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Campezo, arte e historia
Ninguna persona sensible y amante de la cultura debería perderse la exposición de arte sacro que se celebra en esta localidad alavesa
SOCIEDAD LANDAZURI
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| SAN PEDRO del retablo mayor de Orbiso. / EL CORREO |
Las tierras del actual municipio de Campezo (Antoñana, Bujanda, Orbiso, Oteo y Santa Cruz de Campezo) fueron asentamiento de los berones, al igual que la mayor parte de La Rioja y el extremo sud-occidental de Tierra Estella. A esta aculturación indoeuropea se añadió una profunda romanización en esta cuña del alto Ega, por la que más tarde transitaron los árabes en sus aceifas contra la primitiva Álava, desde sus bases del valle del Ebro. Al dominio de los reyes de Pamplona, estable por lo menos desde principios del siglo X, sucedió el año 1200 el de los reyes de Castilla, dieciocho años después de la concesión del fuero de Antoñana por Sancho el Sabio de Navarra. Alfonso X el Sabio, rey castellano, concedió en 1256, fuero, es decir, organización privativa, a Santa Cruz de Campezo, cuyo pergamino hubiera debido, en nuestra opinión, ser mostrado en la exposición que vamos a comentar. En 1367, Enrique II, rey de Castilla, donó el señorío, o sea, la atribución de competencias de la Corona, sobre las villas de Santa Cruz y Antoñana con sus respectivos términos, a la familia de los Rojas, antecesores de los Condes de Orgaz. En este municipio, y concretamente en la parroquia de Santa Cruz de Campezo, el Departamento de Cultura de la Diputación de Álava, en colaboración con el Ayuntamiento y con la Diócesis vitoriana, ha organizado una pequeña, pero magnífica exposición de incuestionable valor histórico-artístico, continuación de la que el año pasado se celebró en Peñacerrada. Esta exposición, que recomendamos visitar (martes, sábados, domingos y festivos, por la mañana y hasta fines de agosto), reúne obras góticas, como las Andra Maris de San Juan de Oteo, de Ibernalo y de Nuestra Señora del Campo de Antoñana, y dos piezas de orfebrería, tallas renacentistas entre las que destacan el San Pedro de Orbiso (ver la foto que acompaña este texto) y la Virgen del Rosario de Bujanda, piezas excelentes, platería de la misma época, como el busto-relicario de San Fausto de Bujanda, ornamentos litúrgicos, cantorales y, dentro del Barroco, lienzos y magníficas esculturas de la Inmaculada de Santa Cruz, de la Asunción de Bujanda y de San Antonio de Oteo, además de dos curiosos ejemplares de capillas domiciliarias y de tres cálices, uno de ellos de mediados del XIX, no barroco. La visita de la exposición ‘Campezo, arte e historia/Kanpezu, artea eta historia’ nos permite asimismo conocer la parroquia de la Asunción de Santa Cruz, de fábrica gótica del siglo XIV, con planta de salón, cuatro capillas en la nave y tres en el presbiterio, ábside poligonal apoyado en contrafuertes exteriores y bóvedas nervadas. La portada gótica del Oeste, con el Santo Entierro en el tímpano, el coro con arco rebajado y enjutas platerescas, son del siglo XVI y la torre cuadrada del XVII. Enhorabuena El retablo mayor, barroco, dorado, de fines del siglo XVII o principios del siglo XVIII, está compuesto de banco, cuerpo principal dividido en tres calles por columnas salomónicas, y remate. Destacan el sagrario-ostensorio con la talla de Cristo crucificado y dos relieves de la Piedad y del Prendimiento de Cristo en el banco, la Asunción, San Pedro y San Pablo en el cuerpo principal y Calvario y Padre Eterno en el remate. Hay que señalar también dos sepulcros góticos, la sillería coral con relieves del Salvador y los apóstoles en los paneles altos y paisajes y construcciones y curiosos personajes en el cuerpo bajo, todo de estilo rococó, de finales del siglo XVIII. Hay además dos capillas laterales, de fines del XVII, con alguna imagen barroca de valor, y la buena cajonería de la sacristía, de mediados del XVIII. Nuestra enhorabuena a los organizadores de esta exposición, buen ejemplo de trabajo en común de las instituciones. Ninguna persona sensible y amante de la cultura debiera perdérsela.
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