapolita de Arahuay, Fresia Linda, Gisela Lavado, Rosita del Espinar...
De todas maneras, la auténtica "sucesora" de Wendy puede ser... ¡Melanie, la burbujita del folklore peruano! He aquí dos ejemplos de su arte sublime. Los textos siguen siendo tremebundos:
Actualmente, Wendy Sulca parece haber orientado su carrera hacia el pop internacional, con resultados inciertos. Uno de sus mejores intentos es la correcta canción La magia del amor.
Es difícil que un cantante infantil no despierte en algún momento la vergüenza ajena. Es preciso reconocer, no obstante, que en ocasiones el resultado musical es más que digno (en España podríamos citar a Marisol y Joselito). El caso del mexicano Jimmy, sin embargo, clama al cielo. Véase su éxito "Mi carcachita"...
Este grupo ecuatoriano hace una música más que digna, pero merece aparecer en esta antología de la vergüenza ajena por sus increíbles coreografías. Véanse dos ejemplos: "Mentirosa" y "Mi conejito". Una vez más, los textos son chiripitifláuticos.
Bayron Caicedo, apodado "El duro de Ecuador", es un conocido cantante acuatoriano que ha publicado ya cerca de diez discos.
Merece aparecer en esta antología su canción "Cogiendo los calzones". La música es sólo malísima, pero el baile propuesto (por muy basado que esté en el folklore acuatoriano) y, en general, el vídeo resulta horripilante, se mire como se mire.
Otra muestra estrafalaria de su música es Patos a nadar, de supuesta temática social. De todas maneras, para ser justos, hay que reconocer que Bayron Caicedo tiene otras muchas canciones perfectamente dignas.
Luis Pinto es un inclasificable chileno que lo mismo canta que se presenta a un concurso de belleza (donde, por cierto, fue agredido hace unos años). Su videoclip de "Amor absoluto" lo deja a uno sin palabras, aunque tal vez la más adecuada sea "patético".
Susy Díaz es otra persona inclasificable. Ha sido actriz porno, vedette de café teatro, cantante y congresista (el lema de su campaña era "mi poto por tu voto").
Este vídeo, donde canta y baila (o algo parecido en ambos casos) la canción "El conejito" merece un lugar destacado en esta antología del disparate pseudomusical. Pero Susy Díaz tiene otras canciones igualmente deleznables, como La rechazada (¡qué juegos de palabras más inauditos!) o El paleteo.
La canción "Guararey" de los ecuatorianos hermanos Carrión –no deben confundirse con los mexicanos Hermanos Carrión– merece aparecer en esta antología de la vergüenza ajena sobre todo por la exquisitez de sus coplas. Pero estos hermanos tienen otras muchas canciones muy poco menos horrendas, como La paloma muerta o Que viva la fiesta
No estoy seguro de que La Cumbia Filosófica del grupo argentino Los wikipedia merezca engrosar esta antología. Por si acaso, aquí está:
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Que nadie piense que el catálogo de videoclips horripilantes se limita a Sudamérica. En España se producen también innumerables engendros pseudomusicales. Aquí se muestran algunos ejemplos.
Esta sección debe comenzar con la que puede tal vez considerarse como la obra fundacional de este subgénero horrendo: El "No cambié, no cambié". La primera versión de este canción –que por lo demás es simplemente muy mala– corrió a cargo del inverosímil trío formado por Paco Genil (un cantante serio venido a menos), Leonardo Dantés (una especie de artista polifacético, que era el "compositor") y la increíble Tamara (luego rebautizada como Ámbar y más tarde como Yurena). Después de pelearse entre ellos de mil maneras, la canción la cantaba (es un decir) Tamara en solitario. El vídeo muestra una actuación en un programa de televisión, donce despliega todas sus habilidades cantoras y artísticas...
El mayor éxito de Leonardo Dantés en solitario es "El baile del pañuelo", pero yo coloco aquí otra canción incalificable de este artista kirsch: "Tiene nombres mil".
Otro ejemplo inenarrable del frikismo es "Tengo mis dudas", del transformista Luis Pana. Aquí, la exquisitez del discurso musical corre pareja a la hondura del dilema existencial que plantea la obra:
A la sombra de la supuesta "música española" se perpetran numerosísimos horrores musicales. Coloco aquí un par de ellos: "Bambú, bambú" (Las Primas) y "El mirón" (El Kalibra). En rigor, la música (¿?) de Las Primas tiene mucho menos que ver con el flamenco que con la salsa, el raggaeton, o vaya usted a saber con qué. Pero el aroma que desprende creo que justifica su inclusión en esta sección.
Las canciones que España ha enviado al festival de Eurovisión –como la mayoría de los países, por otra parte– no son precisamente de una gran calidad. Se podría traer aquí la espantosa "Hombres" (Eva Santamaría), la penosa "Quién maneja mi barca" (Remedios Amaya) y varios engendros más. Pero el momento máximo de lo horrendo fue el "Baila el Chiki Chiki" (Rodolfo Chikilicuatre). En su descargo, está claro que su objetivo siempre era paródico:
El último intento, entre bromas y veras, de llevar a Eurovisión otro engendro friki ha sido el de la supuesta periodista Carmele Marchante:
El grupo "Amigos" presenta su increíble "Tierras de Cantabria". La letra de la canción parece sacada de una guía turística, pero lo que más impacto ha causado en la comunidad internetera es la coregrafía del videoclip, donde se luce un bailarín de azul que le deja a uno pasmado:
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No sólo en España e Hispanoamérica se perpetran horrores musicales. Ni mucho menos. Hace falta, por tanto, un capítulo internacional en este antología del disparate pseudomusical.
Debe repetirse aquí la advertencia del primer capítulo: hay que tener cuidado con las expresiones artísticas que manejan otros parámetros culturales. A veces, nuestro desprecio no es más que pura ignorancia.
Tal vez me deje llevar por mis prejuicios, pero me parece difícil que una muestra representativa de este género supuestamente musical alcance una mínima calidad. Por el contrario, creo que no pocas veces el resultado provoca la vergüenza ajena. Presento algunos ejemplos de ello.
Antes, hay que recordar que al menos tres de las perlas de los apartados anteriores eran, más o menos, raggaetones: "El conejito", "Bambú bambú" y "El baile del Chiki Chiki". Sólo con esto era más que suficiente; pero hay más...
Tata Golosa es el apodo por el que se conoce (más de lo que merece, me temo) a la italiana Romina Contiero (1983). Se hizo famosa con su canción (¿?) "Los micrófonos":
Si lo anterior era malo, el raggaeton de Adriansito pone los pelos como escarpias. Otro videoclip de raggaeton infantil igualmente inconcebible es el de Jhoan Mendoza, apodado "el chacaloncito"
Para terminar la sección, véase la increíble "Tú eres golosa", cuyo éxito incomprensible ha propiciado varias versionas, una de ellas a cargo del mismísmo King África. Coloco aquí la que creo que es la versión original:
Coloco esta sección de rap en el capítulo de música internacional, aunque casi todos los ejemplos que cito son en español.
Comenzamos con una muestra del sevillano Tito MC. Copio la atinada opinión que al respecto puede leerse en el magnífico blog La Mazmorra de lo Grotesco: "cada uno de los elementos que componen el vídeo es absolutamente repugnante".
No menos repugnante resulta esta cosa inclasificable: El rap de Kristo:
Para contrarrestar el horror anterior, aquí presento un par de ejemplos del rap cristiano de Manny Montes, que tampoco mejoran mucha la cosa, creo yo...
Las diversas variantes de la música metálica más dura (black metal, trash metal, etc.), por su intrínseca exageración, se colocan fácilmente al borde de lo ridículo. Presento algunos ejemplos que, a mi modo de ver, traspasan claramente dicho límite.
Comenzamos con un videoclip del que no sé absolutamente nada. Y tampoco lo siento, la verdad. Se trata de la surrealista "Apricots":
El grupo español Larva Fecal triunfa ultimamente en internet. No es exactamente metal (no es exactamente nada, aunque supongo que habría que llamarlo punk), pero creo que tiene su sitio en esta galeria del despropósito musical. Coloco dos muestras de su estilo exquisito, sublimación poética de lo soez:
Machetazo es una banda gallega de death metal. Selecciono dos de sus perlas: "El grito de la Vacaburra" y "Banquete funerario" (de un "concierto" en directo). En ambos casos, el mensaje es literalmente inefable:
Como contrapunto de los anterior, recolecto algunos ejemplos de supremo empalago.
La canción "I Wanna Love You Tender", del grupo sueco Mervi Vesala, es un ejemplo razonable del pop. Pero el vídeo le sube a uno automáticamente el nivel de glucosa:
No puede faltar aquí el famoso vídeo de "Amo a Laura" (Los Happiness), a pesar de que su intención expresa era precisamente sembrar la estupefacción por motivos comerciales:
Coloco en esta sección el vídeo de una alucinante sesión teatral navideña llevada a cabo en el Colegio Mayor Olabidea (del Opus Dei de Navarra), en el que algunas de las residentes cantan y bailan (por decirlo de alguna manera) un increíble villancico contemporáneo: "la oveja naranja".
Debo comenzar este apartado por la última locura de internet: El hombre Trololó. Se trata de una vocalización de una canción popular rusa realizada por un famoso cantante ruso de los años setenta: Eduard Khil. En realidad, la música es de buena calidad, y no merece en absoluto aparecer en esta antología; lo que ha desatado la pasión mundial en internet ha sido el aspecto de muñeco diabólico del artista.
De un artista veterano a un grupo que actualmente parece que tiene gran predicamente entre la juventud rusa: Steklovata. Este vídeo haría sonrojar a los mismísmos Pecos...
También en el ámbito de la música clásica pueden cometerse –se cometen, de hecho– horrores musicales. La exigencia técnica de esta música es muy alta, y quien lo intenta sin alcanzar el nivel produce resultados horrísonos y decididamente risibles.
Un ejemplo de libro de lo anterior es la famosa "cantante" Florence Foster Jenkins, conocida como la peor soprano de la historia. Su interpretación más legendaria es ésta de Mozart:
La orquesta sinfónica de Portsmouth (Inglaterra), desaparecida afortunadamente en la década de los setenta, es probablemente la peor orquesta de la historia. Su interpretación del "Así hablaba Zaratustra" es una ejecución en toda regla. También es sobrecogedora su interpretación de la "Danza del hada de azúcar" de Tchaikovsky:
Finalmente, una ramillete de canciones indescriptibles que no caben en las secciones anteriores.
Comenzamos con el "Fumar acorta la vida", canción-mensaje de Stefan Raab que habrá conseguido reducir el tabaquismo mundial en torno a un 0%. ¡O menos!
"Papaya" es un buen ejemplo del arte cercano a lo patético del alemán Alexander Marcus. En honor a la verdad, hay que reconocer que no baila mal.
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Alexander Iribar >> Música |
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