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La Fundación Guggenheim se comprometió a adquirir una colección de arte español específica para el museo de Bilbao, en el acuerdo de colaboración rubricado con la instituciones vascas en diciembre de 1991 y posteriormente ratificado en Nueva York. El texto no fija ni fechas ni el dinero a invertir, pero matiza que estos fondos serán uno de los «cuatro componentes básicos» de la programación artística de la pinacoteca. Después de cinco años, la Diputación vizcaína y el Gobierno vasco exigirán a los socios americanos que concreten este punto en próximas reuniones. El 13 de diciembre de 1991, en el palacio foral de Vizcaya, representantes de las instituciones vascas y Gianni de Michelis, entonces ministro de Asuntos Exteriores de Italia y patrono de la Fundación Solomon R. Guggenheim, firmaron el acuerdo definitivo para constituir un museo de arte moderno y contemporáneo en Bilbao. Dos meses más tarde, el 27 de febrero de 1992, el lehendakari José Antonio Ardanza ratificó el convenio en Nueva York, en las oficinas de la sociedad financiera Merrill Lynch, con el alcalde David Dinkins como testigo del acontecimiento. El artículo quinto del acuerdo explica los cuatro «componentes básicos» de la programación artística del Museo Guggenheim Bilbao. El texto precisa a grandes rasgos las características de la colección esencial, integrada por las obras que la fundación neoyorquina rotará por la capital vizcaína; hace referencia a la colección complementaria que comprará la Administración vasca, y en la que invertirá 6.000 millones de pesetas; describe la filosofía de las exposiciones temporales; y, además, matiza que la Fundación Solomon R. Guggenheim deberá adquirir con sus propios fondos una muestra de arte vasco y español. «Arte vasco y español. Una colección de arte contemporáneo vasco y español seleccionada por la Fundación Solomon R. Guggenheim (SRGF), con arreglo a las normas aplicadas normalmente por la SRGF para sus adquisiciones, con destino específico para el museo, adquirida con fondos proporcionados por la SRGF y prestada por la SRGF al museo, tal y como se explica en la Declaración de Programación Artística», dice el apartado c del punto quinto, titulado Estructura de Programación y Programa de Adquisiciones.
Compromiso vigente El texto ni matiza fechas ni cuantifica la inversión que deberá efectuar la fundación neoyorquina. Y aunque resulta beneficioso para el museo y para la imagen de las instituciones vascas, que en innumerables ocasiones han sido acusadas de abandonar la dirección de la pinacoteca en manos de Thomas Krens y de actuar como meros avalistas financieros en la operación cultural, el punto lleva más de cinco años sin desarrollarse. El diputado general de Vizcaya y presidente de la Fundación Guggenheim Bilbao, el nacionalista Josu Bergara, considera que el compromiso adquirido por los americanos en 1991 continúa plenamente vigente. Según un portavoz oficial de la institución foral, Bergara intentará concretar en «sus justos términos» la contribución de los socios neoyorquinos en próximas reuniones del comité ejecutivo. El viceconsejero de Cultura, José María Agirre, fue menos preciso: «Este punto será desarrollado en su momento». «Hasta ahora -dijo- se están cumpliendo todos los compromisos. Aunque tienen un desarrollo desigual en el tiempo y unos calendarios diferenciados, las prioridades son y han sido las relacionadas con la construcción, estructura organizativa y de personal, plan de gestión, compra de las obras de arte propias y apertura del museo al público». En la sede de la Fundación Guggenheim de la Quinta Avenida neoyorquina, el portavoz Scott Gutterman, después de reclamar por escrito un cuestionario previo y de contestar incorrectamente tres días más tarde, dijo finalmente que no estaba autorizado por sus superiores para hablar de las adquisiciones hasta el mes de marzo.
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El director general del Museo Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, resta importancia al compromiso adquirido por Nueva York. «Esto es una declaración de principios en un momento determinado, que realmente tampoco es que añada demasiado. Parece bastante lógico y confirma algo que ya existe: el Museo Guggenheim compra obra de artistas vascos y españoles, y sin duda alguna, por su relación con Bilbao, cada vez va a tender a comprar más, aunque sólo sea porque cada vez va a conocer mejor lo que se produce en este mundo artístico». Vidarte anuncia, incluso, que la Fundación Guggenheim no tiene previsto adquirir una colección como tal. «A ese compromiso van responder, pero no de una manera sistemática; es decir, no están comprando obras de artistas vascos y españoles que van a ir específicamente al museo de Bilbao. No están haciéndolo así, sino como parte de su política de adquisiciones. Ni esto ni nada se está siguiendo con total literalidad». El director general del museo, en contra de lo que afirman el Gobierno vasco y la Diputación, entiende que en estos momentos carece de relevancia la creación de una colección Guggenheim de arte vasco y español. «Lo que se decía en el acuerdo ha perdido un poco el sentido. El museo sí va a tener obra de artistas vascos y españoles, tanto la que adquiera Nueva York como las instituciones vascas. Habrá obra de los superconsagrados y de artistas más jóvenes, de generaciones más cercanas. De todas formas, estas compras nunca van a ser el foco principal de la colección propia».
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