El Correo Digital  
Jueves, 28 de febrero de 2002  Webmail    Alertas   Envío de titulares    Página de inicio
PORTADA ACTUALIDAD ECONOMÍA DEPORTES OCIO CLASIFICADOS SERVICIOS CENTRO COMERCIAL PORTALES
EL TIEMPO


ÁLAVA
ÁLAVA
La Diputación decide destruir una parte de sus archivos, colapsados por 17 kilómetros de documentos
La Administración alavesa guarda en sótanos y almacenes de catorce edificios los papeles acumulados en los últimos años Sólo el departamento de Hacienda genera mil metros de cajas al año
MILES DE CARPETAS. Una funcionaria de Hacienda busca un expediente en el archivo del búnker de la calle Samaniego. / IOSU ONANDIA
Imprimir noticiaImprimirEnviar noticiaEnviar
REPARTO DE PAPELES
Oficinas: Los centros de trabajo de los funcionarios acumulan 3 kilómetros de documentos de no más de tres años de antigüedad.

Sótanos: Los expedientes guardados en los almacenes de doce in-muebles de la Diputación ocupan otros 10 kilómetros.

Archivo Foral: El edificio situado en el campus universitario almacena documentos de hace más de diez años. Ocupan un total de 4.050 metros lineales, de los cuales sólo 550 metros corresponden al archivo anterior a 1930.

Almacenes privados: En las instalaciones de una firma privada están depositadas más de 9.000 cajas con expedientes fiscales de Hacienda.
De Vitoria a La Puebla de Arganzón. Si la Diputación pusiera en fila todos los documentos que al-macena llegarían desde el Palacio de la Provincia hasta Treviño. Las dependencias forales no dan para más. El papel ha desbordado por completo la capacidad de almacenamiento y el Gabinete Rabanera, que hace dos años encargó la elaboración de un plan para la gestión de tanto documento, ha decidido tomar medidas urgentes.

Los redactores del estudio han llamado la atención sobre un da-to: los papeles que se conservan en almacenes y sótanos de catorce inmuebles -el Archivo Foral, doce edificios dependientes de la Administración alavesa y una empresa privada- aumentan ya a un ritmo de tres kilómetros al año. Sólo el departamento de Hacienda genera cada año mil metros de contenedores de papeles relacionados con los contribuyentes.

Como los sótanos de 3.000 me-tros cuadrados del edificio de la calle Samaniego son incapaces de absorber tal volumen de documentos, la Diputación optó en 1997 por contratar los servicios de una firma de Vizcaya para depositar en sus instalaciones más de 6.000 cajas lacradas con certificados fiscales. Hoy son 9.000 y están en las dependencias de una empresa alavesa que cobra 99.167 euros al año (16,5 millones de pesetas).

Esta medida no ha sido suficiente para atajar el problema y el Gabinete Rabanera ha decidido adoptar una solución más drástica: empezar a destruir viejos ex-pedientes carentes de interés tanto para la Administración como para los ciudadanos de a pie

Antes de fin de año

«¿Para qué vamos a guardar solicitudes de subvenciones que fueron rechazadas hace una década?», se pregunta el director foral de Servicios Generales, Luis Mu-ro. El ejemplo podría extenderse a un amplio abanico de informes. Por ello, la Diputación se deshará antes de final de año de documentos que hayan prescrito y que juzgue de nulo interés. El objetivo, «ahorrar espacio y garantizar una gestión eficaz que facilite el acceso y consulta de la documentación que de verdad importa».

La fecha exacta en que se co-menzará a expurgar los archivos está aún sin definir. Antes se creará una comisión de juristas y responsables de los diferentes departamentos que definirá los criterios a seguir para seleccionar los papeles que desaparecerán.

De forma paralela, se formará a funcionarios que serán los responsables de archivar el papeleo de sus respectivos servicios, con el fin de que se guarde únicamente lo que, de verdad, es importante. Asimismo, se pretende diseñar e implantar un sistema informático que facilite la labor.