Algunos factores de variación vocálica |
Alexander Iribar – Itziar Túrrez |
El presente artículo* trata de estudiar algunos de los parámetros de variación presentes en la articulación vocálica de nuestra comunidad lingüística. Para ello, y a modo de cala de un trabajo de mayor envergadura, se han recogido las realizaciones de dos hablantes bilingües, manifestándose en sus dos lenguas (euskara y español) en tres modalidades o estilos de actuación de distinto grado de formalidad,1 conseguidas mediante lectura de palabras sueltas, lectura de textos y conversación libre. De esta manera, se analiza la variación vocálica, tanto intralingüística (la asociada a los mencionados estilos de habla) como interlingüística (la referida al uso de dos lenguas, L1 y L2).
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Para obtener la muestra de habla del estilo más formal se elaboró un cuestionario de palabras por cada lengua en el que cada fonema vocálico aparecía doce veces, en distintas posiciones y con distintos acentos, siempre en contextos bilabiales.2 Para la lectura, se escogieron dos textos periodísticos, uno para cada lengua, en los que cada elemento aparecía doce veces en distintos contextos bilabiales. Por último, los dos informantes mantuvieron entre sí dos conversaciones informales -una en cada lengua-, de las que se extractaron nuevamente doce apariciones en contexto bilabial de cada fonema vocálico. En resumen, cada elemento vocálico aparece doce veces en cada uno de los tres estilos señalados y en cada una de las lenguas. Por tanto, se han analizado un total de 720 vocales (5 vocales x 12 apariciones x 3 estilos x 2 lenguas x 2 informantes).
Los dos informantes seleccionados, ambos varones de aproximadamente 40 años y nivel cultural alto, poseen una competencia alta y similar en las dos lenguas. El euskara es la lengua materna (L1) del primer informante (I1), mientras que el español es la L1 de I2.
En el análisis del corpus, realizado por medio del programa Multi-Speech de la Kay Elemetrics Corp., se han obtenido los valores formánticos (F1 y F2) de cada una de las unidades vocálicas. A partir de estos datos, se ha calculado lo siguiente:
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La siguiente tabla muestra los resultados medios de los dos primeros formantes de las cinco vocales, en los tres estilos de habla, las dos lenguas y los dos informantes:
Con los datos de la tabla anterior se construyen los triángulos vocálicos siguientes, distinguiendo los tres estilos, las dos lenguas y los dos informantes:
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La siguiente tabla muestra las distancias entre las vocales que componen los triángulos vocálicos precedentes, así como sus áreas respectivas. Los datos, como en los casos anteriores, están ordenados por estilos, informantes y lenguas:
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Según URRUTIA-ETXEBARRIA-TÚRREZ-IRIBAR (1995), el triángulo vocálico del euskara es más reducido que el del español (QUILIS, 1981). Sin embargo, esto no es así en nuestro caso, puesto que en tres ocasiones (es decir, la mitad de las comparaciones posibles) resulta mayor el triángulo vasco:
Este aparente contraste entre los resultados podría explicarse si se tiene en cuenta que los dos informantes pertenecen a una variedad muy concreta del español (la del País Vasco), mientras que los datos de QUILIS (1981) se obtuvieron con una muestra de todo el ámbito hispánico, en la que, además, no había ningún representante de la comunidad lingüística vasca.3
Parece observarse, además, una tendencia que podría explicar cuándo es mayor el área de una u otra lengua: los dos informantes tienden a realizar un triángulo vocálico más extenso en L2 (es decir, español para I1 y euskara para I2). No obstante, esta tendencia debe considerarse con mucha precaución, no sólo por el evidentemente escaso número de datos manejados, sino también porque se producen dos excepciones:4
A partir de ahora, los análisis tendrán en cuenta los tres niveles de formalidad, por lo que se efectuarán con valores relativos, tomando siempre como referencia base el valor obtenido en el análisis de las palabras; de esta manera, en las próximas tablas, la columna Palabras tendrá siempre un valor 100, mientras que las dos restantes -Texto y Conversación- señalarán el porcentaje de reducción (o ampliación, en su caso) con respecto al valor anterior.
La siguiente tabla contiene los valores calculados para las áreas de los triángulos vocálicos de cada uno de los tres estilos estudiados, en los dos informantes y en ambas lenguas, de modo que presenta tanto la variación intralingüística como la interlingüística:
Puede observarse claramente una tendecia general a la reducción del área del triángulo vocálico a medida que disminuye el grado de formalidad de los informantes. Dicha tendencia se manifiesta de manera gradual en tres de los cuatro apartados, de modo que permite distinguir tres niveles de formalidad, que podríamos denominar formal (palabras) /semiformal (texto) / informal (conversación). Sin embargo, el cuarto apartado (I1 en castellano) permite distinguir únicamente dos estilos, que podríamos denominar formal (palabras)/no formal (texto y conversación).
De modo general, se advierte un porcentaje de reducción ligeramente mayor en el vocalismo del euskara. Además, el comportamiento de los dos informantes no es homogéneo:
La reducción de las distancias de los ejes de abertura y localización5 de los triángulos anteriores aparecen en la siguiente tabla:
La señalada tendencia a la reducción se manifiesta también, lógicamente, en las distancias entre los ejes del triángulo. Más concretamente, se observa lo siguiente:
Si calculamos el porcentaje de reducción de la distancia de cada uno de los lados que unen dos vocales en el triángulo, obtenemos los siguientes valores:
Del cuadro anterior puede destacarse lo siguiente:
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* | Algunos aspectos de este trabajo fueron presentados en el II Congreso de Fonética Experimental, celebrado en Sevilla del cinco al siete de marzo de 2001. |
1 | En relación a los distintos grados de formalidad, véase LABOV (1972). |
2 | Las palabras que componen el cuestionario son las siguientes: Hobi, bide, samina, biguna, ubide, biziki, bilduma, ipini, biga, ozpina, bira, pilota; gabe, epe, epela, bete, betula, hemen, emea, ale, begi, hobeto, bekoki, habe; ama, amama, baba, apala, alaba, bake, makala, bagadi, habia, bakun, malato, malko; gabon, potolo, bolada, amona, bapo, lepo, boga, apopilu, kanpo, bokale, polita, mokoka; mamuka, mukatu, muturra, bulego, bukatu, damutu, ubel, ume, umela, kipula, kopuru, gormutu. Vivo, vivir, civil, hábil, aviso, avisar, mimo, mimar, tamiz, símil, emito, emitir; vela, beber, haber, ave, embebo, embeber, memo, memez, jamé, dimes, remedo, remedar; bala, balón, aval, Tebas, resbalo, resbalar, mata, matar, jamás, camas, timado, amasar; bola, volar, sabor, cabo, rebote, rebotar, moda, modal, amor, amo, remoto, remozar; bula, buzón, bambú, álbum, abuso, abusar, mula, mudar, talmuz, humus, embudo, embutir. |
3 | Precisamente, el estudio sobre el vocalismo castellano de la comunidad lingüística vasca realizado en TÚRREZ (1988) ya observaba una tendencia a la reducción del triángulo con respecto al mencionado del español. |
4 | Obsérvese que las dos excepciones nunca se producen en el estilo más formal (la lectura de palabras). |
5 | Es decir, las distancias entre el F1 de la vocal más abierta y el de la más cerrada, y entre el F2 de la más anterior y el de la mas posterior. |
6 | La coincidencia de los valores de Texto y Conversación de I2 en castellano no es obstáculo para afirmar la existencia de los tres niveles. |
7 | Esta tabla también podría haberse realizado teniendo en cuenta todos los valores de reducción. No obstante, se ha comprobado que, en ambos casos, los resultados no muestran una diferencia significativa. Otro tanto cabe decir de las tablas posteriores, por lo que siempre atenderán a las reducciones máximas. |
8 | El coeficiente de correlación entre la distancia intervocálica en la lectura de palabras y el porcentaje de reducción en la conversación libre es de 0'59. |
9 | En muchos casos no se produce reducción sino ampliación, de modo que el valor medio de la reducción del área en la conversación libre es del 113%. |
10 | Esta excepción tal vez puede explicarse por la pequeña distancia existente de antemano entre las dos vocales. Precisamente, MITXELENA (1977) documenta numerosos casos de cierre [o > u], ya desde antiguo. |
11 | Es precisamente en esta distancia en la que se produce la excepción de I2, únicamente en castellano. |
12 | El distinto funcionamiento de las vocales anteriores y posteriores ya fue observado desde el punto de vista tipológico (CROTHERS, 1978). |
13 | Puesto que las distancias de los segmentos de la rama cerrada son menores que los de la abierta, no parece cumplirse en este caso la tendencia general a reducir más en las distancias mayores. |
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