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Revista ArqueoHispania, 0, 1999

 

HALLAZGOS EN EL ENTORNO DE LA VILLA HISPANORROMANA DE VILLAVERDE. INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL POLIDEPORTIVO DE EL ESPINILLO (MADRID).

POR

ESTHER ANDREU MEDIERO
JOSÉ MARTÍNEZ PEÑARROYA

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Fig. 9 Área de zapatas.   lupa_gris.gif (83 bytes)

 

 


Fig. 10 Zapatas 4 y 5  lupa_gris.gif (83 bytes)

2.  ESTUDIO DE MATERIALES

2.1.   SUPERFICIE

Durante los trabajos de seguimiento arqueológico del movimiento de tierras y sobre todo en la mitad norte del inmueble se recuperaron algunos fragmentos cerámicos en superficie, así como dos lascas de sílex retocadas (SP-1 y SP-2).

Dos son los fragmentos de cerámicas utilizadas para la cubrición de viviendas, con impresiones digitales (SP-SE-3 y SP-SE,4).

Las cerámicas pintadas de tradición indígena se hallan bien representadas, tanto con decoración de bandas oscuras (SP-Ro-1, SP-RO-9, SP-B, SP-RO-2. SP-RO4, SP-RO-2 y SP-RO-3) ó pintura roja (SP-RO-6, SP-R~12, SP-25, SP-SE-5 y SP-22). Una de ellas, una base con resto de galbo con una banda oscura, presenta una estrella de cinco puntas incisa

Las sigillatas se hallan menos representadas, habiendo dos fragmentos con decoración a base de pequeñas incisiones en el galbo (SP-4 , SP-26 y SP-27). Otro es un fragmento de borde y galbo con decoración gallonada (SP-14).

De un momento bajomedieval se ha recuperado un fragmento de borde y galbo, con decoración de incisiones en el labio (SP-13) y un fragmento de escudilla con el borde y parte del galbo exterior vidriado en color melado (SP-1).

Por último, de época moderna, documentamos un fragmento de plato de porcelana con decoración en verde, tipo Pickman (SP-30), así como otro similar con decoración en color ocre (SP-12-1), además de otros fragmentos de cerámica común indeterminados.

2.2. FONDO 1

El fondo núm. 1 presentaba dos unidades estratigráficas. La mas extensa (u.e.001), de una forma tendente a la elipsoide, y con unas dimensiones máximas de 3,20 x 3,50 m., estaba compuesta por tierra de color gris oscuro y bastante homogénea. En el área central de esta mancha gris aparecía otra de color mas oscuro, casi negra (u.e.002), de forma sensiblemente circular y con un diámetro de 1,90 m.

En la u.e.001 se encontraban algunas piezas de piedra tallada, destacando un cuchillo sobre lámina de sílex (001-4), así como varias lascas. De piedra pulimentada podemos destacar un fragmento de moledera pasiva (001-7) y otra activa (001-ó). De metal únicamente se encontró un alfiler (001-29).

Han aparecido algunos restos de materiales constructivos, como un fragmento de teja con digitaciones (001-18). En cuanto a recipientes cerámicos destacan algunos fragmentos de sigillata, uno de ellos con decoración gallonada. De recipientes de almacenamiento hay que mencionar un asa de cerámica común, así como algunos bordes de cuencos y vajilla dé mesa, también comunes.

En la u.e.002 aparecen únicamente varios fragmentos constructivos, tejas sin digitación, así como restos de recipientes. Uno de ellos corresponde a un galbo de cerámica sigillata con incisiones (002-2), así como otro con restos de decoración pintada con una banda de color oscuro (002-7).

La unidad 003 se corresponde con el material general del fondo. Se compone de los mismos elementos que en las unidades anteriores. Junto a restos constructivos (teja con digitaciones) aparecieron varios fragmentos de cerámica común, así como algunos fragmentos de cerámicas pintadas (003-7, 003-12, 003-16).

Un total de cuatro lascas retocadas de sílex complementan el registro material de esta unidad. El único material metálico es un fragmento indefinido (003-5).

2.3.   FONDO 2

El fondo número 2 tiene una longitud de 5,20 m. en el eje norte - sur y fue detectado en el perfil oeste durante las labores del movimiento de tierras. Por este motivo su eje este - oeste conservaba 2,80 m. de una longitud total desconocida. Su profundidad máxima era de 58 cm. y estaba relleno por una tierra pardo clara (u.e.006) en su mitad sur, estando el resto del fondo por una tierra gris clara. (u.e.007). La unidad 008 se corresponde con la limpieza general del perfil y de la superficie cuando en un principio no era fácil detectar las otras dos unidades.

En piedra pulimentada destaca la presencia de cinco molederas activas de pequeño tamaño (006-1, 006-2, 006-3, 006-4, 006-12), así como de dos fragmentos pasivos (006-10, 006-11).

Dos cuchillos en sílex (006-5, 006-ó) y cuatro lascas componen la nómina de piedra tallada.

Los fragmentos cerámicos selectos son bastante numerosos. Aparecen algunos que por su técnica y tipo de decoración podíamos fecharlas en un horizonte Cogotas del Bronce Final. Las decoraciones por incisión (006-54, 00630, 006-13, 006-46) en bandas o en una técnica mixta de incisión y boquique (006-15,) se hallan bien representadas, así como un fragmento con posible impresión de cestería (006-67) y un mamelón (006-56). 0tros fragmentos de cerámica oscura, sin decoración, podrían adscribirse a este periodo.

El material cerámico mas abundante es el fechado en época romana. Junto a un fragmento de teja con digitaciones (006-14), otros fragmentos podrían encuadrarse en las cerámicas de tradición indígena con pintura a bandas, tanto en el galbo como en el borde. Entre las primeras destaca un fragmento de gran tamaño (00650) y otros menores (006-19, 006-21, 006-33, 066-52), algunos con pintura de color oscuro (006-69, 006-62). En el borde, especialmente de platos y con pintura rojiza destacan los números 006-14, 006-65, 006-61 y 006-44.

Los fragmentos de sigillata son más escasos. Uno de ellos presenta una estampilla (006-43), otros son fragmentos de galbos lisos (00645, 006-68), habiéndose recuperado incluso algunas sigillatas claras (006-21, 006-48, 006-49) Hemos de destacar así mismo, un posible fragmento de cerámica marmorata (006-41). Tres fragmentos de galbos de pasta gris oscura presentan decoración incisa en bandas onduladas (00640 -1, 2 y 3).

Coincidiendo con el área central de la unidad 007 se realizó una trinchera en sentido este - oeste, de 0,50 m. de anchura y profundidad de 0,58 m. hasta alcanzar el sustrato natural. No se apreció ninguna diferencia estratigráfica en los escasos materiales recuperados durante la excavación de esta trinchera.

Tres son los fragmentos de molederas activas (007-1, 007-2 y 0075). Los fragmentos de sílex tallado son más numerosos. Destacan dos dientes de hoz (007-11, 007-12) y dos láminas retocadas (007-4, 007-7). El resto son cuatro núcleos de sílex, alguno de ellos de gran tamaño (007-8, 007-9, 007-10 y 007-19).

Los restos cerámicos son fragmentos de pastas oscuras y sin decoración, excepto una con una banda oscura pintada, de tradición indígena (007-22), y otras cuatro con incisiones (007-14, 007-15, 007-17 y 007-21).

El material general lítico del contexto 008, se compone de dos cuchillos sobre lasca de sílex (008-1 y 008-3) y una lasca retocada (008-2).En cuanto al material cerámico existen dos fragmentos de galbo con decoración pintada en bandas rojas (008 - , 008-ó) y otro con bandas estrechas y oscuras (088-1 1 ). Destaca un fragmento de borde y galbo de perfil netamente romano.

2.4.   ÁREA DE ZAPATAS

En un área situada en el ángulo noroeste del inmueble, se detectó la presencia de algunos materiales arqueológicos, aunque sin hallarse contenidos en ninguna estructura como las descritas anteriormente. Por ello se reservó toda la zona, desde la cota original del terreno y se procedió a su excavación mecánica controlada., tras documentar en su superficie una serie de "zapatas" y excavar manualmente las más significativas, dividimos todo el área en secciones de planta rectangular que fueron numeradas para su excavación.

En el área denominada A no aparecía ninguna zapata, aunque se detectó una acumulación de material en su extremo sur. El único elemento metálico consiste en un clavo de pequeño tamaño. Los elementos constructivos son bastante abundantes. Los hay lisos, con digitaciones o con acanaladuras más anchas. Otros elementos cerámicos son restos de ollas (A-17) y cuellos de recipientes cerrados (A-16). También se recuperó un fragmento de cerámica sigillata (A-4).

En el área B se registraron al menos tres zapatas y algunos materiales arqueológicos, sobre todo en su lado norte. En piedra pulimentada destaca un fragmento de moledera pasiva (B-01).

Tejas lisas o con incisiones también se hallan presentes. Otros elementos cerámicos son comunes, excepto dos galbos de sigillata estampillada (B-5 B-6). Incluso se han documentado algunos fragmentos de cerámicas bajomedievales. Del interior de la zapata 16 se recuperó un fragmento de teja y otro de base de un fragmento de cerámica común.

El área C se corresponde con el ángulo nororiental del espacio delimitado y también contenía la huella de tres zapatas. Por proximidad y similitud se le asimiló el material del área D. De nuevo el material cerámico más abundante está constituido por grandes fragmentos de tejas, la mayoría con digitaciones. El resto se compone de fragmentos de cerámicas sigillatas lisas (C-3, C-5, C-6) o decoradas con gallones (C1, C-2 y C-4) o con incisiones (C-7).

A partir del área E, y como la presencia de zapatas era mayor, redujimos la anchura de cada una de las zonas de excavación. No obstante el único material recuperado es un posible alisador de piedra

También es notable en el sector F la presencia de zapatas, con al menos cinco de ellas. De nuevo los fragmentos de tejas son los más abundantes, algunos con digitaciones (F-5, F-2). Destaca un fragmento de ladrillo de lados no paralelos (F-3). También hacemos mención de un borde y galbo de sigillata gallonada. En el área G sólo se recuperó un fragmento y galbo de cerámica común.

En el área H se concentra el mayor número de zapatas, apareciendo incluso orientadas en dos sentidos. Se excavaron las zapatas 3, 7 y 14, apareciendo en esta última un fragmento de hierro, posible clavo.

Las dimensiones de las zapatas son las siguientes:

Tabla 1. Dimensiones de las zapatas

Zapata

Largo (cm.)

Ancho (cm.)

1

73

20

2

74

35

3

75

20

4

75

20

5

75

20

6

70

20

7

60

20

8

73

20

9

70

20

10

70

25

11

65

20

12

76

20

13

75

20

14

60

25

15 – I

60

20

15 – II

58

20

Hemos de reseñar también la aparición de algunos materiales arqueológicos, de cronología hispanorromana, y especialmente concentrados en su ángulo sudoeste. Entre los mismos no existe ningún material relevante.

3.  EL POBLAMIENTO ROMANO EN EL CURSO BAJO DEL RÍO MANZANARES

Aunque los cursos medio y bajo del río Manzanares destacan por la existencia de numerosos asentamientos fechables en la Prehistoria reciente y también hallazgos de materiales en posición secundaria adscribibles a los paleolíticos medio y superior, es de notar la presencia de algunos yacimientos de fecha posterior, concretamente hispanorromanos. Podemos señalar tres puntos, y que de norte a sur son las villas romanas de Villaverde (Pérez de Barradas, 1931-32), los hallazgos de Perales del Río (Blasco et alii, 1991 ) y la villa y anexos de La Torrecilla (Lucas et alii, 1981 y 1982).

Los otros lugares con presencia de asentamientos hispanorromanos en las inmediaciones de la actual ciudad de Madrid, son los hallazgos de las villas de Carabanchel y de la Casa de Campo. Por no hacer prolijas estas líneas no detallaremos estos hallazgos que pueden consultarse de forma conjunta en otras síntesis. No obstante mencionaremos que los restos de la villa de la Casa de Campo se sitúan en la margen derecha del arroyo de Meaques, entre el puente que lleva a la Puerta del Angel y el puente de la Agachadiza, de la que dista de unos 200 m., sobre un área de lomas suaves. Sin embargo, el material que se recuperó en su excavación fue muy escaso, destacando la existencia de dos impluvium.

La villa de Carabanchel, conocida desde mediados del pasado siglo (Rada y Delgado, 1885) no ha sido sometida a un proceso de excavación sistemática. No obstante destacan sus mosaicos, así como la existencia de materiales arqueológicos suficientes como para fechar la estructura en los inicios de la Era.

Centrándonos en el curso bajo del Manzanares y aguas abajo de las villas de Villaverde, a las que después regresaremos, destacan los hallazgos del área del término municipal de Getafe conocido como Perales del Río, situado en la segunda terraza del río, a 110 m. del cauce actual (Hoja 583 - U.T~M. 4.462.9 446.3). cerca de la confluencia del arroyo Quiebro con el río Manzanares (Blasco et alii, 1991).

Los hallazgos se produjeron en un arenero, por lo que fue difícil conocer la extensión total del asentamiento, aunque los autores la estiman en una superficie de 250 x 150 m. Los hallazgos de época hispanorromana no se encontraban solos, que la mayoría del registro era fechable en el Bronce Final. Así en la cuadrícula D-1 destaca la presencia de restos de un hogar fechado en la Edad del Bronce. Esta cuadrícula es una de las mas completas, ya que además del hogar presenta un fondo abierto en época del Bronce Final y reutilizado en época tardorromana, además de un suelo de ocupación de la primera época, sellado en la segunda.

Es de hacer notar que en el fondo 5 existía una mancha de tierra mas clara y dura en forma de paralelepípedo interpretada como posible resto de muro de tapial, aunque no hay otros restos estructurales. Coetáneos a este yacimiento de Perales son los Areneros de Oxigeno, la Torrecilla, Francisco Pérez, la Aldehuela o Los Vascos. y pertenecerían al momento de formación de Cogotas I. El segundo conjunto, ya de un momento de plenitud (Arenero de Soto, Fábrica de Ladrillos y Arenero de Jesús Fernández), presenta unos materiales con mayor abundancia de decoraciones y formas con perfiles más acusados. La cronología de la primera época estaría entre los siglos Xll a Vll a.C. corroborados por las dotaciones efectuadas en el yacimiento de la Fábrica, situado a 3 km. de Perales.

Explícita por otra parte es la cita que reproducimos a continuación y que refleja el ser de este asentamiento:

"Este yacimiento de Perales, al igual que los yacimientos próximos de/ Horizonte Cogotas I, carece de murallas u otro tipo de defensa artificial, así como de obras públicas de otra naturaleza, esta ausencia, unida a la falta de una arquitectura doméstica en duro, dificulta la identificación del perímetro del asentamiento, aunque a juzgar par los restos localizados en el arenero abierto, hemos calculado que, al menos, pudo alcanzar cerca de cuatro hectáreas, una superficie ciertamente importante para lo que es habitual entre este tipo de yacimientos que, en general, parecen albergar a grupos poblacionales de escaso tamaño que bien pudieran estar relacionados con organizaciones más amplias, y con asentamientos más estables en otros puntos mas o menos lejanos."(Blasco et alii 1991:116)

El asentamiento hispanorromano tiene menor entidad que el descrito con anterioridad, pero nos es interesante por reproducir el mismo modelo de asentamiento con dos épocas de ocupación, como ocurre con el objeto de estas páginas.

Aguas abajo se halla, también en el término de Getafe, el yacimiento romano de La Torrecilla, quizás a menos de un kilómetro de distancia, por lo que pueden estar en relación. Los materiales romanos son muy escasos, con sólo algunos fragmentos de teja y ladrillo. Los materiales datados como pertenecientes a Cogotas se fechan entre los siglos XI - IX a.C., mientras que los tardorromanos lo están entre la segunda mitad del siglo IV y fines del V d.C., en momentos quizás relacionados con una economía ganadera.

Pero es en la denominada necrópolis de La Torrecilla donde existen restos que pudiéramos datar como restos de una villa o al menos de un establecimiento hispanorromano tardío, con áreas de habitación (Lucas et alii, 1981) y de áreas de incineración (Lucas et alii, 1982). No obstante los restos estructurales no estaban muy definidos, o al menos tanto como los de Villaverde. Los materiales si son bastante semejantes a los del Polideportivo del Espinillo, notándose también la presencia de restos de tegulae. Los autores abogan por una ocupación ininterrumpida desde los siglos II -III hasta baja época romana, continuando en tiempos más tardíos con la presencia de un cementerio visigodo (Priego y Quero, 1977)

Los restos encontradas en el polideportivo del Espinillo se hallan directamente relacionados con las villas de Villaverde, no sólo por su proximidad sino también por su similitud, como en el mencionado caso de las tegulae y sus marcas. Estas villas se situaban en el km. 3 de la Ctra. de San Martín de la Vega, junto al puente del ferrocarril, sobre el trazado de una antigua vía romana que iba desde el puerto de la Fuenfría, pasaba el Arroyo Meaques, y por Getafe llegaría a Titulcia y Aranjuez, pasando por Villaverde.

Según el plano que aporta Pérez de Barradas (1931-32) la villa se situaría en la actual confluencia del antiguo camino de Villaverde a Vallecas, y la carretera de San Martín de la Vega, muy cerca del área denominada de "la Factoría Euskalduna". En línea recta al polideportivo del Espinillo, no existiría más de unos cuatrocientos metros, situándose aquel al noroeste de la primera. Por ello es muy verosímil que los restos documentados en la presente intervención constituyan parte de una de las áreas de influencia de la pars rústica de la villa.

Lejos estamos aquí de los hallazgos de restos de mosaicos y de estucos de la villa superior. En la inferior eran más abundantes los restos materiales no suntuarios, ni las estructuras, que por el contrario, estaban bien definidas en la superior. El autor menciona que la villa inferior fue formada en los últimos años del siglo I d.C. y su destrucción y edificación de la superior corresponde posiblemente al siglo II o principios del III.

De la inferior son muy abundantes los restos de tegulae y ladrillos, así como de algunos mosaicos bícromos, pero en fragmentos muy pequeños. Las imbrices aparecen con marcas realizadas con el dedo, similares a las que presentamos. De la villa superior, además de los restos constructivos mencionados, también se hallaron algunos arquitos de una conducción de agua. Sobre una base de opus signinum, se levantaban los arcos, 55 cm. sobre aquel. Esta villa superior estaba circundada por un muro, al parecer de mayor entidad que los interiores.

En el polideportivo de El Espinillo nos hallamos más cerca de esta villa de la primera época que de la de la segunda, a juzgar por la ausencia de restos constructivos, aunque ello no debe ser fósil director, pues al hallarmos en la pars rustica, es muy posible que no tuviera áreas constructivas de interés.

Vienen en definitiva a añadirse estos restos al conjunto de los asentamientos hispanorromanos de Villaverde Bajo y por ende del curso medio - bajo del río Manzanares, área que si bien no tiene una caracterización urbana, como ocurre en la cercana Complutum, mantiene una ordenación del territorio y poblamiento ya suficientemente contrastada.

4.   CONCLUSIONES

Tal y como apunta el profesor Fuentes Domínguez (1984), en las obras clásicas existe una confusión a la hora de denominar a los pueblos que habitaban el interior de la Península, a los que genéricamente se tiende a aglutinar bajo el nombre de celtíberos. Bien es cierto, que frente a la actuación conquistadora de los romanos, los pueblos del interior de la Meseta, vienen a agruparse en coaliciones y confederaciones. Pero esta uniformidad, también para el mismo autor, es fundamentalmente socioeconómica, y esto parece lógico, puesto que la actividad económica está intrínsecamente ligada a las características físicas del medio. El índice pluviométrico, así como el régimen de temperaturas, hacen a la Meseta especialmente dotada para el cultivo del cereal y la ganadería, desde la Prehistoria hasta nuestros días. El clima, que en la Antigüedad era más húmedo que hogaño, era garante de pastos durante gran parte del año, existía una gran cobertura de bosques y por este motivo proliferaban los rebaños de ovejas, cabras y bóvidos.

En cuanto al cultivo del cereal, serían el trigo, la cebada y el centeno fundamentalmente, aunque el Dr. Fuentes opina que también se darían cultivos de tipo industrial como el cáñamo y el esparto. En menor medida que en tierras andaluzas, también se cultivaría el olivo.

La época imperial de la dominación romana, puede quedar definida en dos periodos claros. En primer lugar y desde Augusto, la romanización de la Meseta está basada en la urbanización, es decir, en la creación de grandes ciudades que acogiesen un sistema socioeconómico de marcado carácter urbano, es la época del florecimiento económico y cultural que, sin embargo, durante el segundo siglo de la era se mantendrá estabilizado.

Por el contrario, desde mediados del siglo III, surge una crisis generalizada que queda reflejada en la decadencia de la vida urbana y un resurgimiento de la vida campestre.

Para el mismo autor, "el centro de decisiones a nivel político y económico, es el campo, ya que la antigua aristocracia urbana fija en el campo su residencia, huyendo de los cargos públicos y buscando el paraíso fiscal cerca de los medios de producción". Estos enclaves rurales no tienen nada que ver con las granjas altoimperiales. Ahora se trata de "grandes fundi donde conviven numerosos colonos alrededor de la a menudo fastuosa villa del dominus o señor de la explotación. Estas villas tardías de las que dependían otras de menor importancia, se repartían así el territorio de manera prefeudal, generando unidades de explotación tendentes a la autosuficiencia. Eran explotaciones diversificadas en sus productos y que necesitaban de pocas importaciones, que solían ser objetos suntuarios de los que el dominus se rodeaba en ostentación de su poder y riqueza".

Para Luis Abad (1987), "La villa constituye la unidad básica de explotación romana. El geógrafo latino Columela especificaba que estas constaban de tres partes: pars urbana, pars rustica y pars fructuaria. La primera era la vivienda de los dueños, y su lujo y dimensiones estaban en directa relación con la capacidad adquisitiva del propietario. La pars rustica estaba destinada a vivienda de los trabajadores, esclavos o libres, y se sitúa en las proximidades de las instalaciones industriales: almacenes, prensas de vino y aceite, hornos de cerámica, etc, que constituyen la pars fructuaria. En la mayoría de los casos lo excavado se reduce a la parte señorial, que es la más vistosa.".

En este orden de cosas, Jeanine Lancha apunta que el número de villas romanas tardías en la Península es mayor que en el resto de paises europeos y esto se debe a dos motivos, por un lado la riqueza del campo de la Diocesis Hispaniarum, y también debido a la poca profundidad de alcance de los instrumentos de labranza utilizados tradicionalmente en nuestro país.

Por todo lo expuesto hasta aquí, creemos poder afirmar que el entorno en el que hemos estado trabajando corresponde con la pars rustica de la próxima villa de Villaverde. En concreto se han documentado una serie de estructuras negativas rellenas de arena de río, relacionadas con algún cultivo. Por la distancia mantenida entre las cubetas, podría pensarse en el cultivo de viñas, pero la ausencia de restos de raíces, nos impide confirmar esta hipótesis. Entendemos que la arena de río habría hecho que desapareciera cualquier vestigio vegetal, sin embargo, en el terreno natural que conforma las cubetas, al menos deberla de permanecer la huella de las raíces.

Además, hemos pensado en la posibilidad de que se tratase de algún sistema de drenaje del terreno, pero realmente de ser así, se habrían realizado zanjas, o al menos, las cubetas habrían presentado algún sistema para desaguar el producto del drenaje. Por tanto, parece que las cubetas sirvieran para mantener por más tiempo la humedad en los cultivos, pero, ¿dónde estarían asentadas las plantas?, no deja de ser una incógnita que junto con el tipo de cultivo hoy por hoy queda sin resolver.

Asimismo, y de manera asociada, encontraríamos la reutilización desde época prehistórica de los denominados fondos de cabaña. El hecho de encontrar material de la Edad del Bronce, puede deberse a un mal vaciado de los fondos por parte de pobladores indígenas y en época romana, o bien a un revoltijo de las tierras vaciadas y que posteriormente sirvieron para de nuevo rellenar dichas estructuras. En cualquier caso, y de manera asociada a los cultivos, constatamos la ocupación general de la zona en época tardorromana.

Queremos recordar que, tal y como estableció la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, aquellas zonas que en la obra del polideportivo iban a estar ocupadas por determinadas pistas que no necesitaban remoción de tierra, más allá de la explanación realizado, no han sido objeto de excavación arqueológica. Es decir, puesto que no se ha llegado a estratos de potencialidad arqueológica, desconocemos si bajo las pistas deportivas que se realicen, se hallarán restos arqueológicos, que en cualquier caso ahí quedarán sellados y salvaguardados.

Concluimos aquí la exposición de los hallazgos de estructuras y materiales realizados en el entorno de la villa romana de Villaverde, durante la intervención arqueológica de urgencia llevada a cabo en el polideportivo de El Espinillo.

5.  BIBLIOGRAFÍA

Abad, L. 1987: La cultura material y el arte romano republicano en Hispania, en Historia General de España y América, T. 1.2, Ed. Rialp, 595-652.

Blasco, M. C.; Calle, J. y Sánchez Capilla.' A, M.L., 1991: Yacimiento del Bronce Final y de Época Romana en Perales del Río (Getafe, Madrid), Arqueología, Paleontología y Etnología, 1, 36-147.

Fuentes Domínguez, A., 1984: La submeseta norte y sus relaciones culturales con la submeseta sur, Al-Basit, 15, 157- 171.

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