La máquina analítica


Esquema de la máquina analítica (fragmento)

La Máquina Analítica de Babbage constaba de los mismos componentes materiales que su anterior Máquina de Diferencias, es decir, engranajes y ejes, pero a una escala inconmensurablemente mayor, puesto que requería miles de esos elementos, por un lado, y controles de regulación, por otro. El inmenso conjunto proyectado sólo podía accionarse mediante la energía producida por una máquina de vapor.

Si bien la estructura material de las dos máquinas era básicamente similar, la Máquina Analítica suponía un concepto radicalmente nuevo y auténticamente revolucionario, puesto que poseía la capacidad de operar de distinta manera según los problemas planteados, o lo que es lo mismo: la secuencia de las operaciones se alteraba en función del resultado de los cálculos inmediatamente anteriores. Además, como la estructura de la máquina permitía múltiples usos, su gobierno debía realizarse mediante la introducción de tarjetas perforadas, lo que a su vez exigía un memoria donde almacenar las instrucciones, para que éstas intervinieran en los momentos oportunos para regular los cálculos.

Así pues, en la Máquina Analítica encontramos, asombrosamente, los elementos básicos del moderno ordenador:

Reconstrucción parcial de 1991 (Science Museum of London)

Babbage nunca vio realizado su ambicioso proyecto, pues no consiguió el apoyo económico necesario. Con una devoción casi obsesiva, dedicó el resto de su vida y sus recursos a diseñar piezas y esquemas parciales de su máquina, con la esperanza de comprometer a algún socio capitalista. Su empeño le valió un desdén casi generalizado: su proyecto fue conocido como La Locura de Babbage, quien adquirió fama de excéntrico, por no decir desquiciado.

El legado tecnológico y científico de Babbage no ha sido valorado hasta mucho tiempo después, a pesar de la existencia de algunos continuadores, como el español Leonardo Torres Quevedo (1852-1936), otro sorprendente pionero de la computación.

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