DIRECCIÓN, LIDERAZGO Y EQUIPO. APORTACIONES PARA UN MODELO DE INTERVENCIÓN
AUTORES:
Manuel Poblete Ruiz y Ana García Olalla, profesores de la Universidad de Deusto
CONTEXTO
DEL TRABAJO. ANTECEDENTES
El trabajo que se presenta en esta
comunicación se inscribe en una línea de trabajo e investigación desarrollada
por el Servicio de Evaluación,
Investigación y Formación de Equipos Directivos del Instituto de Ciencias de la
Educación de la Universidad de Deusto. Desde su creación, en el año 1971, este
Instituto ha mantenido una fuerte convicción respecto a la trascendental
importancia del ejercicio de la Dirección para un buen funcionamiento de los
centros educativos, adoptando un compromiso de trabajo en la formación,
colaboración y asesoramiento para el desarrollo de experiencias con directores
y equipos directivos de centros e instituciones educativas. Paralelamente, se
ha tratado de desarrollar una línea de investigación sistemática que avalara y
aportara un marco de referencia sólido para el desarrollo de dichas
experiencias. Resultado de ello, han sido un conjunto de publicaciones y
encuentros profesionales en torno al tema de la Dirección (ver trayectoria en
Eléxpuru y Torres, 1997).
En los tres últimos años hemos dedicado
una gran parte de los esfuerzos de este servicio a desarrollar un modelo que
facilite una estructuración eficaz del equipo directivo para el ejercicio de un
liderazgo tranformacional y compartido. Hemos ofertado una amplia formación dirigida
a los equipos directivos en este modelo y hemos tratado de dar continuidad a la
misma, facilitando el asesoramiento. El modelo de formación y seguimiento
diseñado toma como punto de partida el autoanálisis y la autorevisión del
funcionamiento del propio equipo a partir de los instrumentos facilitados. De
modo que los datos que posteriormente aportamos como base para el estudio
empírico han sido obtenidos en este contexto de intervención, y se hallan aún
en una fase inicial de exploración.
La evolución, avalada y propiciada por
el marco legal, hacia un funcionamiento organizativo de los centros
progresivamente más participativo, autónomo y colaborativo durante las dos
últimas décadas, ha puesto de relieve la importancia y necesidad de desarrollar
en los centros una cultura basada en el trabajo en equipo, así como proyectos,
estructuras y estrategias que lo posibiliten. Coherentemente, se ha
desarrollado también una concepción cada vez más colegiada de la dirección y el
liderazgo como condición para dinamizar ese modelo de centro.
Sin embargo, el reto y la experiencia
de trabajo a lo largo de estas décadas nos ha hecho también conscientes de las
dificultades y obstáculos para avanzar en esta dirección, si no lo hacemos
desde la coherencia en la forma de concebir e intervenir sobre los modelos y
procesos educativos, de desarrollo profesional y organizativo, así como de la
dirección y el liderazgo.
Estamos convencidos de que sólo el
ejercicio de una dirección entendida como equipo es capaz de responder de forma
eficaz a las múltiples demandas y necesidades del funcionamiento de un centro
tan complejo como el anteriormente apuntado, que pretende transformarse en una
organización que aprende y que aprende en equipo. Sin embargo, la ambigüedad del
marco legal en torno a la figura del equipo directivo y a las condiciones de
viabilidad de su ejercicio, han puesto también de manifiesto las grandes
carencias para el desempeño de esta función directiva colegiada y la
consecuente necesidad de desarrollar una mayor iniciativa por parte de los
sectores profesionales implicados para responder ante las mismas.
En este sentido, en los cursos de
formación en dirección impartidos por esta institución hemos insistido en la
participación de todo el equipo directivo, por considerarlo un requisito
estratégico que posibilita la generalización de las dinámicas de trabajo como
equipo a la realidad del día a día en los centros.
En 1994 la necesidad de conocer y
analizar cómo estaba siendo el ejercicio de estos equipos directivos nos llevó
a iniciar un trabajo de investigación en colaboración con otro equipo de la
Universidad Autónoma de Barcelona que tomaba, por primera vez en el contexto
del estado español, al equipo directivo como objeto de estudio. Los datos y resultados
obtenidos a partir de este estudio (Gairín y Villa, 1996, 1999) fueron de gran
utilidad para arrojar luz sobre las necesidades y orientar nuestro trabajo
posterior de formación e intervención en centros.
Presentaremos, a continuación, los
rasgos principales del marco teórico de referencia en el que se inscribe este
modelo y, de forma más concreta, aquel que sirve de base para la comprensión
del estudio empírico que posteriormente se expone. Finalmente, formularemos
algunas conclusiones preliminares y apuntaremos algunas líneas sobre las que
estamos actualmente trabajando a partir de estos datos.
MARCO
DE REFERENCIA
El encuentro celebrado en Deusto en
torno al III Congreso Internacional sobre Dirección de Centros Educativos, puso
de relieve la importancia atribuida por amplios sectores profesionales a la
transformación de las instituciones educativas en organizaciones que aprenden,
como modelo organizativo capaz de dar una respuesta adecuada a las actuales
demandas sociales, educativas y laborales (Villa, 2000). Según Simons (1995,
2000), una organización que aprende sería aquella que ayuda a extender y
relacionar el aprendizaje y las habilidades del aprendizaje de los individuos,
grupos y organización como un todo en orden a cambiar continuamente en los tres
niveles, en la dirección que viven y hacia los deseos y necesidades posibles de
los clientes"
Para Villa y Poblete (2000), este
modelo de organización implica un cambio cultural que supone la transformación
de unos valores propios de la era industrial de la que provenimos
(especialización y estructura jerarquizada, previsión y seguridad, poder,
disciplina y control) en otros valores propios de la era del conocimiento hacia
la que avanzamos (información y polivalencia, calidad e innovación, descentralización,
trabajo en equipo y negociación); y requiere también la transformación de las
actitudes ante el trabajo de las personas que integran la organización (hacia
la responsabilidad y la versatilidad, la reflexión y la acción, el desarrollo
personal y profesional, y la responsabilidad y la visión compartidas).
Esta evolución en la forma de entender
el cambio y desarrollo organizativo resulta coherente con la evolución
producida en los modelos educativos y en los modelos de desarrollo profesional
docente, que han avanzado a lo largo de este siglo desde las concepciones
tradicionales y tecnológicas hasta las actuales concepciones educativas de
proceso curricular y aprendizaje significativo, y de desarrollo profesional
orientado a la indagación (Yániz, 1997; Gairín, 2000).
En dicho encuentro (Villa, 2000) se
manifestó también un amplio consenso en señalar el ejercicio de un liderazgo
transformacional por parte de la dirección como factor clave de influencia que
propicie el desarrollo de ese nuevo modelo de organización y esas actitudes en
el trabajo, capaces de producir el cambio cultural requerido. Desde este
enfoque, el liderazgo es entendido como una función compartida, "aquello
que estimula a individuos y equipo a dar lo mejor de ellos mismos para lograr
un objetivo común previamente establecido" (Villa y Poblete, 2000).
Estamos hablando, por tanto, de un liderazgo en equipo.
Esta evolución en la concepción del
liderazgo, desde enfoques más personalistas y transaccionales, ha discurrido
paralela a la evolución en los modelos organizativos y directivos deudores, a
su vez, de los paradigmas epistemológicos. Así, los modelos desarrollados en la
teoría de la organización han puesto progresivamente de relieve la existencia
de múltiples dimensiones en la vida organizativa, demandando a la dirección que
dirija su atención hacia las mismas. De tal manera, se ha ido configurando un
perfil de la dirección cada vez más multidimensional e integrador, que ha de
desempeñar funciones técnicas, humanas, culturales, políticas y críticas. La
complejidad de los roles y tareas implicadas hace ya imposible que una sola
persona reúna tantas capacidades y competencias como las requeridas en este
desempeño, apuntando hacia la necesidad de un equipo heterogéneo que reúna cualidades
tan diversas.
Por otra parte, la revisión de los
estudios empíricos sobre dirección realizados en el ámbito estatal (ver García
Olalla, 1998) ha puesto también de manifiesto la preferencia de los equipos
directivos por un modelo colegiado, tanto en lo que respecta al estado de
opinión como en el modelo que, de hecho, adoptan en el desempeño de sus
funciones; aparece así, a pesar del vacío del marco legal, una identidad
definida y un perfil de funciones para los equipos directivos. Los resultados
respecto a las funciones desempeñadas ratifican la dificultad para asumir
perfiles tan complejos, avalando la necesidad de un ejercicio colegiado de la
dirección: son consideradas importantes y bien realizadas las funciones
relativas a la planificación, coordinación, representación, gestión de
recursos, y en menor medida, la animación del sistema relacional; son valoradas
como importantes pero poco realizadas las funciones de control y evaluación, la
animación pedagógica, y la dirección cuando implica ejercicio de la autoridad e
intervención en conflictos; las funciones de relaciones externas, además de ser
poco realizadas, son poco valoradas.
Villa y Solabarrieta (2000), apoyándose
en numerosas contribuciones previas, han expuesto ampliamente aquellas condiciones
y factores que van a trasformar un grupo contractual de trabajo en un equipo
eficaz y heterogéneo, capaz de pensar y trabajar como equipo. También han
justificado esta necesaria configuración de los equipos directivos de los
centros educativos para el ejercicio de un liderazgo compartido y
transformacional.
El estudio empírico que presentamos a
continuación se basa en este marco de referencia y trata de explorar y
describir la actual situación de los equipos directivos de centros educativos
(a partir del contexto de trabajo anteriormente referenciado), relacionando los
estilos de liderazgo ejercidos por estos equipos, a partir del modelo formulado
por Bass (Bass, 1985; Bass y Avolio, 1995) y adaptado por el ICE (Pascual,
Villa y Auzmendi, 1993; Villa y Poblete,
1999), con los roles de equipo adoptados por el equipo y sus miembros (según el
modelo elaborado por Belbin, 1981, 2000).
LIDERAZGO
TRANSFORMACIONAL Y ROLES DE EQUIPO
Desde sus inicios, la investigación
desarrollada sobre el liderazgo transformacional ha demostrado su asociación
fuerte y positiva con los buenos resultados de la organización (en términos de
eficacia, satisfacción y compromiso), frente a una asociación positiva pero
moderada para el estilo transaccional y negativa para el estilo pasivo de dejar
hacer. Como señala Bass (2000), un líder activo ha de ser a la vez
transaccional y transformacional, pero el liderazgo en las organizaciones que
aprenden destaca más por sus factores de carácter transformacional . No entendemos
con ello que el liderazgo transformacional sustituye al transaccional, sino que
se basa en él y lo supera. El liderazgo de la organización debe cambiar a
medida que ésta se desarrolla y madura.
"Al
principio, cuando la organización se crea, los líderes deben servir más como
Animadores. En la fase de construcción de la organización, deben pasar a ser
más Creadores de Cultura. A la hora de mantener la organización, necesitan ser
más Mantenedores de la Cultura. Y cuando se necesitan cambios en la organización
deben convertirse en Agentes de Cambio"
(Bass, 2000:333).
La consistencia del equipo como Agente
de cambio ha sido puesta de relieve en diversos estudios (Poblete, 2000).
Analizando el tipo de funciones que, a partir de los resultados de la investigación,
sabemos asumen los cargos y equipos directivos de los centros, cabría
hipotetizar que ejercen un liderazgo aún bastante transaccional (centrado en
cuestiones técnicas y de gestión de recursos) y de animación (de relaciones
humanas), más propio de esa fase inicial señalado por Bass (2000), pero no
tanto un liderazgo de creación y mantenimiento de cultura y de agente de
cambio.
Asumiendo estos supuestos, nos interesa
profundizar en la forma de proceder transformacional mediante su
operativización en factores y conductas que sean comprensibles y asumibles para
los cargos y equipos directivos de los centros. Teniendo en cuenta que el
estilo transformacional integra una constelación coherente de características y
conductas, prodremos analizar la relación entre los factores que conforman esta
forma de actuación.
La Influencia
Idealizada viene a ser el factor constitutivo básico del cual emanarán el
resto de factores: el líder transformacional es un "visionario" que
tiene una imagen clara del futuro y de la misión del centro, cree profundamente
en ella y en las posibilidades del centro para lograrlo, de modo que se conduce
y orienta su actuación hacia ella con total convicción y coherencia.
Esta determinación e integridad que
manifiesta constituye un ejemplo de conducta para los miembros de la
organización, generando una profunda identificación con el líder y la cultura
que representa; su entusiasmo genera un clima de confianza y respeto en el que
las personas pueden sentirse orgullosas de su trabajo y contribución. Pero
además este líder deberá ser capaz de transmitir a los colaboradores esa misión
y visión, haciéndoles partícipes de la misma y dando sentido desde éstas a las
distintas actuaciones; si lo consigue éstos se identificarán con los objetivos de
la institución, contribuyendo a su consecución e implicándose en su trabajo más
allá del mero cumplimiento de requisitos mínimos; esto caracterizaría la Motivación Inspiracional.
También sabemos que los miembros sólo
van a asumir los objetivos de la organización como propios si perciben que con
ello van a satisfacer sus intereses y necesidades personales; de modo que el
líder habrá de mostrar una máxima Consideración
Individual, desde la cual cada
miembro se siente escuchado en estas necesidades y valorado en sus
contribuciones, posibilidades y recursos, viendo que se le ofrecen
oportunidades ajustadas de desarrollo personal y profesional. Aún así, para que
la organización evolucione, se desarrolle y crezca, será necesario que estos
esfuerzos de los miembros se orienten hacia la reflexión, la innovación y la
mejora; no será suficiente con que las personas se sientan acogidas y cómodas
en su trabajo, sino que habrá que estimular su creatividad, su racionalidad y
su potencial para tomar iniciativa y responsabilidad, y para afrontar y
resolver problemas. Por tanto, habrá que transmitir y generar también confianza
en su capacidad para hacer y pensar, propia de la Estimulación Intelectual.
Esta forma de actuación implica un
fuerte impulso a la participación, mediante la delegación y descentralización
del poder. Como señalara Bass (2000), cada vez en mayor medida los líderes de
las organizaciones que aprenden establecerán los objetivos mediante la
participación o la dirección de sus diferentes componentes, las estructuras
educativas se esforzarán por compatibilizar los intereses educativos de todos
los agentes implicados, y se esforzarán por intensificar el compromiso de sus
diferentes componentes para el logro de los objetivos de la organización.
Figura 1: Interpretación del modelo de Bass.
De modo que - como afirmaban Simons
(2000), Villa y Poblete (2000) y Villa y Solabarrieta (2000) - el liderazgo
compartido y el trabajo en equipo deberá ser la base del funcionamiento y la
estructura de la organización.
También sabemos que por el mero hecho
de crear grupos formales en la organización éstos no se transforman
automáticamente en equipo eficaces de trabajo. Para avanzar en esa dirección
que, como expusieron Villa y Solabrrieta (2000), caracteriza a los equipos será
necesario un aprendizaje como equipo y el cumplimiento de ciertos requisitos,
tanto en lo que respecta a la estructura como al desarrollo de procesos de
trabajo en equipo.
Respecto a la estructura, la
organización atribuye a los miembros del equipo unos determinados roles
funcionales, que actuarán como expectativa de conducta para el desempeño de un
conjunto de responsabilidades y tareas. Pero, como señalara Belbin (1981,
2000), además de los roles funcionales, cuando las personas trabajan en equipo
tienden a asumir y desempeñar otros roles en función de sus cualidades y
características personales, aportando unas competencias y funciones específicas
pero fundamentales para el trabajo eficaz del equipo; éstos serán los roles de equipo. Belbin (1981, 2000)
analizó e identificó en su investigación nueve roles diferenciados cuyas
características se recogen sintéticamente en el siguiente cuadro.
Cuadro 1: Resumen de los Roles de Equipo, según Belbin
Para este autor (Belbin, 1981, 2000) la
combinación de roles en el equipo será decisiva para un funcionamiento eficaz
del mismo. Así, el equipo más eficaz será aquel que posea una composición
equilibrada en sus roles; además, un equipo maduro será aquel que es consciente
de sus roles, lo transmite con claridad al resto de la organización y actúa en
coherencia.
La complementariedad de los roles
descritos por este autor queda avalada tanto por la orientación diferencial que
cada uno de ellos aporta a la dinámica de funcionamiento del grupo (bien se
centren preferencialmente en las personas, la tarea o las ideas), como por las
habilidades que aportan al equipo en las diferentes fases de su trabajo por
proyectos. Por tanto, sería razonable pensar también que un equipo equilibrado,
capaz de asumir y desempeñar roles diversos, dispondrá de más recursos que un
líder personal para ejercer un liderazgo tan complejo como el implicado en el
estilo transformacional.
Figura 2. Agrupación de los Roles por Orientación.
Adoptar esta perspectiva supone la
conveniencia de analizar la estructura del equipo directivo también desde los
roles de equipo que desempeñan sus miembros, más allá del cargo atribuido.
Pensamos que este autoanálisis permitirá una estructuración y actuación más
eficaz del equipo, desde el conocimiento y la optimización de los recursos de
sus miembros al servicio de la consecución del conjunto de responsabilidades
que se le han encomendado. Somos conscientes de que este planteamiento conlleva
un modelo de funcionamiento más colegiado en el seno del equipo.
ESTUDIO
EMPÍRICO
Tomando como base los modelos de
liderazgo y roles de equipo anteriormente expuestos, nos ha interesado conocer
y analizar cómo está siendo ejercido entre los equipos directivos de los
centros este ejercicio del liderazgo transformacional y qué tipo de estructura
de roles están desarrollando en su trabajo como equipo. También se ha querido
explorar las relaciones que aparecen en el funcionamiento de los equipos en
torno a estas dos dimensiones: liderazgo y roles de equipo. Éstas son las
finalidades hacia las que se ha orientado el estudio que presentamos a
continuación.
Características
del estudio
El estudio se basa en una muestra de 50
equipos directivos de centros educativos que han participado en los dos últimos
años en el curso de formación de "Liderazgo y Trabajo en Equipo"
impartido por nuestro Instituto. Los equipos directivos de esta muestra
pertenecen a centros privados concertados, cuyos titulares son congregaciones
religiosas, de diferentes comunidades autónomas (Castilla y León, Cataluña,
Andalucía y Pais Vasco); 25 de ellos son de Titularidad femenina y 25 de
Titularidad masculina. La composición de estos equipos oscila entre 3 y 10
miembros.
De forma previa a la participación en
el curso y, por tanto, sin conocimientos previos respecto a los modelos, cada
asistente completaba dos cuestionarios: el "Cuestionario Multifactorial de
Liderazgo" de Villa y Poblete (1999) y el "Inventario de
Autopercepción" de Belbin (1981,2000). En base al procesamiento de estos
cuestionarios se generaban los siguientes informes: un Perfil de Liderazgo del
equipo, un Perfil e Informe de los Roles de Equipo de cada miembro, un Perfil e
Informe de la Combinación de Roles en el Equipo. Estos informes serían
utilizados durante el curso, tras la presentación de los modelos, para
facilitar el autoanálisis del equipo y la formulación de planes y estrategias
de mejora.
Se ha realizado un cálculo y análisis
de las medias, a partir de las puntuaciones obtenidas por cada equipo en los
cuatro factores de Liderazgo Transformacional y en los nueve Roles de Equipo.
También se ha analizado hasta qué punto la diferencia de las medias obtenidas
en cada uno de los dos colectivos, equipos directivos de centros con
titularidad femenina y equipos directivos de centros con titularidad masculina,
son significativas. Es decir hasta qué punto se registran comportamientos de
rol al trabajar en equipo específicos en función del género, así como si
existen características diferenciales en los comportamientos de Liderazgo. Para
ello se ha utilizado la prueba T de Student.
Por otra parte, se ha realizado un
análisis de correlación entre las puntuaciones recogidas en ambos Inventarios,
en base al coeficiente de correlación de Pearson, con prueba de significación
bilateral.
Análisis
de resultados
En el gráfico 1 se aprecia a primera
vista un perfil característico del ámbito en que nos movemos, el ámbito
escolar. Los tres Roles de Equipo más destacados en la muestra son los de
Implementador, Cohesionador y Especialista. Es decir, el trabajo metódico,
sistemático, del día a día, profesional es un punto muy fuerte en el
comportamiento de la muestra.
También se dedican muchas energías a
lograr unas relaciones interpersonales agradables. Los Roles con medias más
bajas en ambos colectivos son los de Investigador de Recursos, Cerebro y
Monitor-Evaluador. Se trata, en este caso, de Roles Orientados a las Ideas. Se
sitúan en un rango intermedio los Roles de Coordinador, Finalizador e Impulsor.
Gráfico 1: Perfil de Roles de los equipos directivos.
Respecto a las diferencias entre ambos
colectivos, llama la atención la homogeneidad de comportamiento en relación con
el rol de Especialista. Tanto equipos directivos de centros de titularidad
femenina como de titularidad masculina desempeñan a un nivel considerable
comportamientos de rol de Especialistas.
|
CE |
IR |
CO |
IS |
ME |
CH |
ID |
FI |
ES |
RESULTADOS
TOTALES DE LA MUESTRA |
4,18 |
3,98 |
7,54 |
7,09 |
5,45 |
9,86 |
10,18 |
7,34 |
8,48 |
CENTROS
DE TITULARIDAD FEMENINA |
3,69 |
3,7 |
8 |
6,7 |
4,86 |
11,19 |
9,8 |
7,85 |
8,48 |
CENTROS
DE TITULARIDAD MASCULINA |
4,65 |
4,26 |
7 |
7,48 |
6 |
8,52 |
10,56 |
6,85 |
8,48 |
NIVEL DE SIGNIFICACIÓN |
.030 |
.167 |
.086 |
.134 |
.02 |
.001 |
.218 |
.059 |
1,00 |
Tabla 1: Puntuaciones medias de Roles de Equipo.
Sin embargo, es altamente significativa
la diferencia en el ejercicio del Rol Cohesionador (p<.001). Los equipos
directivos de centros de titularidad femenina son más dados a la escucha, al
apoyo personal, a la comprensión de los problemas personales de los
colaboradores, con las consiguientes debilidades de ser integrantes menos
propicias a la toma de decisiones en momentos difíciles, más contenidas ante el
tratamiento de los conflictos.
Dos Roles con puntuaciones medias
diferenciadas entre colectivos son el Rol de Monitor-Evaluador (p<.02) y el
de Cerebro (p<.03), con mayor presencia ambos en el colectivo masculino que
en el femenino. El primero de ellos con su carga de observación y análisis de
la situación, para tomar decisiones acertadas y tendencia a la planificación de
las actividades, al mismo tiempo de la carga crítica y excesivamente realista.
El otro Rol a considerar, dentro del bajo nivel que alcanza en ambos colectivos,
es el de Cerebro, cuyos comportamientos son de abordaje de los problemas de
forma creativa y original.
En cuanto a la agrupación de Roles en
función de su Orientación, el nivel más bajo lo obtienen los Roles orientados a
las Ideas, siendo significativa la diferencia de medias de los dos colectivos
analizados (p<.001). En los Roles con Orientación a las Personas se obtiene
la mayor puntuación, siendo también significativa la diferencia de sus medias
(p<.002), jugando la diferencia en esta ocasión a favor de los equipos
directivos de centros de titularidad femenina.
|
ORIENTACIÓN A LAS IDEAS |
ORIENTACIÓN A LAS PERSONAS |
ORIENTACIÓN A LAS TAREAS |
RESULTADOS
TOTALES DE LA MUESTRA |
4,53 |
9,19 |
7,64 |
CENTROS
DE TITULARIDAD FEMENINA |
4,09 |
9,66 |
7,67 |
CENTROS
DE TITULARIDAD MASCULINA |
4,98 |
8,7 |
7,6 |
NIVEL DE SIGNIFICACIÓN |
.001 |
.002 |
.743 |
Tabla 2: Puntuaciones medias de grupos de Roles de Equipo.
En el siguiente gráfico pueden
apreciarse estas diferencias y cómo la Orientación a las Personas y Tareas
ocupa un lugar elevado, coincidiendo ambos colectivos en ello.
Gráfico 2: Perfil de agrupación de los Roles de los equipos
directivos.
Respecto al estilo de Liderazgo que se
ejerce en base a los factores del Liderazgo Transformacional, existe una gran
coincidencia entre los dos colectivos, acentuándose las manifestaciones de
Consideración Individual, como favorita en ambos colectivos. Sin embargo, las
conductas de Liderazgo menos ejercidas son las relativas a la Estimulación
Intelectual, seguidas de la Motivación Inspiracional.
|
INFLUENCIA IDEALIZADA |
MOTIVACIÓN INSPIRACIONAL |
ESTIMULACIÓN INTELECTUAL |
CONSIDERACIÓN INDIVIDUAL |
RESULTADOS
TOTALES DE LA MUESTRA |
2,75 |
2,57 |
2,47 |
3,02 |
CENTROS DE
TITULARIDAD FEMENINA |
2,87 |
2,68 |
2,52 |
3,06 |
CENTROS DE
TITULARIDAD MASCULINA |
2,64 |
2,47 |
2,43 |
2,99 |
NIVEL DE SIGNIFICACIÓN |
.045 |
.117 |
.493 |
.495 |
Tabla 3: Puntuaciones medias de
factores de Liderazgo Transformacional (de 0 a 4).
Este comportamiento queda ilustrado en
el gráfico 3. Los equipos directivos de centros con titularidad femenina
destacan por su Influencia Idealizada, tienen una mayor facilidad para
desarrollar comportamientos de Influencia Idealizada y transmitir la Visión de
futuro que ello comporta que los equipos directivos de titularidad masculina.
Gráfico 3: Perfil de factores del Liderazgo Transformacional.
En cuanto a los resultados apreciables
en el centro, como resultado del ejercicio del estilo de liderazgo el mayor
nivel se alcanza en cuanto a Eficacia en ambos colectivos, sin diferencias significativas.
El Esfuerzo Extra en la contribución personal del trabajo por parte de los
colaboradores se aprecia el más bajo, también sin diferencias dignas de mención
en ambos colectivos. Una diferencia
bastante significativa (p<.009) se aprecia en el nivel de satisfacción
personal de los profesores del centro, según sea la titularidad femenina o
masculina, en beneficio de las primeras.
|
ESFUERZO EXTRA |
EFICACIA |
SATISFACCIÓN |
RESULTADOS
TOTALES DE LA MUESTRA |
2,39 |
2,99 |
2,65 |
CENTROS
DE TITULARIDAD FEMENINA |
2,43 |
3,1 |
2,8 |
CENTROS
DE TITULARIDAD MASCULINA |
2,35 |
2,9 |
2,5 |
NIVEL DE SIGNIFICACIÓN |
.585 |
.221 |
.009 |
Tabla 4: Puntuaciones medias de
resultados en los centros.
Gráficamente se aprecia que los equipos de dirección de los centros con
titularidad femenina valoran como más elevada la contribución en cuanto a
resultados en los tres aspectos que los equipos directivos de centros de
titularidad masculina. Este extremo se confirma cuando la valoración es
realizada por los colaboradores.
Gráfico 4: Perfil de factores del
Liderazgo Transformacional.
En base al análisis de los coeficientes de correlación de Pearson, hemos
revisado el nivel de fiabilidad interna de los dos Inventarios utilizados en la
muestra sobre la que se ha trabajado y hasta qué punto se trata de dos
instrumentos para medir el mismo o diferente aspecto de la realidad.
La realidad estudiada es, obviamente, la misma. Sin embargo, la
correlación existente entre Roles y Factores de Liderazgo es mínima. Al hablar de Roles hablamos de comportamientos grupales, al
hablar de Factores de Liderazgo, nos referimos a comportamientos individuales,
aunque con repercusión social. Los Inventarios empleados para medir ambos
aspectos (Bass, Factores de Liderazgo y Belbin, desempeño de Roles en Equipo)
arrojan datos no homogéneos. No se adjunta toda la tabla de correlaciones, para
evitar complejidad a la comunicación.
En el estudio realizado tan sólo
aparece como Rol que correlaciona significativamente con los factores del
Liderazgo Transformacional el rol de Coordinador, rol que está saturado de
comportamientos de liderazgo, favoreciendo a los integrantes del equipo la
consecución del objetivo grupal.
El rol de Cohesionador, a pesar de que
en la muestra se comporta de manera destacada, no correlaciona con los factores
de liderazgo, siendo una correlación negativa la arrojada con el factor
Estimulación Intelectual (-.132) en particular.
Otro rol, típico de líder, el Impulsor,
define un estilo de liderazgo que no está en consonancia con la forma de pensar
en la muestra a la que se han aplicado ambos cuestionarios. De hecho, el Rol de
Impulsor correlaciona negativamente con los cuatro factores de Liderazgo
explorados.
Llama la atención que el rol de
Especialista correlaciona también negativamente con los factores de Liderazgo
Transformacional. Puede ser una indicación de que la pauta de elegir líderes a
los expertos es un concepto superado por la realidad. Del Liderazgo de los
centros educativos se espera que se ayude a los profesores a que consigan sus
objetivos, no enseñándoles lo que tienen que hacer (ordenando), sino apoyando
su iniciativa y desarrollando competencias.
En la tabla 5 se recogen
los coeficientes de correlación existentes entre Roles de Equipo y las tres
grandes orientaciones a Ideas, Personas o Tareas. Vienen a confirmar la
consistencia interna del Inventario de Belbin en su aplicación concreta a
nuestra muestra de directivos de centros educativos.
La única observación
a hacer es que un Rol claramente orientado a la Tarea por definición, como es
el de Impulsor, correlaciona positiva, pero no significativamente. Sin embargo,
correlaciona significativamente (.420**) con Orientación a las Ideas. Hemos de
insistir en que esto sucede en este colectivo y que el comportamiento de Roles
está sujeto a factores externos, como la cultura, el clima, la experiencia
personal, el nivel académico, etc.
ROLES DE
EQUIPO |
ORIENTACIÓN |
||
A IDEAS |
A PERSONAS |
A TAREAS |
|
CEREBRO |
.703** |
-.471** |
-.236 |
INVESTIGADOR
DE RECURSOS |
.568** |
-.405** |
-.188 |
COORDINADOR |
-.126 |
.490** |
-.361* |
IMPULSOR |
.420** |
-.440** |
,214 |
MONITOR-EVALUADOR |
.591** |
-.365** |
-.118 |
COHESIONADOR |
-.666** |
.592** |
.005 |
IMPLEMENTADOR |
-.025 |
.334* |
-.136 |
FINALIZADOR
|
-.475** |
.053 |
.604** |
ESPECIALISTA |
-.327* |
-.003 |
.535** |
Tabla 5: Coeficientes de correlación entre Roles de Equipo y agrupaciones
de Roles.
La relación entre Factores de Liderazgo
y los efectos sobre el centro es muy fuerte, lo que viene a confirmar en esta
muestra las conclusiones a que llegaron en su día Pascual, Villa y Auzmendi
(1993).
FACTORES |
RESULTADOS
|
||
ESFUERZO EXTRA |
EFICACIA |
SATISFACCIÓN |
|
INFLUENCIA
IDEALIZADA |
.662** |
.801** |
.878** |
MOTIVACIÓN
INSPIRACIONAL |
.760** |
.755** |
.792** |
ESTIMULACIÓN
INTELECTUAL |
.751** |
.666** |
.586** |
CONSIDERACIÓN
INDIVIDUAL |
.577** |
.616** |
.634** |
Tabla 6: Correlación entre los factores
del Liderazgo Transformacional y sus efectos en el centro.
La correlación entre Factores y
Resultados, percibida por los miembros de los equipos directivos, como se
observa, es muy alta. La opinión desde fuera, por los colaboradores de los
miembros de los equipos directivos, analizada en otros estudios, como se ha
indicado más arriba, es también muy elevada.
CONCLUSIONES.
ALGUNAS IMPLICACIONES Y PROPUESTAS
A la luz de estos resultados se puede
concluir, en primer lugar, la existencia de un perfil específico de Roles de
Equipo propio de los equipos directivos del ámbito escolar, y claramente
diferenciado del perfil característico de otro tipo de organizaciones, por
ejemplo las empresariales. Aunque no es el objeto de este estudio, se pueden
contrastar estas diferencias con los resultados hallados en el trabajo de
Poblete (1999). Se aprecia, asimismo, como característica del perfil resultante
en esta muestra, una importante descompensación de Roles; según el modelo de
Belbin (1981, 2000), un mayor equilibrio de roles daría como resultado una
mayor eficacia de los equipos directivos y, por tanto, de los centros.
Ha sido destacada en esta muestra la
fuerte orientación a la Tarea mostrada por estos equipos, consistente con la
predominante presencia de los roles de Implementador y Especialista y con la
alta valoración del resultado de Eficacia. También la marcada orientación a las
Personas, y el rol protagonista de Cohesionador, resulta consistente con la
conducta predominante de Consideración Individual en el estilo de liderazgo
ejercido y con el adecuado valor del resultado Satisfacción.
Sin embargo, resulta también altamente
consistente y llamativa la baja orientación de estos equipos a las Ideas y la
escasa presencia de los roles de Cerebro, Investigador de Recursos y
Monitor-Evaluador. Esta característica se confirma con la baja frecuencia de
las conductas propias de la Estimulación Intelectual en el ejercicio del liderazgo.
Estos resultados nos describen el
perfil de unos equipos eficientes, muy centrados en el desempeño del trabajo, y
sumamente considerados con la personas; sin embargo hallarán dificultades para
estimular la creatividad e iniciativa frente al cambio en los colaboradores.
Probablemente obtendrán un desempeño suficiente de las tareas encomendadas,
pero difícilmente movilizarán las motivaciones de desarrollo profesional
necesarias para realizar un Esfuerzo extra entre el profesorado. Tampoco
aparece un ejercicio fuerte de Influencia Idealizada que transmita y vincule
las motivaciones personales con las institucionales y con el crecimiento y
desarrollo de la organización.
Por otra parte, estos resultados
confirman las conclusiones sobre los perfiles de los equipos directivos
hallados en la investigación realizada sobre la asunción y desempeño de
funciones (Garín y Villa, 1999; García Olalla, 1998).
Podríamos preguntarnos, entonces, por
los factores que están condicionando estos perfiles y entraríamos de nuevo en
el terreno de la formulación de hipótesis y en las orientaciones para la
mejora. Pensamos que, muy probablemente, la cultura y los valores propios de
los centros educativos como organizaciones han condicionado y condicionan, de
manera interrecurrente, tanto el acceso a los cargos directivos como el
ejercicio posterior. Desde esta perspectiva, accederían a los cargos de
dirección (sea por elección o designación) aquellas personas que poseen las
características y competencias más valoradas por los centros (en este caso,
tareas y personas); por otra parte, y aunque las personas posean también otras
competencias, tenderán a desarrollar preferentemente aquellas requeridas
durante su ejercicio docente.
En cualquiera de los casos, estos datos
apuntan hacia la necesidad de un cambio tanto cultural como de competencias en
los centros y en los equipos directivos que los impulsan. Parece claro que una
institución que quiera avanzar y transformar su cultura y sus prácticas hacia
una organización que aprende, deberá tomar conciencia de la importancia de
valorar y desarrollar competencias y roles más orientados a las Ideas, capaces
de estimular intelectualmente a sus miembros y de dirigir el centro hacia los
cambios requeridos. Como señalara Bass (2000), habrá que incrementar el rol de
un liderazgo creador y mantenedor de cultura y agente de cambio.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BASS, B.M. (1985): Leadership and performance beyond
expectations. New York: Free Press.
BASS, B.M. (2000): "El futuro del liderazgo en las organizaciones
que aprenden". En A. Villa (Ed.), Liderazgo
y Organizaciones que aprenden. Bilbao: ICE de la Universidad de Deusto -
Mensajero.
BASS, B.M. y AVOLIO, B.J. (1995): The Multifactor Leadership Questionnaire
(MLQ). Redwood City: Mind Garden.
BELBIN, R.M. (1981, 2000): Equipos Directivos. El porqué de su éxito o fracaso. Bilbao: Belbin Associates.
BELBIN, R.M. (1981, 2000): Roles de Equipo en el trabajo. Bilbao: Belbin Associates.
ELEXPURU, I. y TORRES, V. (1997): El Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Deusto.
25 años de historia. Bilbao: ICE de la Universidad de Deusto.
GAIRÍN, J. (2000): Cambio
de cultura y organizaciones que aprenden. En A. Villa (Ed.), Liderazgo y Organizaciones que aprenden.
Bilbao: ICE de la Universidad de Deusto - Mensajero.
GAIRÍN, J. y VILLA, A. (1996): "Funcionamiento de los
equipos directivos. Análisis y reflexión a partir de una investigación
empírica". En A. Villa (Ed.), Dirección
Participativa y Evaluación de centros. Bilbao: ICE de la Universidad de
Deusto - Mensajero.
GAIRÍN, J. y VILLA, A. (1999): Los equipos directivos de los centros docentes. Bilbao: ICE de la
Universidad de Deusto - Mensajero.
GARCÍA OLALLA, A. (1998): Análisis del funcionamiento de los equipos directivos de centros
educativos en el contexto del estado español. Bilbao: Facultad de Filosofía
y Ciencias de la Educación de la Universidad de Deusto. Tesis Doctoral inédita.
PASCUAL, R., VILLA, A. y AUZMENDI, E. (1993): El liderazgo transformacional en los centros
docentes. Bilbao: ICE de la Universidad de Deusto - Mensajero.
POBLETE, M. (1999): Roles
de Equipo y Estatus. Primeras jornadas de Análisis y Conducción de grupos.
Barcelona.
POBLETE, M. (2000): Equipos
para el cambio en las organizaciones. Aspectos diferenciales. Barcelona:
Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona. Tesis Doctoral inédita.
SIMONS, P.R.J. (1995): New Roles for HRD-Officers and- Managers in
Learning. Presented at the 1995 Annual Conference of the European
Consortium for the Learning Organization (ECLO). May 1995, Warwick University,
UK.
SIMONS, P.R.J. (2000): "Escuelas que aprenden y
profesores que aprenden". En A. Villa (Ed.), Liderazgo y Organizaciones que aprenden. Bilbao: ICE de la
Universidad de Deusto - Mensajero.
VILLA, A. (Ed.) (2000): Liderazgo
y Organizaciones que aprenden. Actas del III Congreso Internacional sobre
Dirección de Centros Educativos. Bilbao: ICE de la Universidad de Deusto -
Mensajero.
VILLA, A. y POBLETE, M. (1999): Revisión y adaptación del Cuestionario Multifactorial de Liderazgo (CML) de Bass y Avolio (MLQ). Bilbao:
ICE de la Universidad de Deusto.
VILLA, A. y POBLETE, M. (2000): Análisis y mejora de los equipos directivos de centros educativos: cómo
desarrollar el liderazgo. Curso de Formación para Equipos Directivos. ICE
de la Universidad de Deusto: documento inédito.
VILLA, A. y SOLABARRIETA, J. (2000): "Roles y actitudes
de equipo en las organizaciones que aprenden". En A. Villa (Ed.), Liderazgo
y Organizaciones que aprenden. Bilbao: ICE de la Universidad de Deusto -
Mensajero.
YANIZ, C. (1997): Un modelo de autoanálisis docente.
Bilbao: Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de
Deusto. Tesis Doctoral inédita.