[ Metamorfosis tecnocognitivas | De la oralidad a la escritura | Ideografía dinámica
Es licenciado en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires, Master en Ciencias de Sistemas por la Universidad de Louisville (Kentucky, EEUU) y por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) de Buenos Aires. Docente de Comunicación en la Universidad de Buenos Aires y Secretario Adjunto del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
Ciberculturas. En la era de las máquinas inteligentes. Paidós, 1995.
:19. Hay una causalidad recíproca entre la metamorfosis de los modos de comunicación y la estructuración de la percepción, tal como lo revelan las conexioes entre el despliegue y el hundimiento de la oralidad en la constitución de la cultura clásica (Ong, 1977; Havelock, 1982), la emergencia y el eclipse de la cultura tipográfica (Eisenstein, 1983; Moles, 1991), la supremacía transitoria de la vista y la cultura audiovisual y sus órdenes epistémicos, la organización perceptual del espacio y el tiempo asociados -su posterior "superación" en manos de la electrónica- y las consecuencias que estos procesos tienen en la codificación de modelos del orden social (Bell, 1987; Levy, 1990, 1991).
:20. Durante decenas de miles de años, para cerca de 5.000 comunidades, la oralidad fue el vehículo intrínseco de comunicación. A partir de la difusión de la cultura impresa este estado existencial primigeniamente oral comenzó a ser sustituido por un mundo visual representado por la escritura.
Los procesos cognitivos y emocionales propios de la civilización occidental emanaron culturalmente de la alfabetización y del modo de ser escritural a ella ligado que empezó a extenderse en Occidente a partir del siglo V a.C. (Ong, 1977).
Lo que en el siglo de Platón era aún premonitorio, a fines del Renacimiento se convirtió en la atmósfera cultural dominante -hasta bien entrado el siglo XVIII.
El ataque sistemático de Platón contra las formas orales de transmisión del conocimiento -y, por ende, contra la poesía como vehículo cultural privilegiado- inauguró una lucha tecnológico-cultural entre modos alternativos de percibir y argumentar qué es "realmente lo real" (Postman y Paglia, 1994).
:21. Contraponiéndose a los modos de conceptualizar la experiencia en términos de adición, redundancia, conservación, cierre, agonística, participación y homeostasis propios del universo oral, la escritura permitió la emergencia de formas de saber duraderas, subsuntivas, vanguardistas, abiertas, emocionalmente frías, objetivas y cambiantes: filosofía, racionalidad, dialéctica.
La imprenta fue la gran homogeneizadora en este lento e irreversible proceso de metamorfosis cognitiva. En el espacio conceptual del libro impreso la escritura se volvió estable, monumental, a entera disposición del autor.
La mecanización de la escritura comenzó con la invención de la imprenta en el siglo XV. La prensa fue el primer procdesador de texto, la primera tecnología de la escritura capaz de multiplicar en masa las palabras. La invención de la tipografía proveyó la primera mercancía repetible, la primera línea de montaje y la primera manifestación de producción masiva (McLuhan, 1972; Eisenstein, 1983).
La ciencia moderno fue un subproducto de la innovación de la imprenta. [...] La imprenta no fue la causa de la revolución científica, pero sí una causa de segundo orden, que al hacer reverberar todas las causas de primer orden entre sí, hizo posible la emergencia de nuevos modos de mirar/hacer.
:22. La primacía de la argumentación racional -resultado y condición de la mecanización de la escritura- está actualmente amenazada por la prolofieración de imágenes y de estilos de sistematización y recuperación de la información intratables por las herramientas distintivas del saber racional clásico.
Lo que la avalancha icónica promete y exige son nuevos modelos de generación, procesamiento y consumo de información que podrían llegar a poner en cuestión las bases mismas del discurso racional, invitando a generar modos igualmente novedosos de relacionarnos con la información y de argumentar (Oren, 1990; Levy, 1990).
:25. ¿Es posible y/o deseable la comunicación postsimbólica? Habida cuenta de las limitaciones presentes en los sistemas de signos no lingüísticos (cine, programación), considerando que las escrituras operativas están a una distancia enorme de las escrituras expresivas, ¿tiene sentido postular la ideografía dinámica como tecnología intlectual autónoma? (Levy, 1990; 1992; 1994).
La ideografía dinámica no es un lenguaje de programación sino un nuevo tipo de interfaz -superador incluso de las realidades virtuales-, un lenguaje de imágenes animadas que busca mejorar la comunicación humana.
A diferencia del alfabeto, que reduplica el lenguaje fonético sobre un plano visual, la ideografía supone una representación figurada y animada de los modelos mentales.
El lenguaje de las imágenes tal como lo postula la ideografía dinámica busca superar las limitaciones del pensamiento en línea fundando los rudimentos de un pensamiento de las superficies (Moles 1991).
Lo que en el posestructuralismo y el desconstruccionismo figuró como agenda meramente anunciada, en la ideografía dinámica apareco como programa de investigación efectivo bajo el rubro de la epistemología experimental (Watzlawick y Krieg, 1994).
Textual Criticism in the 21st Century. 1991. Romance Philology, vol. XLV, pp. 123-147
Models for an electronic critical edition already exist in hypertext, a term defined by its inventor, Ted Nelson, as "non-sequential writing" (1987, chap. 1:17).
Nelson's conception of hypertext is far richer and more sophisticated than one might think from that definition. He views it as a total data system, global in scope, to which authors would contribute texts and from which they would receive royalties to the extent to which those texts are read and used by others.
One key device is the "quote link", whereby quoted material is not incorporated bodily into new text, creating a second copy of it, but is rather connected to it by means of a link to the original text.
Thus a scholarly article would no longer require the author to transcribe cited material but merely to establish a link to the passage in question.
In turn, when someone else cites the second text, the first one is carried along with it, and both authors receive royalties in proportion to the amount of text cited from each.
Hypertext allows users to establish connections (links) between individual sections (nodes) in two or more computer files using software tools designed for this purpose.
One such connections have been established, users can move at the touch of a key from one of these sections to another, each appearing in its own window on the computer screen as connections are followed from section to section.
Thus "links allow movement from one node to another, following a conceptual path.
Hypertext can be used to embed additional text, such as a glossary or commentary, into an existing text. It can also be used to link related parts of a single text or multiple texts, providing a visual cue to the reader that there is related material at the other end of the link" (Stigleman 1990:15).
A typical use in an electronic critical edition would be to establish a link between a passage in the text and the note explaining that passage. The note in turn might be linked to a parallel passage in another text, and so on.
A "hypertext document system allows authors or groups of authors to link information together, create paths through a corpus of related material, annotate existing texts, and create notes that point readers to either bibliographic data or the body of the referential text" (Yankelovich et al. 1985:18).
But hypertext systems need not to be limited to text. They can "include linking together discrete blocks (e.g., word, paragraph, text document, graphical object, spreadsheet cell, and video frame) to form webs of information, following different paths through the information webs, and attaching annotations (special types of links) to any block of information" (Yankelovich et al. 1985:19).
Once links have been established, users can travel along them in either direction, from source text to destination, or vice versa.
Essentially, links allow sophisticated cross-referencing capabilities within and between electronic documents as well as immediate access to the cross-referenced materials.
"Hypertext emphasizes connections and relations, and in so doing, it changes the way the texts exist and the way we read them" (Landow 1989:174).
The importance of nodes and links, basic to hypertext, can be traced back to the first formulation of the concept by Vannevar Bush (1945). Nodes contain the raw data, while links are the structuring devices that hold it together, that give it shape and form.
Conklin (1987:3) sums up the properties of functions of links:
But connections and relations are only one of the functions of a hypertext system.
Hypertext is not merely a collection of data of various kinds, but also the software with which to manipulate it. For (Yankelovich et al. 1985:18):
"the minimal set of capabilities incorporated into an electronic document system should include tools for
This last item follows from the fact that electronic text is ininitely malleable, a characteristic that is both an advantage and a danger for textual criticism: it allows editors to build on their own previous work or successive editors to build on that of their predecessors; on the other hand, scholarly progress will not be enhanced if, between the time an author cites a particular hypertext edition (=hyperedition) and the time the reader sees that citation, the text is updated by the editor.
There must be a way to cite, maintain, and recover successive versions of a hyperedition, a problem whose ramifications are discussed in some detail by Nelson (1987, chap. 2:14-22, 25, 43, 45-46).
Finally, the scale and organization of the hypertext system itself has a direct bearing on the utility of the hyperedition developed under it. Without going into a detailed analysis of the various types, suffice it to say that the model here postulated is document-based, a large universal library "docuverse" along the lines of Nelson's Project Xanadu (cf. Fiderio 1988:242).