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Miércoles
1 septiembre
1999 - Nº 1216

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Rara explosión

EDUARDO HARO TECGLEN

El universo empezó con una gran explosión en un punto muy pequeño del espacio. ¿Qué punto, qué espacio? Se publicó aquí una entrevista de Pepa Roma con el sabio Francisco Sánchez, director del Instituto Astrofísico de Canarias, tal vez el primer Nobel español en esa ciencia, que ha colocado a España a la cabeza de las ciencias exploratorias del universo: como en todas las buenas entrevistas, y ésta lo es, se sabe más del ser humano que de su ciencia. Es un hombre bueno, seguro de que hay planetas bellísimos con seres mucho más inteligentes y amorosos que nosotros.

Algún cínico dirá que eso es normal. Encuentra Francisco Sánchez que el universo restalla de belleza, desde supernovas, agujeros negros, explosiones de rayos gamma, "hasta esa cosa tan maravillosa como es una mujer ya hecha". Cierto. Habrá también científicos o legos que vean excepcional la belleza de las mujeres haciéndose, cuando expanden en la explosión de varios puntos en un espacio pequeño, y las estudien como trabajo de campo. Tengo la sensación de que todo está haciéndose. Explotando o, mejor dicho, explosionando. ¿Y cuando termine la explosión, como terminan todas? ¿Quedarán ruinas? A veces, Francisco Sánchez piensa que el universo "sólo te lo explicas echando mano de alguien externo que ha creado todo esto". ¿Externo a qué? ¿Qué punto, qué espacio? ¿Provocó Dios -el externo- esta explosión? ¿Por qué tuvo esa extraña manía? ¿O se le cayó el punto, qué punto, al suelo, qué suelo? ¿Nació con la explosión? ¿Está Dios explotando? De todas maneras, las dudas, las sospechas y lo que cree saber el astrofísico resultan un poco más comprensibles que las explicaciones del Papa sobre cielo e infierno. Tampoco le entendí, pero eso pasa con la teología. Antes astrofísica que metafísica.

Lo que me importa es el hombre que me cuenta Pepa Roma: el Francisco Sánchez que se fue solo al Alto Estado Mayor para oponerse a que hicieran instalaciones militares en la isla de la Palma en lugar de dejar el sitio para el observatorio; el que se opuso a que lo ocupara la NASA para hacer "una estación militar disfrazada de observatorio"; el que dejó su propia investigación para reunir un grupo de 300 científicos en un trabajo común. Ojalá encuentre ese lejano planeta poblado de belleza y amor. Seguro que también ha encontrado algo aquí. Muchas veces merece la pena mirar hacia abajo.

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