Jueves 23 marzo 2000 - Nº 1420
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El historiador marroquí Abdallah Laroui gana el Premio Catalunya El estudioso confía en que el premio avive el interés por la historia de su país PEDRO CANALES,
Rabat
"Espero que este premio avive la curiosidad de una vasta capa de lectores españoles sobre la historia de Marruecos, para conocer en particular su época moderna", señaló el historiador. Abdallah Laroui no quiere que el conocimiento se limite a la historia, sino que desea que se traduzca en un acercamiento real entre las dos sociedades. "Sé que muchos intelectuales y profesionales españoles conocen alguna de mis obras, pero quizá ahora esta curiosidad alcance a otros sectores de la sociedad".
Como investigador e historiador, el profesor Laroui, que imparte todavía algunas clases a profesores universitarios que preparan tesis doctorales, no quiere quedar preso de la coyuntura del momento. "Lo que me interesa de las relaciones hispano-marroquíes no es lo que pasa en el momento, sino el futuro a largo plazo", puntualiza señalando que incidentes como los ocurridos en las últimas semanas en El Ejido son "coyunturales y pasajeros". Y añade: "Entiendo que las crisis del momento pueden ser importantes, pero no deben dañar las relaciones de futuro".
Política de vecindad
"Lo que realmente me preocupa es la visión a largo plazo, la visión global de las relaciones entre España y Marruecos, entre comunidades autónomas como Andalucía y Cataluña, y Marruecos. Y veo que cada vez más ambos estamos obligados a desarrollar una política de vecindad". Sin embargo, como buen catedrático y hombre de vasta cultura, Laroui es crítico. "Creo que hay que reconocer que Hassan II tenía una visión de futuro de las relaciones con España, algo que echo en falta en los líderes españoles". Sobre la necesidad de esta "visión global", Abdallah Laroui es inflexible.
En la investigación histórica, que es lo suyo, Laroui estima que el balance bilateral es netamente positivo. "Todos los embajadores españoles que he conocido se han preocupado de impulsar los estudios y la investigación sobre la historia común de nuestros dos países, sobre Al Andalus o la poesía. Eso está bien. Pero a mí lo que me interesa es sobre todo el estudio comparativo de las experiencias de las dos sociedades, por ejemplo la formación en España de la idea de nación y el fenómeno de las comunidades autónomas". "El fenómeno andaluz y el catalán" centran en buena medida la el interés de Laroui. Y considera: "Eso es crucial, y además creo que en proyectos mediterráneos Cataluña es muy activa".
Según el historiador, "la comparación entre España y Marruecos, dos países que han conocido la colonización y la descolonización, es una fuente de riqueza y de enseñanzas". Americo Castro y sus ideas sobre la formación del Estado en España, dice, le han marcado como investigador.
Como hombre de su tiempo Abdallah Laroui percibe los cambios que se están produciendo en Marruecos. "Hay una gran diversificación de la creatividad, de las opiniones, de la expresión. Esto permite soñar con proyectos de horizontes nuevos", explica. Sin embargo, Laroui se siente obligado a reclamar prudencia en los juicios de valor: "En España la religión ha desempeñado un papel histórico innegable. En Marruecos, también. Pero hay que relativizar las cosas, no atribuir al islam el peso que a veces se le da". "De todas maneras", concluye, "la dirección en la que se encamina el mundo es la de la modernidad y la democracia, y cualquier país que no lo entienda se quedará inevitablemente en la cuneta".
Abdallah Laroui recibirá personalmente el Premio Catalunya en Barcelona el 15 de junio.
J. ANTÓN,
Barcelona
El fallo destaca asimismo de la obra del marroquí: "Supone una plataforma de conocimiento y debate indispensable para clarificar e impulsar nuestra relación -catalana, española, europea- con el islam y con el Magreb". Y señala también el interés de la obra novelística que, junto a su labor como historiador, ha ido escribiendo Laroui.
Ayer, al comunicar el fallo del premio, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que lo es también del jurado, quiso subrayar la independencia de esa decisión: "No obedece a ninguna consigna política", dijo, aunque a continuación destacó que su Gobierno ha estado muy atento a la relación con el Magreb y con Marruecos en particular. "Esto parece fácil de decir hoy, pero hace 15 o 20 años nosotros ya estábamos en ello y se nos veía por eso como una rara avis. Había entonces una actitud hostil y poco realista hacia las relaciones de España con Marruecos". Y continuó: "Siempre hemos comprendido que desde el punto de vista económico, político y demográfico Marruecos es un país esencial para nosotros". Pujol deploró que, tras la "esperanzadora" Conferencia de Barcelona, "en estos dos últimos años el capital de política mediterránea que se había logrado se ha perdido; habría que recuperarlo". Por ello, añadió, "hay que congratularse de todo lo que pueda ayudar a mejorar la relación con Marruecos".
Sobre Laroui, Pujol afirmó: "En general es un desconocido para nosotros, pero para Marruecos es importante, y a nosotros nos interesa lo que es importante para Marruecos". El presidente catalán, que dijo haber leído alguna de las obras del historiador, destacó las páginas de éste dedicadas a Hassan I y a su empeño modernizador sin prescindir de la tradición. Un somero análisis del fenómeno colonial llevó a Pujol, en un sorprendente circunloquio, a hablar de 55 días en Pekín y Ana y el rey de Siam, aprovechando para valorar a Ava Garner. Y no quedó claro cómo había que relacionar todo ello con Laroui. Pujol aprovechó para recordar "con orgullo" que la Ley de Extranjería "es obra del Gobierno de la Generalitat" y subrayó que es necesaria.
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