Domingo 13 febrero 2000 - Nº 1381
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Preacuerdo de inmigrantes y empresarios para desconvocar la huelga Junta y Gobierno se comprometen a cumplir las exigencias de los trabajadores extranjeros JORGE A. RODRÍGUEZ,
El Ejido
A pesar del preacuerdo e incluso si se llega a desconvocar el paro, la normalidad requerirá un plazo para que se convierta en definitiva. La comisión de seguimiento específico del conflicto que se va a crear en virtud del preacuerdo se reunirá el día 25 de febrero y, en caso de que no se hayan cumplido los acuerdos, los inmigrantes volverán a la huelga.
Los inmigrantes llegaron a la segunda reunión en la sede de los empresarios almerienses (Asempal) con un documento con sus exigencias y sin la persona que el viernes se convirtió en el principal obstáculo para el acuerdo: Mustafa Ait-Korchi, autodenominado representante de los huelguistas, quien fue apartado de las negociaciones por sus propios compatriotas, quienes le negaron toda representatividad del colectivo. Su ausencia dinamizó las discusiones.
Las propuestas de los trabajadores extranjeros para lograr un acuerdo con las patronales y sindicatos de Almería arrancaban con una manifestación del dolor de los magrebíes por los asesinatos de tres agricultores a manos de dos compatriotas y con el rechazo "a la violencia y la delincuencia que provoca inestabilidad social e inseguridad ciudadana entre las personas, sean de uno u otro colectivo étnico".
Tras una reunión preliminar, Comisiones Obreras y UGT mantuvieron un encuentro con los inmigrantes para unir posturas. "Comisiones y UGT asumen las reivindicaciones de los inmigrantes, como trabajadores que son, aunque estamos renegociando el documento para presentarlo de forma conjunta", declaraba José Luis Sánchez, responsable de Migraciones de CC OO.
El hecho de que algunas de las exigencias de los trabajadores extranjeros fueran competencias de las Administraciones llevó hasta la sede de Asempal al subdelegado del Gobierno en Almería, Fernando Hermoso; al delegado de Gobernación de la Junta, Juan Callejón, así como a los alcaldes de Vícar y La Mojonera, ambos socialistas. El de El Ejido, Juan Enciso (PP), ni siquiera llamó por teléfono. El compromiso de Junta y Gobierno con el preacuerdo y el que se hayan conjurado para forzar a los ayuntamientos a facilitar la vuelta a la normalidad facilitó el apretón de manos y la firma del texto.
La primera reivindicación de los magrebíes es el alojamiento "con carácter urgente" de los inmigrantes cuyas viviendas fueron dañadas y duermen en la calle. La Cruz Roja ha asegurado que mañana mismo puede tener en El Ejido cuatro carpas para darles techo. Igualmente reclaman la reparación de los daños y pérdidas sufridas por las dos partes, lo que se afrontará con un fondo de más de 400 millones dotado por Junta y Gobierno central.
Las exigencias socio-laborales se concretaron en el cumplimiento estricto del convenio del campo para este año. Esto incluirá la denuncia de los incumplimientos por ambas partes. CC OO añadió que se creará una comisión de enlace para asegurar el cumplimiento de estos puntos y que se reunirá un mínimo de dos veces al mes. Un programa de "viviendas sociales para inmigrantes y españoles desfavorecidos" y la construcción de albergues para los extranjeros solos o solteros que acudan a la zona en las temporadas clave completaban este capítulo.
Uno de los puntos más difíciles fue la petición de regularización inmediata de todos los inmigrantes indocumentados de la zona dentro del proceso que comenzará el 21 de marzo gracias a la nueva Ley de Extranjería, teniendo en cuenta que numerosos inmigrantes han visto arder sus documentos durante los incidentes. Para agilizar la regularización se abrirán oficinas para este proceso en El Ejido, Vícar, Roquetas de Mar y la comarca de Níjar.
"Ya vemos la salida del túnel", declaraba el delegado de la Junta. Más prudente, Kamal Rhmouni, presidente de la Asociación de Trabajadores e Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME), prefirió aplazar las declaraciones hasta hoy por la mañana, cuando se anunciará la decisión. "Hay que esperar [a ver] qué dicen los compañeros", comentaba.
La decisión de los marroquíes sobre si vuelven o no a recolectar pepinos, pimientos o tomates sobre los invernaderos se conocerá a partir de las 11.00 de hoy.
Reunidos en los cortijos en grandes grupos, algunos de más de 200, para apaciguar su miedo, seguían convencidos de que la huelga no tiene visos de acabar y se mostraban dispuestos a mantenerla. "No tenemos nada que perder", confesaban en un alojamiento entre los invernaderos que coronan el barrio de Santa María del Águila, en El Ejido.
"Es cierto, porque somos muchos inmigrantes, muy desperdigados por un territorio enorme, y muy pocos para irles informando", indicaba Omar El Hartiti, de la Comisión de Inmigrantes de El Ejido.
Por este motivo, las previsiones de Omar y de Hanaffi Hamza, de ATIME, apuntan a que las asambleas se celebrarán por decenas hasta el amanecer, para poder atender a todos los grupos dispersos. Comisiones de estos grupos se reunirán en las zonas de concentración del interior de los pueblos para comunicar los resultados. Siete familias marroquíes se van del pueblo tras 10 años de trabajo SANTIAGO F. FUERTES,
El Ejido
El estado de convivencia vigilada que vive la ciudad, que se encuentra repleta de policías - ayer llegaron unidades de la Guardia Civil a caballo para patrullar por los caminos de los invernaderos-, está lejos del clima de violencia que se desató hace una semana, pero la situación sigue tirante. Ayer se celebró en la iglesia Santa María del Águila una misa en memoria de Encarnación López, apuñalada por un ciudadano marroquí en el mercadillo del pueblo, cuando se cumplía una semana de su fallecimiento.
Una veintena de personas colocaron un pequeño altar con flores y velas en el sitio del asalto. La policía se colocó en los lugares clave y con un gran dispositivo de agentes disuadió a los posibles exaltados. Por lo demás, todo era bastante normal en el pueblo y se podía ver a mujeres y a niños magrebíes paseando por sus aceras.
Mezquita
Frente a la comisaría de El Ejido, la secretaria de Estado para la Cooperación del Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos, Aisa Belarbi, habló con un centenar de sus conciudadanos. Una manifestación espontánea se organizó hasta la mezquita del pueblo, donde se pudieron ver los efectos del ataque vandálico al templo, situado en un pequeño bajo comercial. Belarbi se quejó del trato discriminatorio que reciben trabajadores magrebíes en la zona, aunque eludió responsabilizar al Gobierno español de la situación y aseguró que se trataba de la acción de "un grupo aislado".
En lo que respecta al campo, gran parte de los braceros magrebíes está perdiendo la paciencia ante la tardanza de las negociaciones para dar por terminada la huelga que mantienen desde el martes pasado. Cuando no trabajan, no cobran; lo que deja en una situación delicada a los más desfavorecidos: los ilegales. No tienen ahorros y necesitan el día a día para comer.
La actividad económica ha disminuído pero sigue viva. Ayer salieron de las alhóndigas de la zona de El Ejido alrededor de 200 remolques llenos de hortalizas y frutas. En un día normal esta cifra es de aproximadamente el doble.
Los sindicatos agrarios sostienen que unos 14 piquetes están funcionado en el poniente almeriense. Su actividad se ha visto reducida por la presencia de policías en moto y a caballo en las zonas de cultivo.
Por otra parte, los cuatro ciudadanos marroquíes encerrados por desórdenes abandonaron ayer la cárcel de El Acebuche.
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