Las emociones son reacciones psicofisiológicas a determinados estímulos, producto de la adaptación evolutiva.
Desde una perspectiva psicológica: alteran la atención, modifican la conducta y activan redes asociativas relevantes de la memoria.
Desde una perspectiva fisiológica: originan respuestas inmediatas de diferentes sistemas biológicos, para conseguir un comportamiento más efectivo (expresiones faciales, músculos, voz, sistema
endocrino, sistema nervioso autónomo…).
Las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. Las emociones actúan también como depósito
de influencias innatas y aprendidas, y poseen ciertas características invariables y otras que muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas (Levenson, 1994).
1.2. Universalidad de las emociones
Las emociones son universales, atañen a todos los miembros de nuestra especie (lo que no impide que también puedan aprenderse).
Ha habido una cierta polémica al respecto, que hoy parece superada (Cf. Paul Ekman).
Las emociones (algunas, al menos) poseen una base biológica, están grabadas en nuestro genoma como resultado de nuestra historia evolutiva.
¿Cuáles son las emociones universales o básicas?
No hay unanimidad ni seguridad.
Variantes de: felicidad, tristeza, cólera y miedo.
Las emociones complejas (vergüenza, culpa, desprecio, envidia, amor, etc.) no está claro si son
universales.
Las emociones básicas han existido en nuestros ancestros desde varios millones de años:
Prueba: hoy están presentes en los grandes simios.
No está claro si los simios actuales poseen emociones complejas.
1.3. Por qué sentimos emociones
Los humanos (y los simios y en general todos los animales) tenemos que adoptar constantemente decisiones en condiciones de racionalidad constreñida.
Racionalidad constreñida: informaciones parciales y confusas, objetivos poco claros o contradictorios, tiempo limitado.
En estas malas condiciones, es imposible realizar un análisis lógico de las diferentes posibilidades, para escoger la óptima.
Las emociones guían nuestra actuación en estas situaciones cotidianas de racionalidad constreñida.
Las emociones alteran nuestros estados mentales y nos hacen disponer de una lista de acciones que han resultado útiles en ocasiones similares anteriores. Así, sentimos:
Felicidad si alcanzamos las metas >> continuar con la acción.
Tristeza si no las alcanzamos >> cambiar de plan.
Cólera si la tarea se frustra >> redoblar el esfuerzo.
Miedo si percibimos amenaza >> detenernos y prestar atención al entorno.
En esta visión teórica (Oatley & Johnson-Laird, 1987), las emociones son esenciales para el pensamiento racional, puesto que sin ellas tendríamos demasiados obstáculos en nuestro desempeño vital.
Las emociones complejas:
Dos componentes básicos en nuestro entorno: el físico y el social.
El mundo social supone una mayor desafío cognitivo. Las exigencias de la vida en grupos sociales numerosos se suele proponer como explicación del origen de nuestra inteligencia.
Las emociones complejas están ligadas a nuestras relaciones sociales.
Tienen una función estratégica en el grupo social: nos incitan a comportarnos de modo tal vez contrario a nuestros intereses a corto plazo, pero que nos permita alcanzar el éxito social a largo plazo.
¿Tendrían los neandertales emociones complejas? A juzgar por su organización social y su propia pervivencia, sí.
Las emociones no sólo se sienten, sino que se comunican a los demás.
Las expresiones faciales primarias son también universales.
Darwin ya había observado que están presentes en los simios.
Los músculos faciales involucrados en estas expresiones no se pueden controlar a voluntad y, por tanto, no pueden mentir.
Todos transmitimos constantemente nuestras emociones más auténticas por medio de microexpresiones.
Una microexpresión es un gesto o una reacción fisiológica (sudor, dilatación de las pupilas, incluso tono de voz) fugaz.
Podemos sustituirlas rápidamente por expresiones controladas, según la emoción que queramos expresar.
Las emociones básicas según Paul Ekam
Resumen: los humanos no sólo hemos desarrollado emociones que nos permiten actuar con inteligencia en el mundo, sino también la capacidad de expresarlas y de interpretarlas en los demás.
La música es uno de los medios más destacados para esa función.
Alegría: gran volumen, tempo rápido, articulación en staccato.
Enfado: gran volumen, tempo rápido, articulación ligada.
Tristeza: poco volumen, tempo lento, articulación ligada.
Miedo: poco volumen, tempo lento, articulación en staccato.
Experimento B: 24 personas deben identificar las emociones de las 15 versiones de 1 de las 5 melodías (When the Saints Go Marching In).
Resultados: identificación muy alta.
Los músicos (12/24) no identifican mejor que los no músicos.
Las mujeres identifican un poco mejor que los hombres.
Felicidad, tristeza y cólera, las mejor identificadas.
“Expression of emotion in voice and music”, Journal of Voice, 9, 1995
Objetivo: analizar cómo se expresa la emoción mediante la voz sola.
Precedente: a lo largo de la historia, los oradores han empleado la voz para producir acciones y promover acciones.
Objetivo específico: analizar cómo es ese proceso.
Experimento tipo:
Target: enunciados neutros (abecedario, secuencias numéricas) producidos con diferentes emociones y sintetizados sin contenido léxico-semántico.
Reconocimiento: más del 60% (a pesar de incluir emociones complejas).
Tristeza y cólera, las más fácilmente reconocibles.
Encuentra algunas relaciones propiedad acústica – emoción:
Tristeza: expresión vocal lenta y grave.
Felicidad: expresión rápida y con gran variación tonal.
4 factores en la intensidad con la que una música induce una emoción:.(Scherer-Zentner 2001):
Las cualidades acústicas de la música.
La manera en la que se interpreta.
La condición del oyente: experiencia musical, estado de ánimo, disposición, etc.
El contexto físico: formal o no, con interrupciones, ruido, etc.
¿Por qué sucede esto con la música? Posibles explicaciones:
Una música puede evaluarse subconscientemente, como un estímulo visual. (p. ej., una serpiente, que desencadena automáticamente una respuesta emocional).
Una música puede traer a la memoria una experiencia pasada.
Una música puede facilitar la empatía con el intérprete.
Estos experimentos muestran que hay una base científica para nuestra intuición de que la música (instrumento o voz) puede expresar emociones.
La música produce emociones, y éstas generan cambios orgánicos.
El experimento de Carol Krumhansl
“An exploratory study of musical emotions and psycho physiology”, Canadian Journal of Experimental Psychology, 51, 1997
Target: 38 estudiantes escuchan 6 pasajes de música clásica identificados como expresivos de tristeza, miedo, felicidad y tensión.
Los estudiantes están conectados a monitores que detectan las variaciones de sus sitemas respiratorio y cardiovascular.
Resultados: se registran cambios fisiológicos notables en función de la música.
La música triste produce cambios en el ritmo cardiaco, la presión sanguínea, la conductividad dérmica y la temperatura.
La música aterrada produce fuertes alteraciones en el ritmo y la amplitud de las pulsaciones cardiacas.
La música feliz produce cambios importantes en los patrones respiratorios.
Crítica: los resultados se basan en el desarrollo temporal de una obra musical, pero no identifican las estructuras musicales que inducen los fenómenos.
Así, la música tiene un impacto emocional, pero incluso también físico. Esto contradice la teoría de Steve Pinker de que la música es biológicamente inútil.
1948: primer estudio académico sobre las propiedades terapéuticas de la música (por el uso de la música en hospitales y fábricas durante la 2ª G.M.).
La comprobación básica: la música sirve para relajar.
Una música de tempos moderados y regulares, pasajes ligados, ritmos amables, cambios predecibles, melodías sencillas y sostenidas, y un margen tonal reducido favorece la relajación y puede producir un aliviso
considerable de la ansiedad.
"Quince minutos de música relajante adormecen al paciente en tal estado de bienestar, que ya sólo se requiere el 50% de la dosis de sedantes y anestésicos necesarias en otro caso para realizar operaciones muy dolorosas"
(Informe de la Clínica Spingte, de Alemania).
La música no sólo relaja, también puede estimular: potencia la autoestima y facilita las relaciones personales. Por tanto, la música tiene un impacto emocional, pero incluso también físico.
La musicoterapia cada vez es más frecuente en los desórdenes mentales: autismo, transtorno obsesivo-compulsivo, déficit de atención…
Un aspecto especialmente interesante es que funciona en modo autoayuda: uno solo puede tocar un instrumento o ponerse un disco.
La musicoterapia desde el punto de vista antropológico
La utilización de la música en los rituales de sanación y demás a lo largo de la historia humana.
La terapia musical se ha utilizado desde la Antigüedad.
Un trabajo clásico (1937): el de la magia de los azande .(Congo, Sudán, Rep. Centroafricana).
En las sesiones de espiritismo médico, los remedios (hierbas, .cortezas) se activaban mediante percusión, canto y baile.
4.1. Música y felicidad
Diversos experimentos demuestran que la felicidad influye en las personas que la experimentan:
Las personas felices tienen un comportamiento más cooperativo (tienden a ayudar a los demás).
Las personas felices son más creativas (en la resolución de problemas).
Las personas felices valoran mejor a los demás (una percepción más amable de todo, en general).
En resumen, nuestro estado de ánimo influye en cómo pensamos y nos comportamos.
Lo mejor que nos puede pasar es estar rodeados de personas felices.
La música puede ser una estrategia para conseguirlo.
Se ha demostrado que la música puede aumentar la colaboración y la amabilidad, al mejorar nuestro estado de ánimo.
El experimento de Rona Fried y Leonard Berkowitz
“Music hath charms… and can influence helpfulness”, Journal of Applied Social Psychology, 9, 1979
4 grupos de estudiantes a los que se modifica en estado de ánimo mediante la música:
Hemos comprobado que la música es el lenguaje de la emoción:
Las emociones y su expresión están en el centro de la vida.
La música puede expresar emociones y también provocarlas (en uno mismo y en los demás).
Influir en las emociones afecta también al juicio y a la conducta.
Esto sugiere una hipótesis sobre la evolución de las capacidades musical y lingüística:
La pericia musical pudo ser una ventaja evolutiva para la selección natural.
El ser humano moderno emplea la música básicamente como entretenimiento, porque para la gestión de las emociones cuenta con otro instrumento más potente: el lenguaje.
Elucubración: si nuestros ancestros tuvieron emociones, pero no lenguaje, tal vez la música pudo jugar un papel muy diferente al actual…
¿Qué sucede hoy en día el los grupos de grandes simios?