LAS COMPETENCIAS, UN ENFOQUE PARADIGMÁTICO DE LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS HUMANOS.

 

AUTOR:         Manuel Poblete Ruiz, Doctor en Psicología,

Profesor de la Universidad de Deusto.

 

 

INTRODUCCIÓN

 

Con la presente ponencia en este II Simposio de Psicología Organizacional del Tec de Monterrey pretendo poner en evidencia y explicitar un planteamiento que en cierto modo ya se trata en el ámbito de la Psicología del Trabajo, de las Organizaciones y de los Recursos Humanos. Sin embargo, en muchas ocasiones está parcialmente, cuando no inadecuadamente, abordado.

 

Pienso que el Simposio es un foro digno y adecuado, como centro de acuerdo y difusión de la labor que, en el ámbito del comportamiento humano pueden hacer, tanto en México, como en España y otras partes del mundo los profesionales de la Psicología.  

 

La Psicología como ciencia autónoma, desgajada de la Filosofía, de la Medicina y de la Sociología tiene poco más de un siglo de edad (Munné, 1989). Es una de las disciplinas científicas más jóvenes. Pensando en las otras ciencias (Matemáticas, Medicina, Física, Biología, etc.), la Psicología es una ciencia “recién nacida” (Triplett, 1897; McDougall, 1908; Cooley, 1909).

 

La especialidad de la Psicología Organizacional (inicialmente Psicología Industrial y en la actualidad Psicología del Trabajo, de las Organizaciones y de los Recursos Humanos) nace con vocación de dar una respuesta a los problemas de integración, adaptación y crecimiento que tienen las personas en el ámbito individual, de grupo y en la organización. Los casos de frustración, de desmotivación, de conflictos no resueltos, tratados con enfoques “puramente de gestión” son frecuentes. Desde la Psicología, tratamos de dar respuesta a los individuos y evitar niveles no deseados de calidad de vida en el trabajo, que coinciden con resultados poco satisfactorios para la organización.

 

En ese equilibrio se mueve la Psicología Organizacional y trata de encontrar fórmulas que den respuesta a ambas exigencias: el bienestar de la persona y el desarrollo de la empresa. Es más, defendemos que no es posible, a medio y/o largo plazo, lograr los objetivos de uno de los dos elementos anteriormente mencionados a costa del otro.

 

Las competencias, nacidas como concepto aplicado a raíz de la crisis industrial de la última cuarta parte del siglo XX, aportan puntos de encuentro sobre los que podemos trabajar como nueva apuesta y nuevo paso de la aportación de los psicólogos al mundo del trabajo.

 

 

1.- CONTEXTUALIZACIÓN

 

Trataremos de subrayar los principales elementos que se detectan en las presentes circunstancias.

 

 

1.1.- Rasgos definitorios del momento actual

 

La realidad es compleja y resumir en cuatro o cinco tópicos el momento que se vive en la sociedad actual, es difícil y simplista. Nos limitaremos a apuntar los que consideramos más importantes y evidentes en relación con el tema que nos proponemos desarrollar.

 

Generalización del cambio.

 

O más bien cabría decir toma de conciencia del momento de cambios tecnológicos, económicos y sociales en que nos hallamos y que podemos resumir en el siguiente diagrama inspirado en Echeverría, B. (2000).

 

 

Gráfico 1: Cambios en la realidad.

 

 

Los cambios habidos en los distintos ámbitos durante las tres últimas décadas han introducido variables muy potentes que han transformado la realidad del mercado de trabajo, una de cuyas principales consecuencias ha sido el elevado nivel de exigencia profesional, pasando el centro de gravedad de la empleabilidad, desde la institución al individuo. La seguridad no debe buscarse tanto en el cobijo de la organización como en la valía de uno mismo. 


 

Como continuación de la generalización del cambio hablamos de globalización, más allá de los mercados (Breton Woods, 1944). La internacionalización de las relaciones lleva a un incremento de las conexiones entre países y a la internacionalización de formaciones económicas, políticas y sociales como la Unión Europea o el Tratado de Libre Comercio. Uniones, Alianzas que pretenden ir más allá de los mercados. Para que la globalización sea eficaz, debe ser negociada, aceptada y justa para sus integrantes.

 

 

Desarrollo de las nuevas tecnologías

 

El cambio acelerado se ha producido de la mano de las TIC aplicadas a campos del trabajo, de la investigación y del estudio.

 

Lo continuos avances científicos en astrofísica, biotecnología y genética no son más que una muestra de un auxiliar tan potente. La aplicación de técnicas a campos muy diversos forman parte del núcleo duro del cambio.

 

 

Predominancia de la gestión del cambio sobre el cambio mismo

 

La cadena de causalidad hace que, una vez iniciado el cambio, pararse sea sinónimo de fracaso. La única manera de evitarlo es aplicar un enfoque sistémico, riguroso y gradual a la organización (Poblete, 2000). Y por necesidad, a la persona, elemento imprescindible de la propia organización.

 

Se ha hecho necesario sustituir el concepto de cambio episódico por el de cambio continuo (Weck y Quinn, 1999), a la hora de intervenir sobre el cambio.

 

 

Transformaciones profundas en el ámbito laboral

 

Tanto las innovaciones técnicas, como tecnológicas, como la globalización han llevado a considerar el trabajo como centro del empleo y no a la inversa. Con ello se ha flexibilizado enormemente el empleo y se ha diversificado la forma de trabajar. Se ha pasado en poco más de una generación de hacer unos estudios profesionales o universitarios para encontrar un empleo, a prepararse a conciencia para desarrollar un trabajo, sea éste por cuenta propia, por cuenta ajena, presencialmente, a distancia, virtualmente, teletrabajo (Caspar, 1994), a tiempo parcial, por proyectos, etc.

 

 

1.2.- La fuerza de los paradigmas.

 

Según el diccionario científico, paradigma es el conjunto de hábitos, técnicas, normas metodológicas, ideas filosóficas que, junto con determinadas teorías científicas, dominan en el seno de una comunidad científica (Espasa Calpe, 2003).

 

Sobre la base de paradigmas se organiza y evoluciona la ciencia. Para Thomas Kuhn, epistemólogo y filósofo de la ciencia, un paradigma es un logro de gran importancia, que cambia la manera de hacer ciencia de los que practican las disciplinas afectadas (1962).

 

Los planteamientos de Copérnico cambiaron, no sólo la concepción científica del Universo, sino también otros aspectos vinculados a la vida y a la ciencia, como en aquel tiempo era la religión.


 

La concepción de la mecánica de Newton, que une Astronomía y Mecánica terrestre constituyéndose en una macrociencia o la que se ha venido a llamar Física Moderna, fue un nuevo paradigma.

 

En la misma línea, en el reciente siglo pasado Einstein y Plank introdujeron un nuevo paradigma, que “relativiza” las teorías newtonianas.

 

En estas tres situaciones puestas como ejemplo y referencia, observamos que los paradigmas hacen avanzar la ciencia. Podemos afirmar que contribuyeron definitivamente a desarrollar el conocimiento de la realidad en una dirección y que, al mismo tiempo, significaron la superación de otros paradigmas que ejercieron tanta o mayor fuerza de resistencia antes de imponerse los nuevos paradigmas.

 

Los nuevos paradigmas suelen partir de hallazgos parciales, a veces fortuitos (por “serendipity”), pero llegan a constituirse de forma radical y, en el proceso de cambio, ejercen un gran poder asociando innovación-resistencia.

 

En el pasado el choque de paradigmas ha llegado a producir ejecuciones en la hoguera, anatemas, no siempre en sentido figurado. También es cierto que hablamos de paradigmas que han logrado imponerse. Sin embargo, no pasan a la historia otros, por no haber sido lo suficientemente fuertes para vencer la resistencia de viejos paradigmas.

 

Si aplicamos el concepto de paradigma al campo profesional-laboral, hay paradigmas que proporcionan métodos de éxito, útiles para entender bien una ejecutoria profesional, para identificar problemas, para establecer límites, para interpretar la realidad, para generalizar. Todos ellos tienen un efecto positivo, aportando seguridad desde el punto de vista intelectual y desde el punto de vista práctico. También tienen todos ellos un aspecto limitativo de constituirse en manera única de interpretar la actualidad y, por tanto, de actuar.

 

En nuestro ámbito de referencia pueden mencionarse como paradigmas de gran fuerza el tayloriano sobre la organización del trabajo, el paradigma de Ford sobre la producción en serie. Y otros de influencia más limitada han sido diferentes paradigmas que han dado lugar a modelos como el clínico, el psicotécnico o el sistémico a la hora de interpretar e intervenir en la organización. 

 

Einstein decía que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. Sin elevar el prejuicio a la categoría de paradigma, hemos de reconocer que tienen en común ambos una gran fuerza de fijación y resistencia al cambio.

 

Toda esa grandeza y todas las restricciones que presenta un  paradigma podemos aplicarla a la forma de organizar una parte de la realidad humana en el medio profesional-laboral como son las competencias.

 

 

1.3.- Concepción de la persona en el ámbito del trabajo

 

En esta poco más que recién nacida disciplina de la Psicología Aplicada al ámbito de la Organización y de los Recursos humanos, podemos subrayar varias etapas caracterizadas por cada una de ellas por una concepción paradójica de la persona en la Organización.


 

 

Homo Oeconomicus

 

Del Homo Agrícola y Homo Artisanus con que se encontró la Revolución Industrial, se pasó al Homo Faber, en que la persona es como una pieza más de la maquinaria productiva. “Una de las cualidades que debe tener el que cuida la colada como trabajo habitual, según Taylor, padre de la organización científica del trabajo, es que sea tan fuerte y flemático, que se parezca más a un buey que a un ser humano” (Taylor, 1911 en 1970). El Homo Faber es eminentemente para la organización Homo Oeconomicus. Viene a ser un concepto de puro coste.

 

 

Homo Habilis

 

La producción en cadena potenció un modelo de Homo Habilis, del que hay que aprovechar, además de su fuerza bruta, la capacidad de especialización en tareas muy concretas y repetitivas.

 

 

Homo Sociabilis

 

El paradigma de Homo Sociabilis viene de la mano de Parker Follet (1918), Barnard (1950) y Mayo (1972). Los dos primeros hacen planteamientos pensados desde el funcionamiento de la persona en el trabajo en el ámbito grupal y es Mayo el investigador que consolida con sus estudios la importancia de tener en cuenta a la persona como Homo Sociabilis.

 

 

Homo Intelligens.

 

Los modelos aceptados de gestión de la organización desarrollados en las dos últimas décadas del siglo XX por Crosby (1979), Deming (1982), Kanter (1983), Senge (1992), Hammer (1994) avalan el paradigma del Homo Intelligens. Ponderan e incorporan a la realidad de la organización el capital intelectual existente, a través de procesos de Calidad Total, Mejora continua, Reingeniería, Innovación, etc. Son modelos de gestión empresarial que está, dando excelentes resultados y creando una cultura de aprovechamiento y mejora.

 

 

Homo Competens 

 

Sin embargo, el desarrollo de la persona y de la organización, como fenómeno humano requiere paradigmas más evolucionados, completos e integrados.

 

Desde mediados de la pasada década se habla con fuerza de las competencias profesionales. Parecen alumbrar entorno a este concepto nuevos modelos y enfoques. En este espacio del Congreso nos dedicaremos a valorar el alcance, las posibilidades y los límites del que quedamos en denominar Homo Competens, especial recurso y centro de la organización.

 

El enfoque de las competencias ha surgido en el m mundo del trabajo, más concretamente en el ámbito del empleo. Desde un enfoque funcional de adaptación del individuo al perfil del puesto de trabajo.


 

Cuando se ha comprobado que el enfoque de competencias aporta soluciones, no sólo a la hora de encajar persona/puesto de trabajo, sino que es importante el saber estar y la integridad de la persona en diversas y cambiantes situaciones, se ha pensado que no es problema de una formación complementaria de para la adaptación.

 

Se ha creado la necesidad de rediseñar en parámetros de competencias la educación de la persona con proyección, no sólo en el mundo laboral, sino en la vida toda. La Universidad, los Colegios y Escuelas incluyen o deben incluir en sus proyectos curriculares la educación en competencias y por competencias. Es la única posibilidad de que el Homo Competens sea un paradigma que haga evolucionar la consideración y actuación de la persona en la sociedad y pueda representar una etapa de cambio y consolidación del estar y del ser humano.

 

 

2.- UN BUEN EJEMPLO DE LO DICHO

 

En la Revista de Management de los Ingenieros USA (1999) salió publicado el resultado de un estudio sobre habilidades demandadas por las empresas a los Ingenieros. Según los criterios aprobados por el Comité de Acreditación para Ingeniería y Tecnología (ABET), organismo acreditador de los programas de Ingeniería de las Universidades USA, dichos programas deben demostrar que sus titulados tienen que demostrar que sus titulados  tienen 24 competencias, según el listado que se presenta más abajo.

 

Se realizaron entrevistas a unos sesenta supervisores de ingenieros, preguntándoles qué importancia atribuyen a dichas competencias en el trabajo diario de sus subordinados.

 

El resultado aparece en el siguiente cuadro:

 

 

Cuadro 1: Selección de competencias para Ingenieros.

 


En la parte derecha de la tabla se ha incorporado el porcentaje de entrevistados que consideran extremadamente importante la competencia.

 

Llama poderosamente la atención que las diecisiete primeras son competencias genéricas. En decimoctavo lugar y posteriores aparecen competencias específicas o de fuerte carga técnico-profesional, elegidas como extremadamente importantes por menos del 20% de los evaluadores, responsables en activo de los ingenieros sujetos a consideración.

 

En Europa esta evidencia se traduce en que “para poder existir y sobrevivir en una sociedad cada vez más compleja y dinámica, las personas no sólo precisan cualificaciones técnicas, sino también aquellas competencias, que les posibiliten afrontar situaciones en proceso de cambio y requisitos impredecibles” (CEDEFOP, 1999).

 

 

3.- EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE COMPETENCIA.

 

La crisis mundial de los años 70 propició un desarrollo y difusión del enfoque sobre las competencias. La situación caótica desde el punto de vista laboral en que se había sumido la sociedad hizo replantearse el concepto de “especialización” como clave de la formación profesional.

 

 

3.1.- Nacimiento de la nueva acepción de competencia.

 

A partir de los hallazgos de McClelland (1973) que llegó a demostrar que la inteligencia de por sí no es un factor que correlacione con el éxito en la vida, con el desarrrollo de las sociedades, se elaboró el concepto de competencia como conjunto de características que subyacen en la personalidad con una relación causal con resultados superiores de actuación.

 

En esta misma dirección trabajó Levy-Leboyer definiendo las competencias como comportamientos que algunas personas dominan mejor que otras y las hacen más eficaces en unas determinadas situaciones.

 

El concepto de competencia está condicionado por el enfoque y modelo que cada autor va adoptando, con una tendencia más funcional, más conductual o más constructivista.

 

Aprovechando lo mejor de cada enfoque podemos integrar en el concepto de competencia la definición adoptada por la Universidad de Deusto (2002).

 

Competencia es la capacidad de un buen desempeño en contextos complejos y auténticos. Se basa en la integración y activación de conocimientos, habilidades y destrezas, actitudes y valores. 

 

Esta definición no se limita a un enfoque conductual y, por tanto, limitado al rendimiento, sino que se trata de implicar las variables de la personalidad que intervienen en su desarrollo, tanto conocimientos, habilidades y destrezas, como motivaciones actitudes y valores. Así queda reflejado en el gráfico siguiente (Poblete, 2003).

 

 


 


Gráfico 2: Concepto integrado de competencia.

 

 

Los contenidos necesarios para el desarrollo de una competencia, según esta concepción son:

 

·         SABER, que engloba los conceptos, conocimientos, datos, hechos, principios referidos a la competencia.

 

·         SABER HACER, que comprende las habilidades, destrezas, técnicas para aplicar y transferir a la actuación.

 

·         SABER ESTAR, la predisposición al entendimiento y a la comunicación interpersonal, favoreciendo un comportamiento colaborativo.

 

·         SABER SER, es decir, las actitudes, normas, valores que llevan a tener unas convicciones y asumir unas responsabilidades.

 

Los valores constituyen el “núcleo duro” de las competencias, dan sentido a las mismas. Los valores no son fáciles de detectar y medir. Si alguna posibilidad existe de ello es relacionándolos con las competencias de manera coherente, explicitando el recorrido que existe desde las competencias hasta los valores específicos (Boyatzis, 2002).

 

La actuación en la práctica profesional, estudiantil o social está influida por el entorno, del que no es ajeno el cómo se desempeña competencia. La competencia es un constructo complejo, pero comprensible y diferenciable de los elementos implicados en ella. Falta por desarrollar investigación en torno a las competencias. Será muy útil para consolidar el paradigma sobre el que estamos reflexionando realizar investigaciones que vayan consolidando un cuerpo disciplinar con rigor.

 

A la hora de limitar las competencias a lo razonable para hacerlas manejables se acordó en distinguir las competencias específicas, propias del ejercicio de una profesión determinada (realización de planos, programación en Cobol, extirpación quirúrgica del apéndice, etc.) y aquéllas que pueden considerarse genéricas o transversales. Se requieren en el ejercicio de cualquiera de los ejercicios profesionales técnicos, educativos o sociales.


 

Parece que se va imponiendo en la literatura la terminología usada en Europa por influencia anglosajona, que acepta la denominación de competencias específicas y genéricas (comunicación verbal y escrita, pensamiento analítico y sistémico, resolución de problemas, creatividad, etc.) necesarias para todo ejercicio profesional.

 

Fueron importantes los esfuerzos realizados por McClelland, que con McVer (1979) propuso un primer listado de competencias:

 

·         Pensamiento crítico,

·         Planificación,

·         Relaciones Interpersonales,

·         Iniciativa,

·         Creatividad,

·         Perseverancia/Tenacidad,

·         Liderazgo,

·         Confianza en sí mismo,

·         Liderazgo,

·         Persuasión/Influencia,

·         Autocontrol.

 

McClelland se limita a las competencias genéricas, porque supone que las competencias específicas están definidas e implícitas en cada perfil profesional y es muy difícil el recoger un listado exhaustivo de todas las competencias, a no ser que se haga profesión por profesión como se está realizando al trabajar en la educación superior (proyecto Tuning, 2003).

 

Por otra parte, abundan los listados de competencias originados bien por especialistas en el tema de las competencias: Boyatzis (1981), McCauley (1989), bien por organizaciones empresariales como el Club Europeo de la Calidad o la Fundación Universidad-Empresa (1999), bien por Universidades, como Sheffiel-Hallam (2000), Luton (2000), Deusto (2002), etc.

 

 

3.2. - Las competencias en la UD

 

En la Universidad de Deusto, aprovechando la información aportada por la literatura sobre competencias y en la línea seguida en el Proyecto Tuning, del que es impulsora y coordinadora, se han seleccionado las siguientes competencias genéricas:


 

CATEGORÍA

COMPETENCIA

 

 

 

 

 

 

INSTRUMENTALES

 

COGNITIVAS

PENSAMIENTO: ANALÍTICO, SISTÉMICO, REFLEXIVO, , LÓGICO, ANALÓGICO, CRÍTICO, CREATIVO, PRÁCTICO, DELIBERATIVO Y COLEGIADO.

 

METODOLÓGICAS

ORGANIZACIÓN. DEL TIEMPO

RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS

TOMA DE DECISIONES

PLANIFICACIÓN

 

TECNOLÓGICAS

BASES/DATOS

PC, COMO HERRAMIENTA DE TRABAJO

 

LINGÜÍSTICAS

COMUNICACIÓN VERBAL

COMUNICAC. ESCRITA

MANEJO IDIOMA/EXTR

 

 

 

 

 

INTERPERSONALES

 

 

 

 

 

INDIVIDUALES

AUTOMOTIVACIÓN

RESISTENCIA Y ADAPTACIÓN AL ENTORNO

COMPORTAMIENTO ÉTICO

 

 

 

SOCIALES

DIVERSIDAD E INTERCULTURALIDAD

COMUNICACIÓN INTERPERSONAL

TRABAJO EN EQUIPO

TRATAMIENTO DE CONFLICTOS

NEGOCIACIÓN

 

 

 

SISTÉMICAS

DE CAPACIDAD EMPRENDEDORA

CREATIVIDAD

ESPÍRITU EMPRENDEDOR

CAPACIDAD INNOVADORA

 

DE ORGANIZACIÓN

GESTIÓN POR OBJETIVOS

GESTIÓN DE PROYECTOS

DESARROLLO DE LA CALIDAD

DE LIDERAZGO

INFLUENCIA Y EMPOWERMENT

DE LOGRO

ORIENTACIÓN AL LOGRO

 

Cuadro 2: Competencias de la Universidad de Deusto.

 

 

En el cuadro se agrupan las competencias, según tres criterios generales:

 

 

·         Competencias instrumentales: son aquellas que tienen una función de medio o herramienta para obtener un determinado fin.

 

·         Competencias interpersonales: son las referidas a las diferentes capacidades que hacen que las personas logren una buena interacción con los demás.

 

·         Competencias sistémicas: suponen destrezas y habilidades relacionadas con la comprensión de la totalidad de un sistema o conjunto. Requieren una combinación de imaginación, sensibilidad y habilidad que permite ver cómo se relacionan y conjugan las partes en un todo.

 

 

La incorporación de las competencias genéricas, que necesitarán los ciudadanos en formación en la universidad para realizar sus cometidos profesionales, al currículum académico será un reto más de los que se presentan en el proceso de incorporación a un movimiento europeo para desarrollar un sistema educativo que genere un mayor nivel técnico, tecnológico, de prosperidad , que permitirá, a su vez, invertir en conocimiento y educación.

 

Puede ser un buen planteamiento para recuperar el protagonismo del cambio que se está produciendo, en algunos casos, a pesar nuestro. Desde la Universidad, desde la Escuela, desde los Centros con responsabilidad en el ámbito educativo debe tomarse una iniciativa que desde el enfoque de competencias podría ser:

 

 

Gráfico 3: Respuesta desde la docencia.

 

 

Si relacionamos los cambios producidos en la realidad con los cambios propuestos en el aprendizaje lograremos a medio plazo tomar la dirección que marcan todas las tendencias y reconciliarnos con la sociedad.

 

 

 

Gráfico 4: Visión de síntesis.

 

 

En este sentido las competencias se presentan como un paradigma que reorienta nuestra atención hacia el desarrollo de la persona en toda su integridad.

 

La formación, tanto profesional como universitaria, debe tener en cuenta y contar para su organización con tres conceptos derivados de la realidad actual: flexibilidad, movilidad y trasferibilidad (Nishoh y Strenmer, 1998).

 

Este planteamiento debe llevar a las Instituciones docentes a tener en cuenta a la hora de programar sus actuaciones los mencionados conceptos, que harán pasar la actual prioridad de impartir conocimientos a un lugar dado por “supuesto”, necesario, pero secundario.

 

Por otra parte, deberá pasarse del concepto social de Instituciones docentes a espacios docentes, ya que la transferibilidad no se realiza solamente desde la Institución a la Organización a través de la persona. la Escuela, la Universidad no son los únicos centros de aprendizaje. La persona puede aprender e todos los ámbitos en que vive y debe estar en un proceso continuo de aprendizaje, desaprendizaje y reaprendizaje vertical y horizontal.

 

 

4.- CONSIDERACIÓN DE LA PERSONA EN LA ORGANIZACIÓN BAJO EL PARADIGMA DE LAS COMPETENCIAS

 

El Factor Humano, clave, al menos como tópico en la declaración de intenciones de toda organización que se precie de moderna, pasaría, con el enfoque de las competencias, a ser auténticamente el centro.

 

El Capital Humano de toda organización es precisamente el potencial de competencias de sus integrantes, a nivel individual y a nivel grupal. Subsistemas de la función de RR.HH., tales como Planificación, Reclutamiento y Selección, Integración, Orientación, Formación, Evaluación, Desarrollo, Planes de Carrera... son susceptibles de ser gestionadas de manera coherente y eficaz desde las competencias.

 

Estos subsistemas son los principales en la función de RR.HH. El resto, como Contratación, Retribuciones, Prevención de Riesgos, Relaciones laborales, Ceses, Servicios Sociales son de índole más administrativa.

 

El siguiente cuadro trata de interpretar la complejidad y retroactividad entre los distintos subsistemas de RR.HH. y la Gestión por Competencias.

 

 

 

 

Gráfico 5: Sistema de los RR.HH

 

 

Como se observa en el cuadro, la gestión de competencias va orientada a la evaluación del capital humano y a su desarrollo (inversión). Existen otros aspectos administrativos y de mantenimiento necesarios en las reglas de juego de la organización, que también están delegados en la función de RR.HH. y que hay que gestionar, de manera coherente, pero estableciendo una diferenciación de roles como son evaluación del desempeño, administración salarial, relaciones laborales, prevención de riesgos, mejoras sociales, etc.

 

Es importante insistir en que relacionar directamente competencias con política salarial es un planteamiento perverso, que puede bloquear el funcionamiento de una gestión adecuada de RR.HH., tanto por la animosidad que suelen tener los colaboradores ante el hecho de ser “enjuiciados” y eventualmente desincentivados por aspectos muy personales o con los que están implicados aspectos íntimos (motivaciones, intereses, actitudes, valores) , como por la resistencia de los responsables de personas a asumir funciones que pueden generar contradicciones, al actuar como “directores” (gestores) y como “coaches” (líderes).


 

En este terreno conviene diferenciar ambas actuaciones teniendo claros los conceptos.

 

 

 

EVALUACIÓN

JEFE

COLABORADOR

 

GESTIÓN

VALORACIÓN

DESEMPEÑO PROFESIONAL

GANANCIA DIRECTA ECONÓMICA

 

LIDERAZGO

INFLUENCIA

DELEGACIÓN (EMPOWERMENT)

COACHING

DESARROLLO PERSONAL Y PROFESIONAL

GANACIA INDIRECTA (PERSONAL Y PROFESIONAL)

 

Cuadro 2: Evaluación del Desempeño vs. Evaluación del Desarrollo.

 

 

La Evaluación y Desarrollo de las Competencias repercutirá en resultados, sin duda. Sin embargo, de cara a las compensaciones económicas directas será el desempeño (los resultados, el rendimiento), lo que el responsable debe valorar con datos y objetividad, teniendo en cuenta, en todo caso, además de los resultados, la trayectoria profesional de cada individuo.

 

El hacer un uso parcial o limitado a unos intereses situacionales puede condicionar negativamente la operatividad del paradigma.

 

Se hace necesaria una investigación rigurosa de la realidad que hay detrás de las competencias. No es suficiente delimitar epistemológicamente conceptos tales como conocimientos, actitudes, motivaciones, valores y competencias, sino que se hace necesario comprobar los límites y relaciones que existen entre ellos.

 

Es necesario aplicar la humildad  que conlleva la construcción científica de los aspectos observados y analizados en la realidad con el fin de no presentar el nuevo constructo de las competencias como panacea de la gestión de los RR.HH. Toda explicación del comportamiento humano ha de reconocer la complejidad del mismo y aceptar que no existen soluciones definitivas, ni fórmulas mágicas para interpretar y favorecer el desarrollo del individuo y de la organización.

 

La evaluación de competencias para su desarrollo ha de plantearse también de manera objetiva, basada en “evidencias”, siendo, no tanto el veredicto del jefe del que dependa la evaluación, sino de un diálogo jefe-colaborador. El jefe aporta su punto de vista, basado en evidencias, como un espejo que desde fuera y con objetividad proporciona feedback al colaborador. Con evidencias y hechos, pero sin dogmatismos.

 

El aprendizaje (o el desarrollo personal y profesional) debe partir de una toma de conciencia del momento actual y a esa toma de conciencia lleva la reflexión personal ayudada por un jefe-coach.     

 

Tratar de resolver un problema complejo, como puede ser el de  reconocimiento por la aportación realizada por la persona con una fórmula matemática: “tanta competencia profesional demuestra, luego tanta retribución merece” es, no sólo simplista, sino que puede pervertir y dinamitar las posibilidades de un modelo de gestión, basado en competencias.

 

La aplicación en el área de los RR.HH. de las posibilidades que presentan las competencias supone:

·         Cambiar el concepto de Evaluación por el de ayuda para la mejora profesional y profesional del individuo.

·         Transformar el concepto de autoridad/poder en liderazgo/apoyo.

·         Favorecer una mayor empatía entre jefe y colaborador, lo que llevará a cambiar una relación basada en el temor en una relación basada en la confianza.

 

Restablecer un equilibrio entre el crecimiento de la organización y el desarrollo del individuo es no sólo posible, sino necesario para lograr un tratamiento y evolución del mundo del trabajo más productivo, más coherente y más humano.

 

Construyendo la gestión de competencias en torno a un intercambio de desempeño por euros, haremos una flaca aportación en este momento de la historia del desarrollo de las relaciones humanas en el trabajo.

 

Como psicólogos somos o debiéramos ser los profesionales que mejor conociésemos las  variables y mecanismos intervinientes en el comportamiento humano y, por tanto, nuestra responsabilidad es grande. Tenemos un gran reto para ayudar en un desarrollo más humano y más social, al mismo tiempo que tenemos un campo de actividad profesional que nos hará ser muy útiles, incluso imprescindibles en el momento actual, si sabemos aprovechar la oportunidad que nos ofrece el paradigma de las competencias.

 

 

5.- PAPEL DEL PSICÓLOGO EN EL ÁMBITO DEL TRABAJO, DE LAS ORGANIZACIONES Y DE LOS RECURSOS HUMANOS.

 

El razonamiento para justificar la necesidad que tiene el mundo del trabajo de incorporar profesionales expertos en la conducta humana, a fuer de elemental es contundente. Así como se emplean técnicos (Ingenieros, Físicos, Químicos, etc.) para trabajar tecnologías, equipamientos, instalaciones, etc. por ser expertos en dichos temas. Así como se emplean financieros (Economistas, Contables, etc.) para manejar los aspectos crematísticos del negocio. Así como se emplean en los aspectos jurídicos Abogados, Graduados Sociales para gestionar contratos, convenios, relaciones laborales, interempresariales e internacionales.

 

Para dirigir, tratar, gestionar y orientar acertadamente los recursos más importantes que tiene en su haber la organización, cuyo potencial es el valor añadido diferencial de la organización, se emplean abogados, economistas, ingenieros, empleados a los que se les reconocen los servicios prestados. No a profesionales especialistas del comportamiento humano, de las relaciones interpersonales y psicosociales.

 

El psicólogo no está llamado a sustituir en la empresa a ingenieros, abogados o economistas, sino a trabajar en equipo con ellos. El objetivo común de los profesionales que intervienen en la organización es el logro de los resultados económicos y sociales y la realización profesional y personal de sus empleados (Poblete, M. y Gutiérrez, B., 2003).

 

De esto son conscientes las empresas y la presencia del psicólogo se ha incrementado notablemente en los últimos 25 años.. La participación de profesionales de la Psicología frente a la participación de los profesionales del Derecho, que eran los que más cuota tenían en los departamentos de Recursos Humanos o de Personal han pasado en una muestra de la sociedad española de una relación de 1 a 3 a una relación de 2 a 2.


La carencia de oferta de profesionales expertos en personas para la organización ha venido atendiéndola la sociedad ofreciendo cursos postgrado y master en Recursos Humanos, dirigidos a todo tipo de profesionales. En la actualidad puede decirse que la Especialidad, Itinerario o Carrera universitaria de Psicología para profesionales que van a dedicarse a la gestión y desarrollo de los RR.HH. en la organización es una oferta normalizada.

 

 

6.- CONCLUSIONES

 

Lo que hemos llamado nuevo paradigma  de las competencias ofrece grandes expectativas si se acompaña de un rigor en cuanto a su investigación, desarrollo y aplicación. Al mismo tiempo ofrece serias limitaciones que conviene considerar.

 

1º.- Existe literatura sobre el tema. Sin embargo, hay poca investigación que conceda rigor científico al desarrollo y a la gestión de las competencias, más allá de la aplicación y de resultados poco contrastados.

 

2º.- Las Instituciones que imparten formación reglada (Universidades, Centros Académicos Superiores y Medios) no incluyen en sus programas adecuadamente la formación en competencias.

 

3º.- Por esto mismo se produce un desfase entre la elegibilidad que concede una titulación cargada de competencias específicas y la idoneidad por la que las empresas y organizaciones miden a los candidatos egresados de la universidad.

 

4º.- Se imparten, de manera artificial, como complemento a la educación superior, fuera ya del ámbito universitario, y en ocasiones con poco rigor, módulos de formación en competencias, presentados como Cursos de Especialización, Postgrados, Master, etc.

 

5º.- Todo esto hace que a las competencias específicas desarrolladas en el currículo académico, haya que injertar, de manera artificial, con un sobrecosto y riesgos de rechazo, el hábeas de las competencias genéricas que no proporcionan los programas de los planes de estudio reglados. 

 

6º.- El excesivo pragmatismo de las empresas y la fácil adaptación a sus exigencias de Consultores y/o empresas Consultoras reduciendo la gestión por competencias a la “medición” y a la repercusión que sobre la política salarial puede tener esa medición, hace muy poco popular el sistema. Aún en los casos en que se utilice la gestión por competencias como discriminación positiva, se pone en peligro el potencial de desarrollo del potencial humano y la gestión de la inteligencia que es donde se halla el valor diferencial que puede ofrecer una organización en comparación con otras.

 

Sin embargo,

 

7º.- Existe una sensibilización por parte de la sociedad, de las empresas y de algunas instituciones académicas hacia el cambio de prioridades a la hora de incorporar nuevos profesionales y a la hora de formarles.

 

8º.- Un botón de muestra puede ser el Plan de Convergencia Europeo (Bolonia, 1999) que insta a las Universidades del ámbito comunitario, entre otras cosas, y como prioridad adecuar sus Planes de Estudios para una Educación Superior Europea por Competencias, con el fin de  crear universidades competitivas a nivel mundial.


9º.- Las competencias introducidas en el ámbito de las organizaciones como programas formativos y de gestión, sitúan a la persona en el centro de atención de la empresa.

 

10.- La gestión de competencias integra adecuadamente el tratamiento de los Recursos Humanos desde la Planificación cualitativa de las Personas, clave en el funcionamiento de la organización, hasta el desarrollo y carreras profesionales de los individuos, pasando por el análisis de puestos, selección, evaluación, orientación y formación del personal.

 

11º.- Las consecuencias que llevan aparejadas este cambio, ofrecen un campo de actuación a profesionales que ejercen su trabajo en el área del Factor Humano y su reestructuración en función del nuevo paradigma.

 

12º.- La transformación de la cultura, la formación de nuevos hábitos y comportamientos, la organización de los recursos en función del nuevo paradigma demandará, asimismo, expertos en comportamiento humano y en desarrollo organizacional y en gestión del cambio, que desde dentro o desde fuera de la empresa ayuden a realizarlo de manera eficaz.

 

A ello les animo, ya que Vds. son los llamados a protagonizar y ayudar en la realización del cambio en nuestras organizaciones. Les deseo la máxima competencia.

 

 

 

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