Las peores cicatrices, escribió Juan Cueto, son las que deja la mala política en el paisaje. El mismo día que se aprobaba el proyecto de una monumental Ciudad de la Cultura, en Santiago, un suelto de prensa informaba de que Medio Ambiente de la Xunta consideraba el plácet para una explotación de granito en la finisterraica Costa da Morte. Esa cantera sería la primera pica en un paraje al que no es exagerado considerar una catedral de la naturaleza, una fascinante obra de arte esculpida durante milenios. Es sólo una muestra de lo que está sucediendo en Galicia, donde habría que ir pensando en un estado de emergencia paisajística. Gran parte de la costa es ya un eucaliptal, una mancha sin diversidad ni gama de colores. Los ríos, más que embalsados, van camino de estar embalsamados, y no sube ya un salmón ni por despiste. El Xallas, el único río europeo que desembocaba en cascada sobre el mar, en Ézaro, baja entubado como un moribundo. La unánime oposición vecinal, la municipal, las críticas del Defensor del Pueblo, las sentencias de la justicia, no consiguen frenar la presa del Umia, como si la obra fuera un fatal designio de la divinidad, y la propiedad, por ser de los pequeños, no mereciese ningún respeto a los que se llaman conservadores. La ría de Arousa se ha elegido como una absurda base de tanques de combustible. Y así un rosario de paradojas que estallan ante los ojos. ¿Y qué hace Medio Ambiente? Criticar a los medioambientalistas.

El paisaje habla. Sus cicatrices, según Freud, explican otros malestares, empezando por el cultural. Galicia necesita un consenso sobre el territorio. Decidir lo que es sagrado. Lo que no se toca. Salvar algo. El problema del Partido Popular es que no ha dialogado con nadie, ni siquiera consigo mismo. Es otra gran paradoja que revienta por sí sola. Cuando Fukuyama formuló el fin de los grandes dilemas políticos, no podía ni imaginar que su teoría se vendría abajo de esta forma: Los de la Boina contra Los Urbanistas. El PP cuenta todavía con una gran mayoría, pero gobierna como un grupúsculo ágrafo. Alfa y Omega: Lo Que Diga Don Manuel. Y lo último que le he oído a don Manuel sobre la oposición es: "¡Que les den morcilla!". Palabra de presidente. Atención, pues, a Galicia. Hay un proceso de renovación. Surge una nueva promesa. Su nombre: Manuel Fraga Iribarne.