UNA EXPERIENCIA SOBRE GRUPOS SEMIAUTÓNOMOS DE TRABAJO
(Extracto de una
comunicación del Congreso de la Sociedad de Psicología, 1979)
Autor: Manuel
Poblete Ruiz, Licenciado en Psicología.
Director Social
de Roberto Zubiri, S.A.
INTRODUCCIÓN
La empresa de
referencia pertenecía al Sector Gráfico y era líder en los años 70 y 80 de su
sector a nivel europeo.
Participó del
"boom" informático y estaba bien gestionada.
Cuatro años antes
de iniciarse la aplicación de la organización en grupos de trabajo se había
implantado la Dirección por Objetivos, que llegó hasta un segundo nivel (Mandos
Intermedios), por lo que la organización del trabajo en grupos fue una solución
dentro de la estrategia de la empresa para extender la filosofía de la Gestión
por Objetivos a todos los niveles, cuidando siempre más el espíritu de la
G.P.O. que su burocracia.
Los niveles
salariales eran elevados comparativamente con el sector (entre un 40% y 60%
superiores). El abanico salarial era de 1:6.
Los beneficios
oscilaban entre un 15% y un 20% anualmente.
La seguridad de
la empresa era grande, autofinanciando su desarrollo casi al cien por cien. La
estabilidad y garantía de los puestos de trabajo también eran muy altas.
La conflictividad
laboral era escasa. En el Comité de Empresa estaban presentes los Sindicatos
Comisiones Obreras (mayoritario), ELA-STV, UGT y LAB.
La organización
en grupos de trabajo no se dio, pues, en un marco difícil, o como forma de
solucionar una situación conflictiva, sino que fue vista por la Dirección y por
los trabajadores como un paso adelante dentro de la línea de desarrollo
organizativo de la empresa.
PASOS DE LA IMPLANTACIÓN
Pueden
diferenciarse claramente dos fases, coincidentes con los dos años naturales de
1977 y 1978.
Diagnóstico
y mentalización
Previamente, en
el último trimestre de 1976 se había realizado un diagnóstico de moral laboral
en el que se valoraba:
·
El grado de
identificación con la empresa.
·
El nivel de
satisfacción profesional.
·
El nivel de
satisfacción salarial.
·
Los objetivos
personales.
·
La autoridad y
disciplina, etc.
Con esto se tomó
el pulso al ambiente, que resultó satisfactorio en general, detectándose
algunos fallos, de los que el principal era la deficiente información y comunicación.
En ese último
trimestre de 1976, también se dieron unas charlas-coloquio en grupos reducidos,
explicando lo que se pretendía lograr: hacer del trabajo no sólo un medio de
ganar dinero, sino también un modo de tener éxito en la vida, dominando la obra
realizada y participando en las decisiones que afectan al trabajo del grupo en
que nos integramos. Para ello se consideraba imprescindible un mayor grado de
participación, responsabilidad y autonomía.
Existía el
convencimiento en el Equipo de Dirección de que esto no podía ser incompatible
con la productividad y así se manifestó al personal.
Primera
fase (1977)
Se delimitaron
los grupos de trabajo, asignándoles unos medios de producción y nombrando
responsables del grupo que seguían con el mismo trabajo que venían realizando.
Para la
determinación de los grupos y sus responsables, se tuvo en cuenta por una
parte, un estudio sociométrico de la plantilla y, por otra, se siguió sobre el
planing la secuencia de los trabajos para agrupar las máquinas.
Los modelos de
referencia fueron las experiencias del Centro y Norte de Europa.
La distribución
inicial era como sigue, teniendo en cuenta que se trabajaba a dos turnos,
cubriendo prácticamente las 24 horas de trabajo.
Y el
reagrupamiento de máquinas dio como resultado que trabajando a tres turnos
había que incorporar a cinco nuevas personas, reducir la dotación de 2 hombres
por máquina a la de 1 y medio y limitar la jornada a 8 horas.
Se creaba
oportunidad de promocionar a parte de la plantilla y mejorar la calidad de
vida.
La distribución
quedaba así:
En esta primera
fase de deseaba comprobar, ante todo, la viabilidad económica del proyecto, ya
que no se discutían los beneficios personales, que eran indudables.
Se suprimieron
todas las horas extra y con su importe se creó un fondo del que se beneficiarían
los componentes del grupo, siempre que se mantuviese o mejorase la
productividad.
Segunda
fase (1978)
Esta etapa puede
considerarse como de auténtico enriquecimiento de tareas.
A finales de 1977
se informó a los grupos de los resultados obtenidos y de la nueva etapa que
había que abordar, siendo tareas fundamentales la descentralización y la
información.
Las misiones de
los grupos serían:
·
Creación de riqueza.
·
Responsabilidad sobre
la función social del producto (calidad).
·
Conservación del
equipo.
·
Mejora de la calidad de
vida (seguridad, higiene, confort, formación...).
·
Creatividad.
·
Disciplina y control.
Los responsables
del grupo dejaron su trabajo directo y asumieron de lleno las funciones de
programación, coordinación, ayuda, etc.
Dichos
responsables participaron en unas sesiones de formación sobre:
·
Estilo de mando y
autoridad.
·
Toma de decisiones.
·
Dirección de reuniones.
Y asistieron a un
seminario sobre control de gestión en el que se les familiarizó con términos
tales como "valor añadido", "margen de contribución", etc.,
capacitándoles para interpretar y explicar la información sobre los resultados
que mensualmente recibían.
Para coordinar
los grupos se trazó un programa de reuniones mensuales de cada grupo, por una
parte, y de los responsables del grupo con el Gerente de la Fábrica, en otra
fecha, por otra. En dichas reuniones se explicaba y comentaba la información y
resultados del grupo y de la fábrica, se planteaban problemas y se buscaban
soluciones a dichos problemas. Se presentaban ideas o sugerencias para mejorar
métodos, equipos y buscar nuevas fuentes de economía.
BALANCE
Se tomó como
punto de referencia o base de comparación los resultados obtenidos en enero de
1977, mes en el que comienza la experiencia. Los resultados de este primer mes
mejoran ostensiblemente los de 1976, pero los parámetros medidos se valoraban
de forma distinta y por esto no se reflejan.
La tendencia es
claramente positiva y el cambio mayor se da en los meses de febrero, marzo y
abril de 1978, en que se da contenido a la organización de los grupos
semiautónomos de trabajo.
Entre los
indicadores controlados, por afán de claridad, se han registrado sólo dos
variables: el valor añadido, como indicador más significativo de la productividad,
y el absentismo, expresado en horas de ausencia (enfermedad, accidente, huelgas
políticas, permisos y faltas sin justificar) por persona.
En el último
trimestre de 1978 se realizó un segundo Diagnóstico de Moral Laboral para
valorar el nivel de satisfacción personal y de realización profesional que los
cambios habían proporcionado.
El factor que
producía mayor insatisfacción, Información y Comunicación, había regresado a un
quinto lugar surgiendo otros aspectos de relación y apreciación del poder, como
causa de una mayor insatisfacción.
Tanto la empresa
como los trabajadores consideraron altamente positiva la experiencia de la
organización en grupos de trabajo. Fueron apareciendo problemas que se
abordaban sobre la marcha, sin dar nunca como cerrada la situación.