En el cerebro, los conjuntos de neuronas conectadas entre sí y relacionadas con una tarea específica se denominan redes neuronales.
La cuestión es: ¿qué redes neuronales utilizan la música y el lenguaje? Caben tres posibilidades:
Son las mismas.
Son distintas.
Hay un solapamiento parcial. En este caso, ¿las redes neuronales compartidas se originaron para la música, para el lenguaje o para una tercera capacidad?
Hacerlo con un gusano de 302 neuronas ha llevado 12 años.
Diversas técnicas: tomografía de positrones, de difusión, microscopios electrónicos…
2.2. El análisis de las lesiones cerebrales
En 1861, Paul Broca realiza el primer estudio de lesiones cerebrales, y consigue aislar la zona de procesamiento del lenguaje: la tercera circunvolución del lóbulo frontal del hemisferio cerebral izquierdo, conocida
como el área de Broca.
Em 1874, Karl Wernicke describe otra zona de procesamiento lingüístico, en el lóbulo temporal: el área de Wernicke.
Las dos áreas están conectadas por un haz de fibras nerviosas (el fascículo arqueado).
Una lesión en estas áreas genera una afasia:
La afasia de Broca (o afasia motora): el paciente entiende el lenguaje, pero no puede hablar.
El paciente habla poco y es consciente de sus errores.
Tiene problemas para encontrar las palabras.
Articulación deficiente: emite palabras distorsionadas y elimina las más complejas.
Realiza grandes esfuerzos para acompasar la lengua y la laringe.
Gramática de gran simplicidad (sin apenas enlaces, de tipo telegráfico).
Comprensión del lenguaje casi normal.
Ejemplo: caminar perro (para ‘sacaré a pasear al perro’, o ‘he sacado…’, o ‘¿has sacado…?’, etc.
La afasia de Wernicke (o afasia sensorial): el paciente puede hablar, pero sus expresiones carecen de sentido
El paciente habla mucho, como si estuviese alterado (posible logorrea).
Palabras transformadas, cambiadas de lugar y con fonética alterada.
No entiende lo que dice (ni lo que oye), ni es consciente de sus errores.
Ejemplo: tú sabes que el pichicho locucio y que quiero rodearlo y atenderlo como tú quieres anteriormente (para ‘el perro necesita ir fuera, así que lo llevaré a dar un paseo’).
El estudio de las lesiones cerebrales permite examinar la relación entre la música y el lenguaje.
Hay tres posibilidades teóricas:
Si una capacidad proviene de la otra, perder una capacidad implicaría perder la otra.
Si las dos capacidades utilizan redes neuronales distintas, perder una no afectaría a la otra.
Si hay una solapamiento parcial, perder algún componente de una capacidad puedo o no afectar a algún otro componente de la otra (casuística).
Examinaremos a continuación dos grandes tipos de casos clínicos:
3. Lesiones cerebrales: música sin lenguaje (afasia)
Las redes neuronales de la música y del lenguaje parecen estar bastante separadas
CASO 1: V.Y. Shebalin
Vissarion Yakovlevich Shebalin (1902-1963) fue un famoso músico ruso, compositor y profesor.
Sufrió un derrame cerebral en 1952, y otro más grave en 1959.
Resultados: parálisis del lado derecho y pérdida casi total de la capacidad lingüística.
Apenas entendía las frases más sencillas (“tócate la nariz”).
Apenas podía hablar (no nombraba objetos, ni construía frases).
Podía leer y escribir palabras cortas.
Sin embargo, siguió su carrera musical, como compositor y profesor.
La realidad es más compleja: las redes neuronales no parecen estar perfectamente fijadas. Por ejemplo, el lenguaje no parece residir siempre en el hemisferio izquierdo).
CASO 2: N.S.
N.S. era un hombre “normal”, sin apenas contacto con la música.
A los 68 años, sufrió un derrame.
Resultados:
Podía hablar, leer y escribir.
No entendía lo que le decían.
No identificaba los sonidos de su entorno (bocinas, campanas...).
Se había ampliado su comprensión de la música:
Se había vuelto melómano.
Cantaba, distinguía todo tipo de melodías (que podía cantar, pero no decir los títulos) y de ritmos (que podía repetir golpeando una mesa).
Aparente paradoja: su capacidad auditiva había mermado (en el lenguaje) y aumentado (en la música) a la vez.
No distinguir los sonidos se suele asociar al hemisferio derecho..Tal vez N.S. procesaba el lenguaje en el hemisferio derecho.
Hay dos factores más de complejidad: la prosodia y las lenguas extranjeras.
Casos de pacientes políglotas con diferentes lesiones: gran variedad en los restos preservados de capacidad lingüística, procesamiento de los sonidos del entorno, lenguas extranjeras y prosodia.
También hay casos en los que se recuperan las capacidades lingüísticas, total o parcialmente.
Unos casos excepcionales: los savants musicales:
Los savants (síndrome del sabio) poseen un desarrollo cognitivo anómalo:
Poseen una capacidad extraordinaria, normalmente en una de estas 4 categorías: arte (música, pintura), cálculo de fechas, matemáticas y habilidades mecánicas específicas (memorizar mapas, calcular distancias, etc.).
Suele acompañarse de deficiencias cognitivas o físicas (ceguera, atrofias).
Los savants musicales suelen tener unos rasgos comunes:
Oído absoluto.
Muchos tienen ecolalia de niños, que suele pervivir de adultos.
Sexo varón (los hombres parecen más expuestos a deficiencias del lenguaje).
Capacidad musical del nivel de un músico profesional. Esto parece diferir de los otros savants (sus habilidades no suponen un verdadero talento para las matemáticas, por ejemplo).
Los savants no obedecen a una lesión, sino que plantean la relación de las capacidades “naturales” de música-lenguaje.
Conclusiones provisionales:
Clara separación cerebral entre las capacidades lingüísticas y las musicales.
Cierto grado de partición de las capacidades lingüísticas.
Zonas de solapamiento (imprecisas) entre las dos capacidades.
4. Lesiones cerebrales: lenguaje sin música (amusia)
Numerosos casos clínicos prueban que el lenguaje puede existir sin música (amusia).
CASO 1: Maurice Ravel (1875-1937)
CASO 2: H.J.
Sufrió una degeneración cerebral en sus últimos 5 años.
Leve afasia, pero agrafia total.
“Nunca terminaré mi Jeanne d’Arc, esta ópera está allí, en mi cabeza, la oigo pero no la escribiré jamás, se acabó, ya no puedo escribir mi música” (noviembre de 1933).
Músico aficionado, sufrió un ataque a los 66 años (1993).
No perdió el lenguaje (ni la escritura, la memoria o el razonamiento).
Amusia severa: no podía tocar el piano, ni cantar.
“Sé lo que quiero tocar, pero ya no puedo transferir la música de mi cabeza a las manos”.
Podía tocar “Kalinka”, una pieza aprendida de niño y repetida mil veces.
La mano izquierda funcionaba peor que la derecha.
Posible lesión en lóbulo parietal inferior derecho.
Como en el lenguaje, también la capacidad musical parece poder dividirse en diferentes componentes.
CASO 3: S.I.
CASO 4: G.L.
Joven de 20 años con un gran hematoma cerebral (1997).
Su percepción musical quedó gravemente alterada:
No podía tocar su guitarra.
Escuchar música se había vuelto desagradable (“los sonidos suenan fríos y vacíos, cantar suena como gritar”).
No distinguía las melodías, ni los ritmos.
Sí distinguía los sonidos del entorno y la prosodia del habla.
Músico aficionado, sufrió un ataque a los 66 años (1993).
No perdió el lenguaje (ni la escritura, la memoria o el razonamiento).
Amusia severa: no podía tocar el piano, ni cantar.
Melómano de 51 años con aneurisma (1980).
Afasia de la que se recuperó tras dos años de terapia.
Amusia permanente.
Conservaba la mayor parte de los componentes musicales (reconocimiento de timbres, melodías y ritmos).
No le funcionaba la “codificación tonal” (si una melodía tiene o no sentido):
Comparación: nuestro conocimiento gramatical dicta si una oración tiene sentido o no.
Comparación: escalas de 5 ó 7 tonos focales, como los sistemas vocálicos (¿restriccción cognitiva de la memoria humana?).
En una canción, la música y la letra parecen procesarse en zonas diferentes.
CASO 5: K.B.
Músico aficionado que sufre un derrame a los 64 años.
Su audición no se dañó.
Amusia parcial: no distinguía ritmos ni tonos.
No distinguía melodías instrumentales, pero sí canciones (con y sin letra).
No podía aprender nuevas melodías, pero sí canciones con sus letras.
Explicación:
Melodía y letra se guardan en zonas diferentes, con algún tipo de conexión.
El “sistema de análisis melódico” activa el “sistema de análisis lingüístico”, y viceversa.
Parece haber una “memoria de la letra” y otra “memoria de la melodía”.
Dato favorable a la hipótesis: todos reconocemos mejor melodías si están asociadas a una letra.