Cultura Vasca
Tema 5.14: El Txistu
La dictadura de Primo de Rivera


Los años de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) no supusieron un cambio demasiado grande en la vida del txistu. Pero, en 1927, se registra un hecho crucial: el nacimiento de la Asociación de Txistularis del País Vasco.




La Dictadura de Primo de Rivera no fue demasiado severa con las manifestaciones de la cultura tradicional vasca, especialmente en sus últimos años.

Ante esta actitud del nuevo régimen, que compaginaba la dura represión del nacionalismo político y radical con una cierta complacencia hacia un regionalismo cultural, el nacionalismo aprovechó para promover un renacimiento cultural vasco, en el que la mezcla entre nacionalismo y vasquismo constituyó el mejor blindaje contra cualquier posible medida represiva (Santiago de Pablo, 1994)

En 1927, nace la Asociación de Chistularis del País Vasco

  • Unos meses más tarde aparece el primer número de la revista-boletín trimestral, Txistulari
  • La importancia de la Asociación (y de la revista) ha sido crucial en el último siglo, y no sólo para el mundo del txistu
  • El ideario de la Asociación está claramente en consonancia con el nacionalismo


(Arrate, 1927)
El ideario de la Euskal Herriko Txistulari Elkartea

La editorial del primer número de la revista Txistulari (1928) pretende aclarar el ideario de la nueva Asociación:

Al iniciar nuestra vida activa […] nos es forzoso, en primer término, invocar el nombre de nuestra Patrona la Virgen de Arrate, […], ofrendándole nuestra labor por el sano arte vasco, para cuya realización impetramos su ayuda.

A la autoridad: sí. En segundo término a ella nos dirigimos para ratificar públicamente lo que ya en privado le tenemos dicho, sin suspicacias. Hemos nacido para el arte, y sólo para el arte del que nuestra milenaria habilidad es mantenedora.

De siempre el txistulari fue el mantenedor oficial de las costumbres del pueblo. Su cargo estuvo y está a las inmediatas órdenes de la autoridad, «Alkate». Y por esta noble significación hemos, hoy más que nunca […] de laborar por que aquellas costumbres que fueron el sello de honor y de paz de nuestros pueblos no desaparezcan; y que, por el contrario, resurjan pujantes por su pureza y honestidad, por su carácter peculiar.
(Txistulari, primera época, 1, 1928, p. 1)

Se adjudica al txistu un triple carácter: vasco, honesto y apolítico

  • Apolítico: lo que se deja más claro (hombres de ley y garantes del orden público)
  • Honesto: implícitamente ligado a la cruzada contra el baile agarrado
  • Vasco: costumbres peculiares (razonamiento tautológico: somos vascos porque somos auténticos)

La Asociación tiene también otro interés: el profesional (carácter elitista)

La función del txistu: el mantenimiento de las costumbres (la danza honesta, i.e., la suelta)

Por tanto, para constituirse en el corazón o el garante de la tradición vasca más pura, al txistulari le basta con evitar tocar nuevos ritmos y, sobre todo, evitar que se baile a lo agarrado. No necesita conocer las danzas de su localidad (ser maestro de danza, como aparecía ya con claridad en la obra de Iztueta), no necesita conocer las canciones, las leyendas, las costumbres, la Historia. Muy especialmente, no necesita hablar euskera (Iribar, 2919)

Algunos de los elementos que hoy componen el concepto de identidad vasca no estaban presentes en 1928

Este concepto del txistu es el promovido (por la Asociación y el entorno del PNV) durante la República

El nivel musical del txistu alcanza un cota nunca antes vista.

En la línea con los años anteriores, la Asociación llevó a cabo una depuración del repertorio:

La Asociación patrocinó una gran expansión social del txistu (bandas municipales, alardes multitudinarios de txistularis)

El caso navarro sigue siendo diferente (no hay banda municipal, su Diputación fue la única que no subvencionó la Asociación, etc.).



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Alexander Iribar >> Cultura Vasca >> El Txistu
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