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NAVARRA

NAVARRA Y PAMPLONA HASTA EL 905

ÍNDICE


1.- Hasta el final de la dominación romana

El surgimiento del hombre

El Cuaternario. Paleolítico Inferior.

Las culturas occidentales

El Paleolítico Medio

El Paleolítico Superior

El hombre de Cro-Magnon

Mesolítico y Epipaleolítico

El Neolítico

El Neolítico inicial

El Neolítico Medio

El Neolítico final

La edad del bronce

Culturas arcaicas

Antropología y craniometría

La edad del Hierro

Las primeras migraciones de pueblos de lengua indoeuropea (I)

Las primeras migraciones de pueblos de lengua indoeuropea (II)

Las primeras migraciones de pueblos de lengua indoeuropea (III)

Los celtas

La cultura de Hallstatt

La cultura de La Tenè

Los Iberos

Expansión ibérica por el Valle del Ebro

Los celtíberos

Antecedentes de Roma (I)

Antecedentes de Roma (II)

Antecedentes de Roma (III)

La República Romana (I)

La República Romana (II)

La República Romana (III)

Resumen de cargos e instituciones de la República Romana Penetración de Roma en Vasconia

Penetración romana en Vasconia e Hispania

Administración provincial romana

La situación de Roma al final de la Segunda Guerra Púnica

Administración romana en los Siglos III y II a.C. (I)

Administración romana en los Siglos III y II a.C. (II)

Administración romana en los Siglos III y II a.C. (III)

La Citerior bajo dominio romano. Los Gracos. Mario.

El inicio de la dominación romana

La época de Sila

Sertorio

Pompeyo

Economía y provincias

Roma después de Sila

César

Las provincias con César y Roma después de César

El Imperio

Los Emperadores (I)

Los Emperadores (II)

Los Emperadores (III)

Los Emperadores (IV)

La sociedad romana imperial (I)

La sociedad romana imnperial (II)

La sociedad romana imperial (III)

La sociedad romana imperial (IV)

Vasconia imperial (I)

Vasconia imperial (II)

La sociedad vascona imperial (I)

La sociedad vascona imperial (II)

La crisis imperial

La crisis del Imperio y la sociedad (I)

La crisis del Imperio y la sociedad (II)

La crisis del Imperio y la sociedad (III)

Las destrucciones

La crisis en Vasconia

La renovación imperial

Constantino

El timepo de Diocleciano y Constantino

Sucesores de Constantino

Vasconia en el siglo IV (I)

Vasconia en el siglo IV (II)

Vasconia en el siglo IV (III)

Vasconia en el siglo IV (IV)

La cristianización (I)

La cristianización (II)

Para temas posteriores véase el índice 2


Last Updated: Wednesday 27 de March de 1996 NAVARRA

NAVARRA Y PAMPLONA HASTA EL 905

Tema anterior: el surgimiento del hombre)

EL CUATERNARIO

EL HOMBRE DURANTE LA PRIMERA FASE DEL CUATERNARIO.

LOS HOMINIDOS Y ANTROPOIDES.

Aun en periodo del Australopiteco aparece un hominido mas evolucionado conocido por el "Homo habilis" al que debe atribuirse la "Pebble culture" o cultura de los guijarros tallados. Se les bautizó al principio como Telantropos o Prezinjantropos y son un estadio intermedio entre los Australopitecos y el Homo Erectus. Su capacidad craneana era de entre 600 y 700 c.c., por tanto ligeramente superior. Estos hominidos se extendieron por toda África donde se han encontrado sus restos.

Del homo habilis se salta ya al Homo Erectus o Arcantropo del que aparecen los Sinantropos (en China), los Pitecántropos (en Java) y los Atlantropos (en África del Norte). Acaso fueran descendientes del homo habilis y quizás exista un estadio intermedio entre ambos, aun no descubierto.

El Pitecántropo alcanzaba la posición vertical perfectamente al igual que los otros homos erectus. El Sinantropo se sabe que fabricaba utensilios y encendía fuego, y se cree que devoraban el cerebro de sus congéneres.

El cráneo del Sinantropo es mas humano que el de los Australopitecos aunque sigue guardando parentesco con los simios. Era de estatura ligeramente superior, aunque de baja capacidad craneana, si bien también superior a los Australopitecos. Su dentadura es esencialmente humana. La capacidad craneana del Pitecántropo es inferior al Sinantropo y es mas parecido al Atlantropo. La altura de un Pitecántropo estaría sobre 1,65 metros y ligeramente inferior para el Sinantropus.

EL PALEOLÍTICO.

El Paleolítico, conocido también por Edad de Piedra, abarca un periodo muy largo que se extiende hasta el 9.000 a. C. aproximadamente, y se divide en diversas fases: El Paleolítico Inferior, el Paleolítico Medio y el Paleolítico Superior.

EL PALEOLÍTICO INFERIOR.

El Paleolítico Inferior abarca aproximadamente del 600.000 a.C. al 40.000 a.C.

Los Sinantropos se extinguieron y quizás dieron origen a hombres posteriores en otros puntos del planeta al igual que los Atlantropos. Los antes citados Pitecántropos dieron origen a los Homo Soloënsis o de Ngandong a su vez se extinguieron, y que ya estaban muy cercanos al hombre de Neanderthal.

EL HOMBRE DE NEANDERTHAL.

Este espécimen ("Homus Neanderthaliensis") ya esta mucho mas evolucionado. Sus diferencias con sus antecesores no son solo morfológicas sino también de comportamiento: se cree que utilizaban trozos de bióxido de manganeso y de ocre rojo afilados como lápices o bien reducidos a polvo, para dibujar en las paredes; practicaba también enterramientos de cuerpos en compañía de alimentos, armas o utensilios. Es todavía primitivo en relación al futuro Homo Sapiens.

Estos hombres se extendieron por toda Europa, quizás procedentes de Asia. En Asia quedaron los hombres de Ngandong, ligeramente menos evolucionados, aunque con bastantes similitudes. Los Atlantropos quizás dieron origen a los Neanderthalienses de África.

Su descendencia del Sinantropo parece desprenderse de una mandíbula aparecida en 1907 cerca de Heidelberg (Alemania), en Mauer, que coincide cronológicamente con los Sinantropos (hacia 300.000 a.C.) pero difiere de estos y de los Neanderthales, siendo quizás un estadio intermedio, base de los Neanderthales. Un cráneo exhumado en Steinheim (Alemania) datado de hacia 250.000 a.C. podría corresponder a la misma especie de Homo Heidelbergensis o preneanderthaliense. En dichos casos hablamos de la glaciación de Mindel o del interglaciar Mindel-Riss, respectivamente. El ultimo cráneo esta mas evolucionado aun que la mandíbula, pero su capacidad craneal es baja (poco mas de 1150 c.c.).

No existen restos de estos hombres en el periodo de la glaciación de Riss (200.000-125.000 a.C.) durante el cual debió producirse una lenta evolución, pero después de esta época fría, en el interglaciar Riss-Würm (125.000-100.000 a.C.) ya se encuentran varios restos de preneanderthales en diversos puntos de Europa, entre ellos unos restos encontrados en Gibraltar.

Con posterioridad al 200.000 a. C. un grupo de estos hombres pudo llegar a la Navarra actual. Estos hombres iban en grupos de unos treinta miembros y a la zona llegaría uno de estos grupos al menos.

EL HOMBRE EN NAVARRA.

No hay rastros humanos de estos hombres en la actual Navarra aunque si se han encontrado algunos restos de su presencia: unas cuarcitas talladas recogidas en 1924 por Paúl Werner en una terraza del Río Ega a su paso por Zúñiga; un bifaz achelense en Estella; y otro bifaz en el Río Irati entre Pamplona y Sangüesa, cerca de la venta de Judas, en Termino de Lumbier. Resulta imposible saber si se trataba de preneanderthalienses o la llegada se produjo ya con estos evolucionados y en su forma clásica de Neanderthal (esta forma clásica no aparece hasta la glaciación Würm, iniciada no antes del 100.000 a.C. y probablemente hacia 75.000 a. C.).

Los Neanderthal clásicos ocuparon toda Europa con excepción de los países nórdicos, ya que se han descubierto restos en varios países Europeos (España, Portugal, Francia, Bélgica, Italia, Hungría, Rumania, la antigua Checoslovaquia, la antigua Yugoslavia, y la antigua U.R.S.S.).

La capacidad craneal de estos hombres era sensiblemente mas alta (1.625 c.c.) y su altura de 1,65 metros aproximadamente. El cráneo era grande y ancho con la frente inclinada y el lugar de las cejas prominente; grandes mandíbulas y escaso mentón. Su tórax era ancho y el cuello y las piernas cortos.

Sabia encender fuego y tallaba piedras con figuras simétricas. Es posible que comiera el cerebro de los difuntos.

Parece que un subgrupo de estos hombres, mas evolucionado incluso que el Neanderthal clásico, vivió en Oriente Medio, cronológicamente al mismo tiempo que los preneanderthales, existiendo también hallazgos de este subgrupo en Inglaterra y Francia, denominándoseles en conjunto "Presapiens".

Parece pues que junto al Hombre de Neanderthal convivía el Homo Presapiens. El primero se extinguió y el otro siguió evolucionando, y absorbería los restos de los Neanderthales clásicos, dando origen al Homo Sapiens en el Paleolítico Medio. El origen de tal evolución puede ser una mutación básica que afectaría al cerebro y que implicaba una nueva conformación de la caja craneana, mutación que debió producirse en épocas y lugares diversos, pero que en todo caso supondría una continuidad entre el Hombre de Neanderthal y su mutación el Homo Presapiens y la continuación de este, el Homo Sapiens, continuidad que parece acreditada por la morfología ósea, el endocráneo, y por las industrias que entrañan continuidad.

Los pobladores de Navarra eran cazadores y usaban hachas de mano hechas con piedra.

Ante lo insignificante de los hallazgos debemos basarnos en los que se han efectuado en otros lugares y que pueden presentar analogías con los de la zona. A través de estos hallazgos se supone al hombre del Paleolítico inferior dedicado a la caza, habitando en la cercanía de ríos, cazando por medio del hacha hecha a mano y fabricada con Sílex. La fauna de esta época (Elephas antiquus, Elephas meridionalis, Rhinoceros etruscus, Rhinoceros Mercki, Machairodus, etc...) entrañaba peligros que debían producir bastantes bajas entre los cazadores.

El hombre de este periodo, cazaba grandes mamíferos. Esta acreditada la caza del rinoceronte en la zona de Biarritz; también se sabe que se cazaban elefantes por hallazgos efectuados en Arruntz, también en el Sudoeste francés. De los materiales hallados en las zonas de Biarritz y Arruntz se sabe que existían el león, la hiena, el lince, el lobo y otros animales. El medio fundamental de captura era la trampa de foso. La caza menor se practicaba con lanza corta de madera y piedra, y mediante piedras arrojadas.

La utilización de lascas permite suponer a estos primeros habitantes llegados a la zona durante el Achelense Medio o Superior, en clara relación con los pobladores de la actual Francia (el nombre de Achelense le viene de Saint Acheul, arrabal de Amiens, donde se efectuó un descubrimiento notable) que estaban expandidos por casi toda Europa según se ha indicado anteriormente. Su numero seria muy escaso (tal vez solo una tribu de unos treinta individuos) y que fue progresando en número lentamente hasta la glaciación würmiense (hacia 80.000/70.000 a. C.) en que a lo sumo alcanzaría unos cientos de individuos.

Los indicios apuntan a un conocimiento del fuego. A partir de la glaciación würmiense debieron buscar refugio en las cuevas, que quizás ya usaban antes en forma menos habitual. Nada se sabe de sus costumbres funerarias que pudieran orientarnos sobre sus creencias religiosas, salvo lo que se conoce de forma general por otros hallazgos. Tampoco es conocida su organización social como grupo.

Solo se conserva una mandíbula neanderthaliense, hallada en Isturitz, probablemente de una antigüedad de unos treinta mil años. Se han efectuado hallazgos en cuevas en la zona de Isturitz, Lezetxiki y Axlor (Dima).

La glaciación würmiense hizo que el clima fuera frío hasta el 47.000 a.C. y ello contribuyo a un cierto retroceso de la población, que entre 75.000 y 47.000 a. C. aproximadamente parece que sufrió un estancamiento general. A pesar de la enormidad de años transcurridos la población permanece estabilizada por debajo de los mil individuos, probablemente unos quinientos.

Tema siguiente: las culturas occidentales.

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Last Updated: Tuesday 26 de March de 1996 NAVARRA

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CULTURAS OCCIDENTALES

LAS CULTURAS EN EUROPA OCCIDENTAL.

En Europa Occidental se distinguen durante este periodo las siguientes culturas: Abbevilliense, Achelense, Solutrense y Magdaleniense.

EL ABBEVILLIENSE.

El Abbevilliense, del que no hay rastros en Navarra, se desarrollo en la glaciación de Mindel (ningún hallazgo ha sido localizado en la etapa anterior, interglaciar Günz-Mindel, ni en la glaciación Günz, la primera de las cuatro del Cuaternario) o sea antes del 300.000 a.C.

Los hallazgos se circunscriben a Francia, aunque probablemente se extendieron a Inglaterra y Portugal. Es probable que en desplazamiento entre Francia y Portugal cruzaran los Pirineos por la zona Navarra o la depresión vasca.

El utensilio principal es el hacha de mano bifacial obtenida a partir de un sílex, mediante eliminación de grandes lascas, y que presentan aristas laterales sinuosas y una punta poco trabajada. Había sin duda útiles sobre lasca pero no se conservaron. Quizás habría también guijarros tallados.

De esta época son los primeros indicios de la existencia de fuego.

EL ACHELENSE.

El Achelense esta dividido en Antiguo, Medio y Superior, y fue en esta época en la cual llegaron probablemente a Navarra los primeros pobladores.

El Achelense Antiguo.

El Achelense antiguo parece derivar del Abbevilliense. Las hachas bifaciales se afinan y surgen las hachas elípticas de talla bifacial, mas o menos planas ("Limandes"). Comienzan a desarrollarse los utensilios en lasca y aparecen algunas puntas toscas.

Este periodo se desarrolla en el interglacial Mindel-Riss (300.000-200.000 a.C.), de larga duración, y clima cálido, aunque después la glaciación Riss acabo con la mayoría de los yacimientos.

El Achelense Medio.

El Achelense medio aporta una gran variedad en las hachas bifaciales planas, "limandes", lanceoladas, amigdaloides, etc...

Hay muchos útiles en lascas, y se han localizado también miles de éstas procedentes de las tallas. El utillaje de lascas es abundante: varios tipos de raederas, puntas, utensilios denticulados, perforadores etc...

En la zona central de España (concretamente en Torralba, cerca de Medinaceli) parecen existir hachuelas con lascas con influencia africana, lo que indicaría que mientras en el Norte la población llego en sucesivos traslados procedente de Francia, al Centro y Sur pudo llegar procedente de África, o bien procedente de Francia y de África simultáneamente. En esta zona central española se han encontrado junto a los útiles de los cazadores varios restos de esqueletos del Elefante Antiguo.

El Achelense Medio se desarrolló durante la mayor parte de la Glaciación de Riss (200.000-125.000 a.C.). Las huellas de fuego, que ahora se ha hecho muy necesario, se multiplican.

El Achelense Superior.

El Achelense superior comienza avanzada la Glaciación de Riss (quizás hacia el 140.000 a.C.) continuando en el interglaciar Riss-Würm (125.000-100.000 a.C.) acabando ya en el primer periodo würmiense (iniciado el 100.000 a.C.).

Las hachas bifaciales son de tipo muy evolucionado, lanceoladas, con punta finamente retocada y aristas laterales rectilíneas. Existen otras variedades (amigdaloides, cordiformes...) y hallazgos de este periodo se encuentran en Inglaterra, Bélgica, España, Portugal y Francia.

OTRAS CULTURAS.

Simultáneamente al Achelense se desarrolla en Francia e Inglaterra el Clactoniense y avanzada ya la glaciación de Würm aparece en Francia la cultura Micoquiense, origen de la Tayaciense, a su vez anterior a la Musteriense. Ninguna de estas culturas presentan grandes diferencias con el Achelense Superior.

EL MUSTERIENSE.

La Cultura o periodo Musteriense se desarrolla a partir del 70.000 a.C. aproximadamente. Esta cultura perduro a través del Würm I (Antiguo) de clima frió, los interestadios entre Würm I y II, y Würm II y III y el Würm II, o sea hasta avanzado el Paleolítico Medio.

Esta cultura deriva directamente con toda probabilidad de la cultura Achelense y sus contemporáneas.

Aparecen hachas bifaciales, triangulares o cordiformes, puntas, piezas con muescas, raederas, piezas denticuladas, cuchillos de dorso rebajado tallados en anchas lascas, buriles, raspadores y perforadores.

De la cultura Musteriense se distinguen los siguientes tipos: La Quina-La Ferràssie, Musteriense Típico y Musteriense de Piezas denticuladas.

La Quina-La Ferràssie.- Caracterizado por la escasez de hachas bifaciales, y con raederas convexas gruesas y otras de amplio retoque bifacial.

Musteriense Típico.- Caracterizado por la escasez de raederas y piezas bifaciales, y la abundancia de puntas.

Musteriense de Piezas denticuladas.- Caracterizado por la escasez de raederas y puntas. Abundan las piezas con muescas y denticuladas. Ausencia de bifaces.

De todos estos tipos hay constancia en regiones cercanas a Navarra:

En la región del Cantábrico existen hachuelas talladas en lascas que se extienden por los Pirineos y Las Landas, con mayoría del tipo La Quina-La Ferràssie.

Mas al Sur (centro de España) el Musteriense acusa algunas influencias africanas.

En Andalucía se encuentra el Musteriense típico.

En Catalunya aparece el Musteriense con piezas denticuladas.

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EL PALEOLÍTICO MEDIO.

Este periodo es menos extenso que el anterior y abarca entre los años 40.000 y 33.000 a. C.

A lo largo de milenios el hombre de Neanderthal que ha vivido en Navarra ha ido desarrollando un tipo de vida sin apenas variación. Cazando y protegiéndose del frió en las cuevas, en algunas de las cuales se han encontrado rastros de fuego. Todos sus días están ocupados en la caza, básicamente para alimentarse. Cuando un individuo muere es enterrado en una fosa, que en algunos casos tiene fosas secundarias a su alrededor, y con el difunto se entierran animales -probablemente como ofrenda- así como instrumentos o comida. Ninguna cueva o tumba sin embargo ha sido localizada en Navarra.

A partir del 47.000 y hasta el 32.000 a. C. se produce un interestadio en la glaciación Würmiense (entre la Antigua o I, y la Würm II o Media). Este interestadio conocido con el nombre de Göttweig, hace el clima mas templado y produce una revitalización de la vida humana.

La vegetación navarra en el Paleolítico Medio (y después en el Superior) era de tipo tundra con pocos arboles (6% como máximo, según los análisis de polen del yacimiento de Isturitz).

Del Paleolítico Medio es la mandíbula encontrada en Banyoles (Catalunya) que corresponde a un hombre de Neanderthal clásico. La relativa proximidad de la región gerundense donde se efectuó el hallazgo con Navarra, permite suponer que el mismo tipo de hombre habitaba esta región. De la misma época es un humero neanderthaliense, y algunas muelas, hallados en Mondragón y en Dima (Vizcaya).

De este periodo se han hallado en Navarra algunos utensilios en la Sierra de Urbasa, destacando los de Coscobilo, en Termino de Olazagutía, que presenta a menudo el sílex en placas.

LA VIDA DEL HOMBRE EN NAVARRA DURANTE EL PALEOLÍTICO MEDIO.

El hombre vivía en pequeños grupos tribales "emparentados" sanguíneamente en mayor o menor grado. Básicamente los hombres se dedicaban a la caza pero el papel de la mujer no era totalmente pasivo y participaba también en esta actividad cuando no se dedicaba a la cría de los hijos.

La esperanza de vida era corta y ello sumado a la alta mortalidad (enfermedades, accidentes, muertes violentas....) impedía la expansión de las tribus. Los viejos debían ser muy escasos ignorándose si tenían algún papel preponderante dentro de la tribu.

La natalidad, debido a la poca esperanza de vida, era débil, acentuada por la altísima mortalidad infantil.

No existían lazos familiares concretos. El hombre disponía de las mujeres a su antojo, probablemente incluso de sus hijas o hermanas.

Los niños participaban desde muy tierna edad en las cacerías y las actividades de los mayores.

A la salida del Sol el hombre, que vivía en cuevas y en verano en campamentos al aire libre, despertaba. Su sueño era discontinuo, despertando con los ruidos, necesidad a la que los peligros constantes le habían abocado. Su olfato era muy superior al actual.

Al alba los hombres y mujeres hábiles se reunían. El fuego, tanto en la cueva como en el campamento (protegía de las fieras) era el centro de la vida en el lugar. En torno a el quedaban las mujeres con niños y los ancianos.

Los hombres con sus armas de piedra y quizás antorchas de fuego se lanzaban a la caza, sin temer enfrentarse a los grandes animales como el Elefante antiguo o el Rinoceronte. Después de las capturas volvían al campamento o cueva. Las piezas cobradas eran transportadas en trozos y servían para comer. La carne se comía probablemente cruda, y también debían comerse algunos frutos silvestres. Se comía con abundancia desechándose gran parte de la carne cazada.

Cuando no se salía de caza, permanecían en la cueva o en el campamento preparando puntas de flecha, hachas u otros materiales, o descansando indolentemente. A menudo seria el clima riguroso lo que impediría las cacerías.

Estos hombres apenas tenían comunicación entre si, probablemente solo ordenes del jefe de tribu (si es que había algún jefe), o de los hombres a las mujeres, gritos de aviso en las cacerías, y poco mas. El vocabulario no excedería de unos cientos de palabras.

Básicamente el fuego permanecía siempre encendido pero el hombre sabia encenderlo si por cualquier causa (por ejemplo un traslado) debía apagarse.

Durante las cacerías debía ser frecuente la muerte de uno o varios hombres; también las enfermedades, accidentes, luchas etc... debían provocar muertes. Sus compañeros los enterraban con cierta ceremonia -al contrario que en el Paleolítico inferior, cuando los cadáveres sin duda eran abandonados y la muerte era solo un acto mas de la vida- y debían existir ya algunos sentimientos, como el temor a morir y los interrogantes sobre el después de la muerte.

Quizás con ocasión de alguna ceremonia, como un enterramiento, el hombre se embadurnaba con bióxido de manganeso o con ocre, y quizás se dibujaba líneas en el cuerpo (¿y en las paredes?).

La tribu crecía a base de los nacimientos desarrollados en su seno. Pudo haber traslados de tribus de otros lugares, pero también habría salidas de alguna tribu desde Navarra a otros puntos. Los machos disponían de cualquiera de las hembras de la tribu y ocasionalmente podían apoderarse de alguna hembra de tribus vecinas (lo que sin duda daba origen a luchas). Es también probable que elementos aislados de alguna tribus engrosaran otra, o que tribus debilitadas numéricamente pasaran a integrarse en otra. De hecho hay pruebas seguras de algunos mestizajes (aunque no en Navarra donde no hay restos humanos) entre diferentes grupos culturales, por lo cual el mestizaje entre grupos culturales afines casi puede afirmarse. Los grupos culturales menos evolucionados fueron absorbidos por los mas desarrollados, y las tribus débiles (muerte de muchos de sus miembros, falta de machos, luchas internas, dispersiones ...) eran absorbidas por las fuertes (escasa mortalidad, predominio de los machos, unidad, jefatura fuerte...)

Este periodo se extendió entre el 40.000 y el 33.000 a.C.

La evolución demográfica durante el Paleolítico medio es poco importante si bien debió superarse el medio millar de individuos.

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EL PALEOLÍTICO SUPERIOR.

Este periodo se extiende aproximadamente entre el año 33.000 a.C. y hasta aproximadamente el año 9.000 a.C.

Coincide con los últimos períodos de las glaciaciones würmienses, de clima muy frío aunque con intervalos templados.

Desglosaremos seguidamente el nombre de los períodos y su clima:

33.000-27.000 a.C. Würm II, clima frío.

27.000-23.000 a.C. Oscilación de Paudorf, clima templado.

23.000-12.000 a.C. Würm II, clima frío.

12.000-11.000 a.C. Oscilación de Bølling, clima templado.

11.000-10.000 a.C. Würm III, clima frío.

10.000-9.000 a.C. Oscilación de Allerød, clima templado.

9.000-8.000 a.C. Würm III, clima frío.

Después de 8.000 a.C. Post-glaciar, clima cálido.

LAS CULTURAS DE ESTE PERIODO.

EL PERIGORDIENSE.

El Paleolítico Superior se inicio con la cultura Perigordiense, dividido en tres fases: la primera Fase (o inicial) llamada Châtelperroniense; la segunda Fase o evolucionada, llamada Gravetiense; y la tercera Fase o Superior.

Tuvo su origen en la cultura Musteriense de finales del Paleolítico Medio.

El Perigordiense inicial o Châtelperroniense.

Se caracteriza por los raspadores terminales que predominan sobre los laterales, el desarrollo de los buriles, y que la talla se hizo mas laminar. Un útil característico es el cuchillo llamado de Châtelperron con dorso curvado. También existen hojas truncadas. El dorso de los cuchillos muestra tendencia a hacerse rectilíneo.

El Perigordiense evolucionado o Gravetiense.

Esta fase, desarrollada hacia el 30.000 a.C., se caracteriza por la abundancia de buriles, incluso asociados a raspadores, perforadores, o a hojas truncadas. En cambio hay menos raspadores y en general son planos.

Un útil característico es la punta llamada de La Gravette, de dorso rectilíneo.

Aparecen también hojas de dorso rebajado y puntas de azagaya óseas.

El Perigordiense Superior.

Se caracteriza por las Puntas de Fort Robert, pedunculadas, y los buriles diminutos de Noailles.

En su fase final existen muchas hojas truncadas y bitruncadas.

Se encuentran estatuillas de animales de forma tosca, primeras manifestaciones artísticas del hombre, y estatuillas femeninas que representan mujeres obesas, que se ha pretendido frecuentemente asociar a ritos de fertilidad.

Las pinturas se iniciaron en esta época, al principio con representaciones de manos, en negativo (o sea rodeadas de color) o en positivo, y series de puntos; y mas tarde series de animales, al principio muy toscos, estilizándose mas tarde, y haciéndose policromas, existiendo este tipo de arte también durante el Auriñaciense, que siguió a esta periodo. Los animales se representaban de perfil, pero cuernos, orejas y pezuñas se representaban de frente o de tres cuartos.

Se desarrollo principalmente en Francia y Catalunya y en su fase final también en Bélgica y la zona Cantábrica, aunque no hay hallazgos en Navarra.

Del Perigordiense superior derivo una cultura intermedia llamada Protomagdaleniense (que se desarrollo hacia el 18.000 a.C.) anterior a la fase final del Auriñaciense, de la que solo existen hallazgos en Francia.

Se caracteriza por largos buriles rectos sobre hojas retocadas, y escasez de raspadores y perforadores. Existen también puntas óseas de azagaya fusiformes o con base biselada.

EL AURIÑACIENSE.

El Auriñaciense sustituyo a partir del 20.000 a.C. aproximadamente al Perigordiense.

El Auriñaciense llego a la zona de desarrollo desde el exterior, pero se ignora desde donde.

Se caracteriza por gruesos raspadores, a veces tallados en pequeños bloques de sílex, y por hojas retocadas en uno o dos bordes, con raspadores en el extremo en muchas ocasiones. Desaparecen las piezas de dorso rebajado; los buriles son de distinto tamaño con punta débil. El utillaje óseo es mas abundante: puntas, punzones, etc...

En su fase final se desarrollan los buriles a veces arqueados y desaparecen las hojas retocadas. Las puntas óseas de azagaya pasan a ser de sección redonda, y luego de base biselada.

Aparece el grabado en su fase final y se multiplica durante su desarrollo.

Se extendió por Francia, Bélgica, Catalunya, la región Cantábrica e Inglaterra.

Del Auriñaciense Medio se han hallado en regiones cercanas a Navarra, hojas curvas de pedernal, raspadores para madera y hueso, un hueso de ave con tres orificios que podría ser un instrumento musical (en Isturitz), diversos objetos de hueso y marfil, ocre utilizado como colorante (también en Isturitz), pendientes hechos con dientes de cérvido y de hiena, y conchas agujereadas tal vez usadas como amuletos (en Bolinkoba).

EL SOLUTRENSE.

El Solutrense, que siguió al Auriñaciense, parece sin embargo un Musteriense evolucionado: Se dividió en Inferior, Medio y Superior, aunque parece haber existido un Presolutrense.

Se han efectuado hallazgos típicos de este periodo en las cercanías de Navarra: silbatos de hueso, óxidos rojos para pintar los cuerpos, una piedra con dos cabezas de caballo (en Isturitz), puntas de piedra en forma de hoja de laurel y de sauce, afiladeros de asperón y bastones perforados de hueso.

Solutrense Inferior.

Se caracterizo por puntas foliáceas con retoque unifacial, pocos buriles y gran numero de raspadores y raederas.

Vuelven a aparecer estatuillas de animales bastante toscas. El grabado continua.

Solutrense Medio.

Derivó del anterior, caracterizándose por hojas de laurel y piezas fabricadas de retoque bifacial a veces muy aplanadas.

Solutrense Superior.

Junta a características comunes presenta además puntas de cara lisa, puntas con muesca y algunas variaciones menores. Existen utensilios de hueso con escotaduras. En la región Pirenaica y hasta el Cantábrico presenta unas facies especiales con puntas de base cóncava a veces asimétricas, variando ligeramente hacia Portugal.

Se extendió por Francia, Inglaterra, Norte de España y Portugal.

Su desaparición fue repentina y por causas desconocidas.

Coexistió en el Sudeste francés con las culturas Rodaniense y Salpetriense, caracterizadas por microlitos.

EL MAGDALENIENSE.

La cultura Magdaleniense se extendió por Francia, Suiza, España y Alemania, y se divide en Inferior y Superior, cada una a su vez subdividida en tres estadios (I, II y III). En Inglaterra existe una cultura paralela al final del Magdaleniense, llamada Creswilliense.

Un cráneo, quizás magdaleniense, se ha encontrado en Urtiaga. Tiene unas características cro-magnonoides y vasconas: índice frontal, vértice transversal, maxilo-zigomático, arteria parietal y ángulo basilar.

De esta época son diversos objetos hallados en las cercanías de la zona que estudiamos: yunques de piedra, huesos con muescas, presuntos puñales de cuerno, arpones de hueso, candiles de cérvido, perlas de azabache y cristales de cuarzo (probablemente amuletos). Las varillas de hueso desaparecen. En las cuevas de Santamamiñe, Lumentxa, Bolinkoba, Ermittia, Urtiaga, Ekain, Altxorri, Eitzbitarte e Isturitz se han hallado pinturas. Concretamente en Isturitz se representan peces y serpientes. Las figuras humanas son escasas, siendo numerosas también las representaciones de ciervos y otros animales.

El Magdaleniense Inferior.

Como características comunes cabe citar los buriles, raspadores y raspadores-buriles.

Magdaleniense Inferior, estadio I.- Se caracteriza por raederas, extrañas piezas de sílex pequeñas y toscos retoques, perforadores múltiples y azagayas de base biselada.

No se conoce en la región Pirenaica y Cantábrica.

Magdaleniense inferior, estadio II.- Caracterizado por la existencia de triángulos escálenos.

Tampoco se conoce en las regiones Pirenaica y Cantábrica.

Magdaleniense inferior, estadio III.- Caracterizado por puntas de azagaya de hueso con largo bisel, a veces con surco.

El Magdaleniense Superior.

Magdaleniense Superior, estadio I.- Caracterizado por los prototipos de arpones.

Se encuentran muchas estatuillas de bulto redondo, hechas con asta de reno, hueco y a veces marfil. También se encuentran los llamados "Bastones de mando", consistentes en bastones perforados de asta de reno, que a pesar de su nombre se desconoce para que se utilizaban.

Aparecen las primeras figuras de pez y de cabeza de caballo.

Se desarrolla el grabado, existiendo algunos en placas de caliza, sobre todo representando animales. También existen grabados en huesos o astas de reno, y en los "bastones de mando". Se conoce también algún modelado en arcilla.

Se han efectuado hallazgos del llamado arte decorativo, consistente en motivos geométricos (principalmente espirales) en diversas regiones, entre ellas la región Pirenaica.

La pintura se ha hecho policroma y la perspectiva se ha enderezado. El trazo es mas fino. Los animales son a veces grabados antes de ser pintados.

Magdaleniense Superior, estadio II.- Caracterizado por arpones de una sola hilera de dientes, y por la existencia de tridentes; existen también puntas de muesca magdaleniense de sílex.

Magdaleniense Superior, estadio III.- Caracterizado por arpones de doble hilera de dientes y buriles "pico de loro", puntas azilienses, micro-raspadores cortos, microlitos geométricos y puntas pedunculares.

Durante esta fase se encuentran bajorrelieves en simples ahuecados, que representan caballos, cabras, bisontes, peces, pájaros y a veces figuras humanas. Se conocen también muchos dibujos de filas de caballo de cabeza desproporcionadamente grande.

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NAVARRA Y PMAPLONA HASTA EL 905

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EL HOMBRE DE CRO-MAGNON

Uno de los hechos mas trascendentales para Navarra, y para Europa en general, es la llegada del Hombre de Cro-Magnon, que eliminará al Hombre de Neanderthal.

El hombre de Cro-Magnon apareció después del 20.000 a.C., y sus características eran muy diferentes del hombre anterior:

Su altura media era de 1,85 metros, es decir 25 centímetros mas alta que sus predecesores.

Vivía en cuevas y temporalmente en campamentos al aire libre. Cazaba en grupo, los animales grandes con trampas y los pequeños con piedras y saetas. Las mujeres recolectaban frutos. Se cree que no eran nómadas aunque ocasionalmente podían abandonar sus hábitats.

Estaba mas evolucionado, era erecto, dolicocéfalo, de amplia nariz y mentón prominente.

Las aportaciones culturales podían corresponder tanto a nuevas llegadas de hombres de Cro-Magnon como a técnicas aprendidas. En todo caso los cambios son muy lentos.

Su adaptación al medio y su capacidad física y cultural era muy superior al hombre de Neanderthal al que no tardó en expulsar de sus tierras de caza, primero diezmándolos, para después ir acorralándolos poco a poco, causándoles bajas probablemente en pequeñas escaramuzas tribales, y arrebatándoles algunas mujeres, y quizás otros cautivos. Los Hombres de Neanderthal, sin tierras de caza, combatidos, mal adaptados, inferiores a sus rivales, van disminuyendo en parte por extinción, pero también en parte por absorción.

Algunos restos hallados del Hombre de Cro-Magnon presentan algunos rasgos claramente Neanderthalienses, pero hay que descartar una fusión entre ambos grupos, y habrá que hablar mas bien de una absorción parcial durante un periodo para acabar con una absorción total de los restos del pueblo. También se ha expuesto la tesis de que las características Neanderthalienses de algunos cráneos de época Cro-Magnon sea debida a un remoto origen común de ambos grupos.

Su llegada a Navarra debió producirse aisladamente. Primero llegaría una tribu que ocuparía algunas tierras de los Neanderthales. No hay que pensar que existía entre estos un sentimiento de unidad. La lucha se circunscribió a la tribu recién llegada de Hombres de Cro-Magnon y a la tribu de Hombres de Neanderthal cuyas tierras eran ocupadas.

Mas tarde pudieron llegar otras tribus, reproduciéndose la situación. Cada tribu recién llegada iniciaba probablemente luchas con otras tribus de Neanderthalienses de los territorios mas cercanos.

Cuando ya hubo varias tribus de Hombres de Cro-Magnon las luchas pudieron desarrollarse entre ellas, además de contra los Neanderthalienses. Estos por su parte pudieron seguir luchando aisladamente entre si, sin percibir en ningún momento su próximo fin, y sin que en ningún momento pudieran pensar en unirse.

Cuando una tribu de Hombres de Neanderthal quedaba tan reducida por las bajas (en luchas o accidentes) sus últimos miembros podían tal vez unirse a alguna de las tribus dominantes. Este proceso se facilitaba si solo quedaban mujeres, sin duda mejor admitidas. Si por el contrario eran solo hombres los que quedaban, estos debían mantenerse libres en zonas agrestes, hasta que llegaba su extinción al no reproducirse.

Al final del Paleolítico Superior el Hombre de Cro-Magnon ya se había impuesto en la zona, y el Hombre de Neanderthal había desaparecido. Estos hombres de Cro-Magnon son los mas probables antepasados de los vascos, salvando lógicamente las distancias que separan a estos hombres de sus descendientes, sometidos a considerables influencias foráneas distintas a lo largo de milenios.

No se han encontrado restos del Hombre de Cro-Magnon en Navarra ni en las zonas vecinas, que correspondan a la época inicial, aunque si de la época final del Paleolítico, cuando ya había perdido sus características cro-mañones y era un híbrido. Del yacimiento de Itziar, en Guipúzcoa, se conservan varios cráneos. En cambio si existen rastros de sus asentamientos.

LA VIDA EN NAVARRA DURANTE EL PALEOLÍTICO SUPERIOR.

La vida del hombre en Navarra al principio del Paleolítico Superior no debía diferir demasiado de la llevada en el Paleolítico Medio.

La llegada del Hombre de Cro-Magnon estableció en cambio unas claras diferencias, en diversos ámbitos.

El hombre de esta época vive en abrigos rocosos o a la entrada de las cuevas, muchas veces acomodadas con muros de piedras que soportan algunos troncos de árbol, formando chozas abrigadas.

El hombre percibe la humedad del suelo y busca remedio para ello: crea los pavimentos de guijarros de río, tanto en las cuevas como en las chozas o en los campamentos al aire libre.

Todas estas medidas vienen impuestas al hombre por el clima frío, en general, de la época (aunque hubo intervalos templados). El fuego continua siendo un elemento básico en las reuniones de tribu y en la vida en general, y probablemente irá adquiriendo el carácter de mágico o divino.

Hacia el final de periodo, los cambios climáticos (periodos cálidos) propician el desarrollo de los bosques.

Si el hombre vivía en cuevas, abría un hoyo circular cerca de la entrada y colocaba piedras en torno al hueco, en las cuales se sentaba. Al estar cerca del acceso aprovechaba la luz exterior.

Su alimentación se hace mas variada, y a la carne procedente de la caza se unen las explotaciones piscícolas y la recogida de frutos, básicamente las bayas. No se conocían en esta época, la higuera, el cerezo, el nogal y otros arboles.

Un gran cambio para la vida humana lo supuso el descubrimiento de un método para la conservación de la carne: el "acecinado".

La caza continua siendo no obstante su principal actividad, y en torno al grupo de caza se estructura la sociedad de la época. Las armas se perfeccionan, y surgen puntas aguzadas de hueso o de asta de reno, que avanzado el periodo ya son disparadas con propulsores (arcos). La caza se realiza muchas veces con trampas (de hecho las trampas de fosos ya existían desde el Paleolítico Inferior). El tipo de trampa mas popular, además del ya citado y antiguo de los fosos, es el de los pesos suspendidos. Al final del periodo estaba extendida la caza de toros, renos, ciervos y osos.

Es posible que en esta época el hombre domesticara el reno y el caballo, aunque no ha podido demostrarse sin lugar a dudas.

Los ritos funerarios se hacen mas complejos. Los cadáveres son enterrados en posición encogida, muchas veces en posición fetal. Al difunto o a la sepultura se le embadurnaba con ocre rojo. Probablemente se colocaban en las sepulturas adornos consistentes en cabezas de animales.

Los hombres y mujeres usaban collares de conchas y de dientes perforados, que generalmente se enterraban con su poseedor. En los brazos y piernas usaban brazaletes, y en la cabeza redecillas, y hasta receptáculos de piedra que la protegían a modo de casco.

La medida de los hombres, hasta la llegada del Hombre de Cro-Magnon del que ya hemos hablado, era de aproximadamente 1,60 metros, aumentando con este mas de 20 centímetros.

El hombre manifiesta un sentido artístico desde el Perigordiense, del que se encuentran estatuillas femeninas de formas rollizas que representan mujeres obesas y de animales bastantes toscas y mas tarde grabados de animales, que van evolucionando y perfeccionándose hasta el periodo Magdaleniense.

El arte tiene dos explicaciones: el espíritu artístico de los hombres, con exclusiva finalidad decorativa; o bien prácticas mágicas de hechicería, quizás asociadas a ritos de fertilidad. Aunque esta ultima teoría tiene mayores bases, no hay que descartar que también existan casos en que sea valida la primera.

Se sabe que en el Paleolítico Superior existía el avellano, los robles con bellotas, y en menor medida el pino, que se desarrolla en épocas de humedad, cuando también proliferan los helechos. Al principio del periodo el clima era frío y la vegetación de tundra, pasando después a un clima frío pero seco de estepa. Las nieves perpetuas alcanzaban a todas las regiones a más de mil metros de altitud.

Los principales animales eran los renos, los bisontes, el toro, el jabalí, el lobo, la hiena, la pantera, y otros, según las excavaciones efectuadas en el País Vasco francés (Santimamiñe, Lumentxa, Bolinkoba, Ermittia, Urtiaga, Aritzbitarte, Armiña, Isturitz y Lezia). Se sabe que en los Pirineos había elefantes con lana, mamuts, rinocerontes (restos en Mondragón), caballos, osos de las cavernas (dos veces más grandes que los actuales), y osos como los actuales (Cueva de Ekain).

Demografía.

Tras cierto estancamiento en el Paleolítico Medio la población descendió al principio del Paleolítico Superior (coincidiendo con el periodo Perigordiense 33.000-20.000 a.C.), para recuperarse después (periodo Auriñaciense 20.000-15.000 a.C.), disminuyendo de nuevo (periodo Solutrense 15.000-14.000 a.C.) y volviendo a aumentar (periodo Magdaleniense 14.000-12.000 a.C.), con una explosión demográfica coincidiendo con el Magdaleniense Superior, estadio I (hacia 13.000 a.C.).

En Navarra la población hacia el final del periodo habría doblado la del Paleolítico Medio y rondaría ya las mil personas.

Hallazgos en Navarra.

En la zona de Echauri, rica en caza, se hallaron rastros de un campamento al aire libre.

También existen Cuevas de este periodo en Alkerdi y en Berrobería (en Urdax), en Ataba (Alsasua), en Lexotoa, en Cuevas de Las Brujas (Zugarramurdi) y Coscobilo (Olazagutía).

Las cuevas de Berrobería y Las Brujas están decoradas con dibujos.

Huellas del paso de los cazadores de las montañas hacia las tierras llanas (persiguiendo a sus presas) se han hallado en Lumbier y Liédena.

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NAVARRA Y PAMPLONA HASTA EL 905

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EL MESOLÍTICO.

Al final del Paleolítico y como transición entre esta época y el periodo neolítico, se sitúa el Mesolítico (hacia el 9.000 a.C. y hasta 6.000 a.C. aproximadamente).

Prácticamente abarca ya la época Post-glaciar, en que cambia el clima y modifica los modos de vida, modificándose consiguientemente el utillaje.

El Mesolítico se divide en dos fases: El Epipaleolítico (o fase final del Paleolítico) cuyo nombre deriva de la raíz griega "epi", es decir "sobre"; y el Protoneolítico (periodo anterior al neolítico o edad de los Metales).

EL EPIPALEOLÍTICO.

Durante este periodo surgen algunas culturas intermedias: el Aziliense, derivado del Magdaleniense es la mas importante y cercana a Navarra. En esta zona prosigue una sociedad de cazadores, básicamente de caza mayor.

El hombre solo podía vivir a menos de mil metros de altitud, en cavernas, que generalmente estaban a menos de quinientos metros de altura, y cercanas a los puntos de paso de los animales (Polvorín, Venta de Laperra en Carranza, Santimamiñe, Bolinkoba, Atxuri, Ermittia, Aizkoltxo, Urtiaga, Aitzbitarte, Leziq, Harixtoi, Isturitz, etc...)

Cazaban con lazos. Hacían tiendas con pieles de reno, con la cual también fabricaban bolsas. Eran habilidosos en los lazos corredizos. Entre otras piezas, cazaban cornejas, cuervos, buitres, patos, alondras, lechuzas y el aguilucho, usándose un instrumento del tipo "boomerang" llamado makilla.

Existen cuevas de este periodo en las cercanías de Navarra: Etxeberri y Lezza; otros hallazgos se han efectuado en las cercanías de Bayona (Saint Pierre Dirube y Ustaritz) y en Cuevas de Vizcaya (Santimamiñe, Atxugra y Bolinkoba o Bolenkoba). Picos de piedra aparecieron en Biarritz y Lumentxa, junto a hendidores y cinceles de hueso.

Se ha explorado también la cueva de Urtiaga, donde se han hallado restos humanos, en los cuales las características cro-mañones solo persisten parcialmente; la población evoluciona hacia el ortognatismo (perfil recto de la cara, prescindiendo de la nariz), la rino-prosapia (gran desarrollo vertical de la cara en relación a la longitud de la boca) y la estrechez maxilar.

EL AZILIENSE.

Se caracteriza por la existencia de menos buriles y mas raspadores. Surgen las puntas llamadas Azilienses. Arpones aplanados con un orificio alargado en su base. Arte en cantos rodados grabados con motivos geométricos o coloreados.

EL PROTONEOLÍTICO.

Surgen en Francia las culturas Sauveterriense y Tardenoisiense, que se prolongan hasta el Neolítico. Básicamente es una prolongación cultural del Epipaleolítico y de la cultura Aziliense. En la zona de Navarra se produce la transición del Hombre de Cro-Magnon al tipo llamado Pirenaico, estructurado entre el 12.000 y el 7.000 a.C. (ya hemos visto que un cráneo del periodo magdaleniense hallado en Urtiaga, fechado hacia el 10.000 a.C., ya presenta esta evolución). Esta evolución se efectúa en forma natural, y sin aportación étnica exterior.

LA VIDA EN EL EPIPALEOLÍTICO Y EL PROTONEOLÍTICO.

Es durante este periodo cuando surgen los grandes bosques y se extinguen los grandes animales. El crecimiento de los bosques, debido a la modificación climática, hace mas dificultosa la caza mayor. Los grandes mamíferos, como el Elefante lanudo, el Rinoceronte lanudo, los osos de las cavernas, desaparecen, y otros como el reno, emigran. Por contra prosperan el ciervo, el magurío, y sobre todo el caracol (signo de clima cálido y húmedo).

Como especies de caza se conservan el ciervo, el sarrio, la cabra montesa, el jabalí y el corzo (estos dos últimos en franco aumento). También se cazan osos, zorros, gatos monteses, tejones y otros pequeños mamíferos; como aves se cazan los gansos, tordos, faisanes, arrendajos, palomas salvajes y otras.

La recolección de frutos se extiende, y se comen caracoles y conchas. La pesca se desarrolla.

El clima húmedo hace incrementar espectacularmente la cantidad de caracoles, que el hombre consume por millones como un nuevo alimento.

Al poder vivir de las frutas que recolecta, el hombre tiene menos necesidad de cazar. Sale de las cuevas, cambia sus hábitos y su alimentación y se modifican sus características físicas.

Se construyen las primeras chozas a orillas de los ríos, y se abandonan temporalmente las cuevas, viviéndose al aire libre en cabañas de madera y plantas, de las cuales no se conservan vestigios, pero en cuyos emplazamientos se localizan objetos de piedra tallada conocidos por "talleres de Sílex".

Al desaparecer la caza mayor, la de los pequeños animales pasa a primer plano, y para ella se utilizan objetos de piedra de diversas formas, de uso a menudo incierto, muchas de las cuales debían usarse como saetas. Los instrumentos de medidas mayores se hacen escasos.

En esta época los hombres van desnudos o con taparrabos, y las mujeres van desnudas o con unas faldas acampanadas hasta las rodillas, atadas con una cuerda a la cintura, y desnudas en la parte por encima de la cintura.

Los grupos tienen probablemente un hechicero, que al principio se distinguía por adornos en las piernas, concretamente en las rodillas, y probablemente también en los brazos.

Se practicaban bailes rituales, en los cuales probablemente se invocaba la fertilidad de las mujeres o más probablemente de los animales.

La practica de la caza de animales menores, como ciervos o corzos, lleva a la técnica del encercamiento del animal por el grupo humano, y su matanza.

Pronto los hombres aprenden a cazar a estos y otros animales empujándolos hacia sacos de cuero, y concentrándolos después en cercados hechos con empalizadas de madera. De esta forma se convirtieron en pastores.

A la fertilidad de estos rebaños, y de los rebaños libres, se asocian las danzas rituales y los cultos asociados a pinturas rupestres de animales (Paleolíticas en la cornisa Cantábrica, en su fase Solutrense; y Protoneolíticas y Neolíticas en la costa oriental), con un significado probablemente mágico o de culto.

La caza es la actividad principal y la mayor consideración social es para el gran cazador.

Los hombres usan eventualmente (no siempre) plumajes en la cabeza, y brazaletes en los brazos y en los tobillos.

Las mujeres eran altas, delgadas, esbeltas, con la cintura estrecha y la pelvis ancha; sus piernas eran robustas; sus pechos grandes y flácidos, y les colgaban exageradamente hasta la barriga. Su peinado era estrecho en el centro y colgando hacia los lados, cada vez con mayor anchura, hasta el final de la cabeza.

Una nueva actividad se desarrolla en esta época: la recolección de la miel en las colmenas de abejas. Cuando los nidos están al alcance del hombre, las mujeres los recogen con facilidad, pero a menudo se ubican en lugares de difícil acceso. En tales casos el hombre colgaba unas cuerdas trenzadas en algún saliente o árbol, y una mujer subía por la cuerda con un cesto trenzado, o una calabaza vacía, con un asa probablemente de cuerda. Con habilidad recogía los trozos de panal de la colmena. El hombre también subía con otra cesta (que durante la subida se colgaban en la espalda a modo de mochila) y una vez llena la de la mujer, la cambiaba por la suya.

El hombre entregaba su cesta y descendía con la que la mujer había llenado. La mujer llenaba entonces el segundo cesto y se reunía después con el hombre, juntando las dos cestas llenas de celdillas, de las cuales extraían la miel. No será hasta más tarde, avanzado el Neolítico, que aprendieron a controlar los enjambres de abejas, para asegurarse un suministro regular.

Para la caza el hombre usa el arco. Lo llevaba en la mano derecha junto a varias flechas, mientras en la mano izquierda llevaba solo una flecha. Disparaba el arco con habilidad en diversas posiciones (de pie, sentado, rodilla en tierra, apoyado, hacia arriba, e incluso mientras estaba corriendo).

Las luchas entre tribus debían ser frecuentes, y aparecen a menudo reflejadas en las pinturas rupestres que se conservan en diversos puntos. En estas representaciones se reflejan batallas de arqueros que incluso llegaban al cuerpo a cuerpo.

Toda la época marca la transición de la economía basada exclusivamente en la caza (finales del Paleolítico) a una economía de cazadores-recolectores (Mesolítico, Fase del Epipaleolítico) y después a una de pastores (Mesolítico, Fase del Protoneolítico).

Hallazgos mesolíticos en Navarra.

Los restos son poco abundantes, si bien existen en la cueva de Coscobilo (Olazagutía) y en otra cueva a orillas del Zatoya (Abaurrea Alta).

Conocemos algo de la vida de los hombres de Navarra de la época de la cual tratamos por los hallazgos efectuados en zonas cercanas, sobre todo en Francia y en algunos puntos de la Península Ibérica, y ello nos permite especular con las condiciones a las que estaban sometidos sus pobladores, de las cuales hemos hablado anteriormente y, tal y como avanza el tiempo histórico, trataremos más extensamente en el siguiente capitulo, después de hablar de las culturas que afectaron a Navarra.

Las culturas probables en navarra entre el 20.000 a.C. y el 4.000 a.C.

Tras una época de clima frío, existente a la llegada de los hombres de Cro-Magnon, el clima se modifica hacia el 12.000 a.C. (Oscilación de Bølling y se hace templado.

La cultura Musteriense, evolucionada hacia el 20.000 a.C., dio paso directamente al Auriñaciense hacia el 16.000 a.C., sin la etapa intermedia del Perigordiense. Probablemente la cultura Auriñaciense fue importada con las ultimas llegadas de hombres del tipo Cro-Magnon, pues no deriva ni del Musteriense, ni del Perigordiense.

Pero la llegada del Auriñaciense no supuso la extinción de la cultura existente, esto es el Musteriense (evolucionado), sino que este continuo su evolución (no solo en Navarra) para dar origen al Solutrense.

El Solutrense es probablemente un derivado del Musteriense y del Perigordiense.

En el esquema número 3, al final del capitulo, podemos observar el árbol de las evoluciones culturales y sus periodos temporales aproximados.

Hacia el 14.000 a.C. la cultura Auriñaciense, que alcanzo gran difusión en Francia, desaparece en Navarra, donde en cambio persiste un Solutrense evolucionado, que desaparece bruscamente hacia el 12.000 a.C., cuando se pasa al clima templado (Oscilación de Bølling), dando paso directamente al Magdaleniense, en su estadio III, que sería el último del Magdaleniense Inferior.

El Magdaleniense desempeña un papel poco importante, y aparece como una mera derivación del Solutrense evolucionado.

El Magdaleniense sufre diversas etapas, coincidiendo la primera con el periodo de clima templado (Oscilación de Bølling 12.000 a.C. a 11.000 a.C.), evolucionando después en el periodo de clima frío (11.000 a.C. a 10.000 a.C.) y en la nueva época templada (Oscilación de Allerød, 10.000 a.C. a 9.000 a.C.) que podrían coincidir con el Magdaleniense Superior (Estadios III, IV y V).

Hacia el 9.000 a.C. se inicia el Mesolítico que en su primera fase (9.000 a.C. a 8.000 a.C., periodo denominado Würm III, de clima frío) se denomina Epipaleolítico.

Típica de esta época es la cultura Magdaleniense (Superior, estadio VI).

Al final de la época glacial (8.000 a.C.) la Cultura Magdaleniense da paso a la cultura Aziliense que situaríamos ya en la segunda parte del Mesolítico, es decir en el Protoneolítico.

La cultura Aziliense, derivada de la Magdaleniense, se desarrolla en la cornisa Cantábrica y Francia, pero no consta su extensión a Navarra, donde por la misma época (hacia 7.000 a.C.) aparecen culturas emparentadas con la Sauveterriense (probable derivación de la Aziliense) y Tardenoisiense (probable derivación de la Sauveterriense).

La cultura Aziliense de la época en Navarra se caracteriza por la existencia de microlitos geométricos, o sea piedras pequeñas cortadas en formas triangulares trapezoidales y pentagonales principalmente. En estos microlitos se ha querido ver una influencia de la cultura Capsiense del Norte de África (donde también existen los microlitos geométricos) originada por la emigración de pueblos de esta zona hacia Europa, pero en el estadio actual de nuestros conocimientos esta posibilidad nos parece más que dudosa.

Entre el 8.000 y el 7.000 a.C. se prolongo en Navarra, el Magdaleniense Superior en su último estadio, de forma que al recibir una nueva cultura hacia el 7.000 a.C. se pasaría directamente a un Aziliense evolucionado convertido en Sauveterriense, y después, evolucionando, Tardenoisiense.

Parece ser que a partir del 6.000 a.C. la población de Navarra conformaba un grupo de cazadores-recolectores, y existe constancia de que dejaban sus montañas temporalmente persiguiendo a sus presas de caza.

Cuando se inicia el neolítico (en Navarra después del 5.000 a.C.) aun prosigue una tradición mesolítica que enlaza directamente su fase inicial (Epipaleolítico) con el principio del Neolítico (Protoneolítico).

El inicio del Neolítico se caracteriza por la llegada de la cerámica cardial decorada por impresión, procedente del Mediterráneo oriental, siguiendo dos vías: la terrestre, a través del Danubio y el Po, y la marítima, siguiendo las costas mediterráneas hasta la Península ibérica.

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Last Updated: Tuesday 26 de March de 1996 NAVARRA Mesolítico y Epipaleolítico.

EL NEOLÍTICO.

El periodo neolítico o Edad de la Piedra Pulimentada (literalmente nueva Edad de Piedra, o más exactamente “nueva piedra”) abarca un periodo de tiempo diferente según los lugares. Aproximadamente se sitúa entre el 7000 a.C. y el 4.000 a.C. y en Navarra hay que situarlo entre el 5.000 a.C. y el 1.700 a.C. aproximadamente. Este periodo se inició en el Kurdistán antes del 7.000 a.C. (quizás hacia el 8.000 a.C.) y se difundió lentamente, sin que en Navarra pueda hablarse de Neolítico hasta una fecha posterior al 5.000 a.C.

A partir del año 8.000 a.C. el cambio climático (época Post-glaciar) hizo huir a los rebaños de renos hacia el Norte, provocando consecuentemente una disminución de la caza. Cayo la cultura, volviendo el hombre a las cuevas (aunque en algunos casos aislados se conservaron las chozas). El culto a los difuntos y los rituales funerarios se hicieron mas sofisticados. Esta época es llamada "periodo de marasmo" y se sitúa en el final del mesolítico y el principio del neolítico. Este cambio definitivo del clima hacia el 8.000 a.C. (en que se paso a un clima templado) hizo que el hombre modificará sus costumbres (lo que estaría facilitado por los repetidos cambios climáticos -templado, frío, templado, frío- del periodo 12.000 a 8.000 a.C.). Las diferencias culturales de una zona a otra son perceptibles pero resulta imposible dar otro calificativo a los hombres que pueblan extensas zonas que la de “Homo Sapiens” o “Hombre de Cro-Magnon” (una de las divisiones del Homo Sapiens) sin que puedan establecerse diferencias étnicas regionales que necesariamente hubieron de darse por el desarrollo separado de los distintos grupos, el ambiente geográfico distinto, la diversa climatología, los hábitos alimentarios diferentes, y las múltiples costumbres locales. Del establecimiento de la ganadería, y de una economía de base ganadera, surge la trashumancia, que pone en contacto a los pueblos, y consecuentemente de la facilidad de comunicación entre culturas diversas y a contactos relativamente frecuentes entre gentes de diversas tierras, y una mayor comunicación entre las diversas tribus. La emigración de tribus y la difusión de técnicas que cada grupo aprende del vecino, va extendiendo las culturas neolíticas desde su foco originario al resto del mundo. De estos contactos y del desarrollo simultáneo de la agricultura surgen los primeros molinos manuales para moler los granos que se cultivan.

El Neolítico se divide en tres fases: Neolítico inicial (I Fase), Neolítico Medio (II Fase) y Neolítico final (III Fase).

Características de este periodo son la completa domesticación de algunos animales (el Caballo, el reno, ...), la sustitución de los útiles de piedra tallada por los de piedra pulimentada (que no es la novedad más importante, si bien es la que da nombre al periodo) una casi desaparición de las manifestaciones artísticas y el desarrollo de los cultivos en la primera fase seguida de un decaimiento general.

Puede seguirse el Neolítico con relativa exactitud en la zona de Palestina, región en donde surgen culturas agrícolas, sedentarias, (las primeras culturas agrícolas surgieron sin duda en el Sudeste de Anatolia hacia el 8.000 a.C.) probablemente antes del 7.000 a.C. Se percibe la siembra, plantación y almacenaje de cereales, y se sabe que se domesticaron algunos animales, y entre ellos, el primero, el perro. Se construyeron poblados de cabañas circulares, semisubterráneas, de una sola cámara, con los muros y el suelo cubiertos de barro.

La innovación se difundió con extrema rapidez y antes del 7.000 a.C. ya se constata al menos una gran ciudad, Jericó, con una superficie de unas cuatro hectáreas, con una muralla de piedra y un foso excavado de unos 8 metros de ancho por 3 metros de fondo, y con, al menos, una gran torre circular de 9 metros de altura, que servia como torre de vigilancia, con escalera para acceder al techo y a la parte alta de la muralla.

Esta primera cultura neolítica (Neolítico pre-cerámico) duró desde aproximadamente el 7.500 a.C. al 6.500 a.C. y fue sustituida por otra venida del Norte, de Anatolia, que duró también unos mil años (6.500 al 5.500 a.C.); siguió después otra cultura neolítica procedente también del Norte, que subsistió otros mil años (5.500-4.500 a.C.). Estas culturas se fueron difundiendo por todo el planeta, acelerándose la difusión después del 5.000 a.C., fecha en que puede fijarse el inicio del periodo Neolítico en el continente Europeo, alcanzando poco después la Península Ibérica.

LA CERÁMICA.

En esta época se difunde el uso de las piezas de cerámica, cuya utilización en la Península Ibérica es segura, y probable en Navarra, aunque no hay restos hasta el Neolítico Medio.

Surgida la cerámica el hombre intenta decorarla. Parece que las primeras decoraciones eran cuerdas a menudo de refuerzo, pero después se introdujeron otras variantes: la acanaladura, el cordón (línea en relieve a modo de cuerda, ligeramente debajo del borde) y las asas de diversos tipos. La cerámica de la época inicial (hacia el 4.000 a.C.) es de la llamada de tipo cardial, con incisiones de diversos tipos hechas con los dedos o con punzones o espátulas de hueso o piedra pulida, en la arcilla blanda pero ya moldeada (sin torno evidentemente), antes de la cocción. Recibe el nombre de cardial por estar producidas la mayoría de las incisiones con un tipo de concha llamada “Cardium Edule”, de la que se deriva el apelativo “cardial”. Las incisiones, a menudo combinadas, buscaban efectos simétricos.

TEORÍAS SOBRE EL NEOLÍTICO NAVARRO.

Este periodo es trascendental para la historia de los vascos y sin embargo es el mas abierto a toda clase de especulaciones.

Es en este periodo que algunos historiadores sitúan una emigración caucásica hacia los Pirineos de una amplitud suficiente como para superponerse a las poblaciones autóctonas y dar origen a los vascos. Esta creencia se basa en posibles afinidades lingüísticas entre los vascos y elementos caucásicos de los que descienden los georgianos.

Ello obstante nada garantiza esta teoría. Ni los hallazgos sobre el terreno ni las pruebas antropológicas establecen una diferenciación entre el Hombre de Cro-Magnon asentado en la zona a partir del 20.000 a.C., o sea entre los hombres del Mesolítico (raza Pirenaica, derivación de la de Cro-Magnon), y los hombres del Neolítico, que permita asegurar influencias caucásicas directas Creemos que debe excluirse la entrada masiva de elementos orientales o caucásicos en la zona de Navarra, si bien la falta de hallazgos antropológicos (falta que no es exclusiva de Navarra) no permite determinar con seguridad la composición de la población y por tanto establecer una hipotética incidencia oriental (Caucásica u otra) o excluirla.

Es más, casi puede afirmarse que la emigración de los Hombres de Cro-Magnon y su ocupación total del territorio se desarrollo en diversas fases, cada una de las cuales pudo incorporar elementos culturales diferenciados pero sobre la misma base étnica (sin excluirse una evolución natural y algunos cruzamientos), y se completo poco antes del neolítico, cuando ya los Hombres de Neanderthal se habían extinguido, y cuando ya habían dado lugar a un sub-grupo cro-mañonoide (“Pueblos Pirenaicos”).

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EL NEOLÍTICO INICIAL.

Como hemos visto la primera fase del Neolítico se inicio en Oriente antes del 7.000 a.C. extendiéndose hacia el Oeste a través del Danubio y del Mediterráneo.

La existencia de contactos entre Oriente y la Península Ibérica esta acreditada por algunos hallazgos efectuados.

La primera fase del neolítico la situaríamos en Navarra entre el 5.000 y el 3.500 a.C. y es posible que influencias culturales procedentes de Oriente llegaran al litoral Mediterráneo y pudieran alcanzar Navarra. Más dudosa es la penetración del elemento humano oriental.

LOS ORIENTALES EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.

A la Península Ibérica llegaron los primeros emigrantes orientales después del 5.000 a.C., y más probablemente hacia el 4.500 a.C.. Se cree que provenían de Anatolia, y que siguieron el curso del Danubio, y después el Valle del Po, para alcanzar con posterioridad los Pirineos. También pudieron llegar emigrantes orientales por vía marítima, contorneando las costas Mediterráneas, y aunque esta llegada es problemática, los asentamientos mayoritariamente costeros, sugieren un papel decisivo del mar en la llegada de los orientales. Si no llegaron por mar, se ha sugerido un posible surgimiento espontaneo de las culturas neolíticas en diversos puntos, sin conexión con las existentes, teoría con escasos defensores.

En la zona litoral catalana parece haberse producido el asentamiento de poblaciones foráneas que desplazaron o absorbieron a la población existente y dieron origen a una sociedad diferenciada de la anterior mesolítica, diferencia que no se observa en Navarra. Parece probado que estos emigrantes procedían del Mediterráneo Oriental (Siria, Turquía).

La llegada a la costa Mediterránea viajeros procedentes de Oriente o de otros lugares que ya habían tenido contactos o influencias de Oriente, hace probable, aunque no seguro, que alguno de estos viajeros llegara a Navarra y aportara sus conocimientos a gentes de la zona.

Mas probable parece que el traslado de elementos foráneos hacia algunas zonas costeras, provocara progresivamente la emigración de algunos de los naturales de la zona (otros acabarían absorbidos) que pudieron desplazarse a zonas mas arrinconadas como los Pirineos y las Montañas del Cantábrico, poblados por la raza Pirenaica, evolución autóctona de los Hombres de Cro-Magnon. Estos emigrantes eran de la misma base étnica que los pobladores de la zona a donde se dirigían, aunque existían matices culturales que pudieron difundir, y llevar consigo novedades aprendidas de los recién llegados.

Los emigrantes orientales conocen los rudimentos de las técnicas agrícolas. Viven básicamente en cuevas y en cabañas de madera. Conocen la técnica de moler el grano golpeándolo con piedras redondas (de pequeño tamaño, que podían cogerse con la mano) contra piedras más grandes y planas. La harina obtenida se come mezclada con agua o con otros alimentos, o cocida sobre piedras calientes. Establecen comunidades pequeñas cerca de ríos y en valles fértiles. Se entierran cuidadosamente. Aun conociendo la agricultura, son básicamente ganaderos, y siguen practicando la caza y la recolección, quizás también influidos por los indígenas de las zonas donde se establecen.

Esta primera civilización neolítica no se aleja mucho de las zonas costeras. Se observa una cierta unidad cultural por toda la costa mediterránea de la Península Ibérica, el Norte de África, el Sudeste Francés y la Península Italiana, sobre todo de cara al Adriático. Raramente sus asentamientos están situados a mas de cien kilómetros de la costa, lo cual no quiere decir que no difundieran sus hábitos culturales a zonas más alejadas.

LLEGADA DE NEOLÍTICOS A NAVARRA.

La inexistencia de hallazgos en Navarra hace pensar que su incidencia en la zona debió ser escasa ¿Pudieron llegar no obstante este u otros pueblos?. Es posible, pero no esta acreditado por ningún hallazgo. Además parece incongruente que pueblos de cultura neolítica, que conocían la agricultura, se instalaran en Navarra, zona poco adecuada en la época para fines agrícolas, en contraste con las zonas fértiles elegidas por otros emigrantes. Las zonas fértiles vacías de población (o con escasos pobladores) debían ser extensas, y no se comprendería su elección. En el siguiente capitulo se expondrán algunas hipótesis sobre posibles cruzamientos raciales. En todo caso la llegada a Navarra de pueblos de cultura neolítica no pudo ser significativa en número, si bien pudieron llegar emigrantes de otros lugares, cazadores-recolectores, quizás empujados por pueblos neolíticos.

Influencias externas.

Sospechamos, desde el inicio del Neolítico, la existencia en Navarra de influencias de la Cultura de las Cuevas (llamada también Hispano-Mauritana o Ibero-Mauritana, por su presunto origen), de la Cultura Asturiense (Cantábrico y Aquitania) y de la Cultura Megalítica Occidental que más tarde suplanta a la Asturiense.

Ya hemos visto que es probable que existieran contactos entre las gentes de Navarra y los orientales establecidos en la zona costera Mediterránea. También parece probable la existencia de contactos con las gentes de la cornisa Cantábrica y de Aquitania, donde se desarrollaba la denominada cultura Asturiense, originada probablemente por las poblaciones mesolíticas de la costa Occidental de Francia y de la cornisa Cantábrica, cuya característica común más notable es que vivían de los moluscos y que practicaban la talla de piedra.

Mas incierta es la influencia que pudiera haber ejercido la Cultura de las Cuevas, pretendidamente derivada de la Cultura Ibero-Mauritana del Magreb Occidental (desarrollada hacia el 10.000 a.C.- 8.000 a.C.). La pretensión de su derivación africana (cuyos rasgos culturales y étnicos habrían sido aportados a las gentes de Navarra) se formuló cuando las culturas Ibero-Mauritana y Capsiense (del Magreb Oriental) se consideraban como dos partes de la misma cultura; pero la realidad, según descubrimientos posteriores, es que el Capsiense parece tener una evolución separada y claramente diferenciada (su desarrollo se situaría entre el 7.000 a.C. y el 4.000 a.C. en el Magreb Oriental). En todo caso la Cultura de las Cuevas, sin influencias capsienses y probablemente tampoco ibero-mauritanas, solo influiría en Navarra en el aspecto cultural, con algunas aportaciones, pero sin traslado de población; es seguro que su influencia no llego a la costa Cantábrica. Volveremos más tarde sobre el tema.

La población local asimila la nueva cultura de sus vecinos (aunque seguramente una parte de la población local pudo quedar al margen) y todas las novedades neolíticas van introduciéndose.

LA VIDA DEL HOMBRE EN NAVARRA DURANTE EL NEOLÍTICO INICIAL.

Las gentes de Navarra ya habían adquirido una personalidad propia en el Mesolítico (cuando la Cultura Aziliense se extiende por la zona cercana, pero al parecer no alcanza Navarra), que se acentúa en el Neolítico, cuando la trashumancia a la que antes hemos hecho referencia, propicia la mezcla cultural con otras poblaciones neolíticas. Pero de estos contactos no puede desprenderse que llegaran elementos foráneos: penetra la cultura pero raramente la gente.

Durante muchos años la vida del hombre en Navarra apenas sufre modificación, pero el cambio climático provoca una lenta reconversión de la economía de subsistencia basada en la caza, a una economía mas estable de base ganadera y apoyada en los cultivos.

En Navarra se aprecia que el hombre deja las montañas para desplazarse hacia los llanos en persecución de sus presas de caza.

El hombre vuelve a las cuevas aunque en algunos puntos pudo conservar la utilización de chozas en las cercanías de ríos.

El desarrollo de la ganadería da lugar a la trashumancia y a los contactos relativamente frecuentes con gentes de otras tierras existiendo una mayor intercomunicación entre las diversas tribus.

Para las hachas y otros instrumentos se utiliza la piedra pulida y los útiles y algunas herramientas se fabrican frecuentemente con hueso.

Un descubrimiento de capital importancia para la vida del hombre y que tuvo un desarrollo muy rápido, es la cerámica, que permitió la creación de envases para líquidos, Ello facilito enormemente la vida del hombre que ya no precisaba estar permanentemente en las cercanías del agua, o realizar a menudo largos recorridos para abastecerse, pues almacenaba el agua (y no solo agua, también granos, semillas, semillas, productos molidos....) en los recipientes fabricados. Solo necesitaba desplazarse periódicamente para cubrir el consumo realizado desde su anterior abastecimiento.

La cerámica llego a la Navarra a finales de este periodo o en el Neolítico Medio.

En esta época llegaron a la costa Mediterránea viajeros procedentes de Oriente o de otros lugares que ya habían tenido contactos o influencias de Oriente. Es posible que alguno de estos viajeros llegara a Navarra y aportara sus conocimientos a las gentes de la zona. En todo caso se trataría de una aportación más bien cultural, sin que hubiera una aportación de individuos de suficiente magnitud como para modificar el status étnico.

El culto a los muertos empieza a desarrollarse, pero los primeros megalitos, de los que después hablaremos, corresponden en Navarra al Neolítico final.

Empiezan a usarse los primeros tejidos. Probablemente los primeros tejidos se hicieron toscamente con ramas. La técnica fue evolucionando hasta llegarse a cestos bastante bien logrados en el neolítico, producto de la necesidad de recolección de frutos, que existía hacia ciento o miles de años. Los cestos se hicieron de mimbre. Habiéndose apercibido el hombre, por causas desconocidas, quizás por casualidad, de que algunos productos, como la lana, el lino y el cáñamo (y luego otros) podían estirarse mediante un tosco huso o una barra de madera redonda, a modo de imitación de los tejidos de los cestos podían tejerse estos hilos y fabricar telas. Seguramente al principio se penso para cestas más ligeras, antes de destinarlos a telas de vestidos. Otra prenda muy difundida es el saco, tejido en esparto.

En este periodo el hombre a domesticado al perro. El hueso se usa frecuentemente.

Para conservar la carne se usa el sistema del acecinado o secado o salado, colocándola colgada en el centro de una figura de tres estacas con el suelo en el mismo vértice.

La cerámica es una aportación de la época. Antes se usaban calabazas vacías (que podían contener agua pero no podían ponerse al fuego) y cestos de mimbre (que no podían contener agua). Posteriormente estos recipientes de mimbre se impermeabilizaron con la arcilla dejada secar al sol o con fuego. Mas tarde aprendieron a dar la forma a la arcilla con un esqueleto de mimbre muy simple y luego sin esqueleto. La forma era a menudo de calabaza y las dimensiones parecidas al cesto de mimbre.

Los cazadores no usaban las piezas de arcilla (por ejemplo no servían como carcaj por su fragilidad), por lo que las usaban raramente, prefiriendo las de mimbre o de tejidos. En cambio a los ganaderos y agricultores les proporcionaba una continuidad en el abastecimiento de agua y otros productos (harina, miel...) para ellos y sus ganados, lo que complementado con la conservación de la carne les hacia ser menos dependientes de la caza diaria.

Mientras que en las zonas costeras la cultura neolítica penetraba como resultado de la emigración oriental, en Navarra penetro como un fenómeno cultural, es decir de asimilación de la población local de la nueva cultura, aprendida de sus vecinos, si bien parte de la población pudo quedar al margen del proceso. Poco probable parece la llegada masiva de elementos orientales a Navarra. No obstante la falta de restos antropológicos del periodo en Navarra (y en otros lugares) no permite determinar la composición de la población en la época, ni por tanto establecer una posible incidencia oriental, caucásica u otra.

La habilidad manual de los pobladores de la época se utilizaba para la preparación de trampas de cuerdas de cierta complejidad. El animal capturado por las cuerdas anudadas tendidas por el hombre, era rematado después por este. El desarrollo de las trampas coincide con el culto a la araña, extendido por todas las culturas neolíticas de Europa Occidental y otras, culto probablemente vinculado a la habilidad de este pequeño animal para colocar sus trampas, las telas de araña.

El hombre estaba habituado a seguir las huellas de los animales y es notoria la especialización que habían alcanzado, hasta el punto de que en las pinturas rupestres, en los pies están representadas perfectamente las pezuñas tal y como se marcaban en el suelo. Al parecer, por las representaciones pictóricas, los hombres corrían a una altísima velocidad, persiguiendo a sus presas.

De esta época son también las primeras cucharas, que no se usaban para comer sino para mezclar los alimentos en cocción.

Fue en esta época cuando, a raíz de capturas de jabalíes vivos (lechones), estos animales fueron domesticados y dieron origen al cerdo (en general el jabalí era una pieza de caza). A menudo se representan en las pinturas rebaños de jabalíes que no son objeto de caza y que podría tratarse de rebaños en proceso de domesticación.

Las danzas rituales, asociadas a ritos de fertilidad y a las practicas religiosas desconocidas de la época, siguen practicándose. Cada grupo dispone probablemente de un hechicero que en esta época se adorna con una cabeza de toro salvaje hueca y una piel de toro que incluye la cola. Estos hechiceros son los que aprendían y difundían las nuevas técnicas, trasmitían sus conocimientos a su sucesor o sucesores y hasta es posible que fueran los autores de las pinturas rupestres pues en general estas se asocian a ritos religiosos o mágicos.

Los hechiceros tenían vagos conocimientos astronómicos (observaban el cielo y en una pintura esta representada la Osa Mayor); observaban las costumbres de los animales, salvajes o no, para hacer más fácil su captura o imitarlos (por ejemplo la araña, pero también otros) y ensayaba sobre vegetales, comestibles o no.

Existen representaciones de ejecuciones: una falange de guerreros, entre los que parece distinguirse uno de los demás por su posición y por el uso de una pieza en la cintura, y que probablemente debía ser el jefe del grupo, dispara flechas contra un condenado ¿eran sacrificios humanos ligados a creencias religiosas? ¿eran ejecuciones de prisioneros de guerra? ¿era la aplicación de la pena capital por algún delito?. No es posible concretarlo.

En este periodo se celebraban asambleas o reuniones de guerreros, representadas no solo para las ejecuciones, creyéndose que tenían importancia política o religiosa. Se representan escenas con unos veinte guerreros lo que nos daría la existencia de grupos de mas de unos cien individuos, ya que hay que incluir a las mujeres, niños, ancianos, adolescentes, hechiceros y sus ayudantes, centinelas, y otros. La Asamblea de guerreros ejerce, según se cree, un poder decisorio. Por algunas representaciones se deduce que la Asamblea, si no tenia un carácter militar, tenia una finalidad religiosa, venerándose a las pinturas de los grandes animales o a estos mismos (de la veneración de las pinturas neolíticas existe constancia en época de los iberos y aun de los romanos, presumiéndose que la tradición de su veneración continuo sin interrupción desde el Neolítico al periodo romano), si bien en Navarra no se han localizado pinturas rupestres.

El uso de la miel continua. Su importancia deriva del hecho de que era el único alimento dulce conocido, igual que la sal era el único salado. Además, de los panales se obtenía la cera, que seguramente se usaba en rituales mágicos, religiosos y/o funerarios.

De la miel se obtuvo en una época indeterminada la hidromiel, solución acuosa de miel que a consecuencia de la fermentación alcohólica ha perdido toda o parte de la materia azucarada y ha derivado en alcohol etílico, siendo parecido en su sabor a algunos tipos de vino. La hidromiel tenían un color brillante y dorado, que le asemejaba igualmente a ciertos vinos. Para fabricar la hidromiel se usaba el agua utilizada para lavar utensilios que habían contenido miel, a la cual se añadía miel (25% de miel y 75% de agua) con un polen extraído de los panales para su fermentación (0,05%), creándose una bebida de unos quince grados.

Otra bebida es la cerveza, que es anterior a los cultivos. Los pobladores neolíticos de Navarra se cree que calentaban al máximo una piedra hueca conteniendo agua y plantas silvestres, fermentándolo con las mismas hierbas masticadas y escupidas en el liquido. Este procedimiento se usaba aun en la industria lechera vasca a principios de siglo (si bien la leche se introducía en recipientes de madera en los que se introducían las piedras calientes). Fue en Egipto donde se aprendió a elaborar la cerveza con cebada, sistema que probablemente no alcanzo Navarra hasta la llegada de los indoeuropeos o celtas.

No se conocía el vino, ni tampoco el aceite (usándose grasas animales). En cambio si se conocía la leche, a raíz de la domesticación del ganado, aunque solo se usaba la de cabra (hasta la época romana no se difundió el uso de la leche de vaca). Pero seguramente en Navarra, en mayor o menor medida, se uso también la leche de vaca durante el Neolítico.

El trigo, que era una planta silvestre difundida en Asia, fue cultivado desde antiguo en Oriente Medio, y su cultivo se difundió en el Neolítico llegando a Europa hacia el 5.000 a.C. Se comían los granos de trigo y otros cereales, y más tarde se trituraron, comiéndolos entonces triturados o convertido en pasta al mezclarlos con agua. A veces también se comían los grano hervidos.

Los sistemas de crear la harina mediante molinos de piedra se difundieron en el Neolítico. La pasta o masa (harina y agua) se cocía en piedras calientes. Más tarde se descubrió el sistema de fermentación y su cocción paso a realizarse en hornos cada vez más evolucionados. Se fabricaba el pan con harina de trigo, de cebada y de centeno, y probablemente también con harina de otros cereales (mijo, avena...). El pan bien elaborado no alcanzo la península hasta la llegada de los griegos, y probablemente no se conoció en tierras vasconas hasta unos trescientos años antes de Cristo.

Demografía.

En esta época la población de Navarra superaba las mil personas. Habría aproximadamente dos docenas de tribus, la mayor parte de las cuales superarían los cincuenta individuos. La aportación exterior de tribus afines de otras zonas, o de elementos foráneos, en caso de existir, no debió ser muy importante, y al final del Neolítico inicial la población aun debía estar por debajo de las mil quinientas personas.

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EL NEOLÍTICO MEDIO O PLENO.

El Neolítico Medio o pleno debemos situarlo entre el 3.500 y el 2.500 a.C.

Es en este periodo que la cerámica alcanza su plena difusión, y es probablemente en este periodo cuando llega a Navarra (o a finales del periodo anterior), con la importancia capital que tiene para la vida del hombre.

Llama la atención en este periodo la desaparición de los cultivos agrícolas, que adquirieron bastante desarrollo en la etapa anterior, y que en esta casi se extinguen o cuando menos retroceden en forma notoria. No se conoce a causa que motivo este fenómeno general.

La cerámica de la época corresponde al tipo llamado de cerámica con acanaladura que da idea de un mayor desarrollo de la cerámica en general.

Parece ser que este periodo provoco desplazamientos masivos de poblaciones que se asentaron en zonas geográficas determinadas, sin que de estas emigraciones haya constancia de que llegaran a Navarra, al menos en cantidad suficiente para dejar otro rastro que alguna influencia cultural. En cambio en Catalunya se percibe claramente el asentamiento de una población procedente seguramente de Suiza y Norte de Italia, que empujo a los primeros emigrantes orientales del periodo anterior más al Sur. Los emigrantes instalados en Catalunya, que constituyen la cultura de los Sepulcros de fosa de la que después hablaremos, aportaron una cultura de base agrícola y ganadera, que establecía sus poblados en cabañas en los llanos, enterrándose en sepulcros de fosa, siempre lejanos de cuevas, lo que demuestra que no las utilizaban. Sin duda pasada la primera época de invasión, y asentada sólidamente la población, estos emigrantes pudieron adoptar nuevas costumbres funerarias, religiosas, económicas y sociales, influidos no solo por la cultura de donde procedían, sino también por los restos de la cultura mesolítica anterior a la primera emigración oriental, y por esta primera cultura oriental.

En esta época ya aparecieron algunos elementos de bronce en Francia, hacia el final del periodo, aunque es poco probable que alguno alcanzara Navarra.

LA VIDA EN NAVARRA EN EL NEOLÍTICO MEDIO.

El hombre en Navarra vive en cuevas y su vida no experimenta grandes cambios en relación a los siglos anteriores.

La similitud entre la zona Pirenaica, desde Catalunya a Euskadi, y la cornisa cantábrica, es evidente, y no existe sensación de cambio brusco en la evolución de toda la región.

La trashumancia puso en contacto a los pobladores de Navarra con sus vecinos occidentales (Cultura arcaizante Asturiense en la cornisa Cantábrica y Aquitania) y orientales (cultura neolítica de las Cuevas en el Valle del Ebro, y en Catalunya la Cultura de los Sepulcros de Fosa. Situada Navarra entre una cultura arcaizante y una cultura neolítica, su población desarrollaría unas practicas que podemos considerar situadas en un estadio cultural Protoneolítico, intermedio entre ambos. No obstante la escasez de hallazgos nada permite asegurar.

En cambio parece acreditado que la cultura de los Sepulcros de Fosa no tuvo apenas incidencia en Navarra (ningún sepulcro de fosa se ha localizado en Navarra), si bien más adelante reseñaremos brevemente esta cultura, así como la cultura Almeriense, que si bien no tuvo una incidencia en Navarra muy directa, si origino las culturas megalíticas que después llegaron a Navarra.

LA CULTURA DE LAS CUEVAS.

La Cultura de las cuevas, surgida de las influencias orientales, se extendió progresivamente desde sus focos a lo largo de toda la costa Mediterránea, hacia el interior. Adopto un carácter netamente neolítico (del neolítico inicial), y de las influencias orientales adopto también las características propias de las culturas megalíticas, cuando ya se había extendido desde Valencia y Catalunya por Castilla la Nueva y Castilla la Vieja Oriental, Aragón, Andalucía y Extremadura, alcanzando también algunos puntos de la cornisa Cantábrica.

Característica de esta cultura son las cuevas con escaso material lítico y casi sin sílex, del que solo constan lascas y hojas de cuchillos, encontrándose en cambio abundante cerámica decorada con relieves, en el Norte, y cerámica decorada con incisiones en el Sur, donde más tarde, por el contacto con orientales, dará origen a la cultura del Vaso Campaniforme.

La cultura de las Cuevas alcanzo Navarra antes del 3.000 a.C. Durante muchos años se ha pretendido ver en esta cultura una derivación de la llamada cultura Ibero-Mauritana de Marruecos, y hasta se ha pretendido una emigración Capsiense. Por ello, más adelante reseñaremos brevemente estas dos culturas, que creemos improbable alcanzaran la península. Curiosamente cuando existía la creencia general de una emigración capsiense a la península se encontraron afinidades lingüísticas del vasco con las lenguas africanas capsienses, de las que derivan los dialectos beréberes. Por tanto haremos esta exposición (fuera del contexto geográfico de este libro, y fuera también del contexto cronológico, pues las culturas ibero-mauritanas y Capsiense son anteriores al periodo que estudiamos) para no omitir ninguna posible relación o influencia que tenga que ver con Navarra.

La cultura de las Cuevas fue extendiendo su influencia por gran parte de la península, siendo el foco de arranque de las culturas megalíticas. Al Sur del Ebro esta cultura se desarrollo, pero al Norte de dicho río, entre el Segre y la costa y entre los Pirineos y la comarca catalana del Camp (situada aproximadamente en un circulo de unos 25 kilómetros alrededor de Tarragona) predominó la cultura llamada de los Sepulcros de fosa, procedente de Europa Central (Suiza y Norte de Italia), y más al Sur (al Sur del Cabo de Palos se estableció una cultura fundada por emigrantes orientales llamada Cultura Almeriense.

El desarrollo de las Culturas Almeriense y de los Sepulcros de Fosa, dejo a la cultura de las Cuevas en el centro, abarcando casi toda la Península, de la que solo quedaron excluidas Cantabria, Asturias, Galicia, Castilla la Vieja Occidental, Portugal, y la mayor parte de Catalunya.

LA CULTURA ASTURIENSE.

La cultura Asturiense es una continuación evolucionada del Mesolítico en su fase del Epipaleolítico, que conserva un carácter arcaizante. Se desarrollo después del 5.000 a.C.

Los hallazgos sitúan su zona de influencia en Asturias, Cantabria, Euskadi, y Aquitania, pero con extensiones asimilables en la provincia de Girona, y probablemente también en el Norte de Aragón y Navarra, donde no dejo rastros.

Iniciada por las poblaciones mesolíticas de la costa Occidental peninsular, de la cornisa Cantábrica y Aquitania, se caracteriza por que su población vive de los moluscos y caracoles, y que practican la talla de piedra.

Se caracteriza por la existencia de grandes concheros en la entrada de las cuevas, entre los que se mezclan cantos de cuarcita tallados en punta en forma muy típica.

Puede datarse por la estratificación por encima de las capas Azilienses y por los moluscos que coinciden con el clima existente hacia el 4.500 a.C.

Precisamente el carácter de zona interior de Navarra hace que la cultura del periodo en esta región se distancia necesariamente de la cultura Asturiense que tiene un carácter de cultura costera. No existen conchas en Navarra.

Las conchas se usaban para comer, pero al parecer también tenían una finalidad decorativa (collares y colgantes) y para incisiones en el barro.

Desapareció ante la difusión de las culturas megalíticas, después del 3.000 a.C.. No se conoce muy bien el proceso de cambio cultural, si bien es evidente por sus similitudes, que el tipo de dolmen que se extiende por la zona de cultura Asturiense, deriva del existente en el Centro de Portugal (en la región de Lisboa, hacia el Norte, extendiéndose luego hacia Galicia y Asturias, hasta alcanzar Euskadi, Navarra, Aragón y Catalunya.

LOS ORIENTALES EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.

La primera emigración oriental establecida en la costa Mediterránea, que se considera que fue de escasa entidad, fue sustituida por una segunda oleada (al principio del Neolítico Medio) esta vez de cierta importancia; los recién llegados establecen verdaderas colonias en las zonas costeras del Sudoeste español, y este establecimiento conlleva una aportación humana considerable.

Estos asentamientos constituyen la llamada cultura Almeriense y su origen probablemente es sirio. No parece que miles de orientales vinieran en inseguras naves para establecerse en un país lejano, o al menos que fueran un numero suficiente como para absorber a la población local existente, pero como su llegada se prolongo durante años (siglos, quizás unos mil años) a la postre tuvieron una decisiva influencia cultural y lingüística, no siendo despreciable su influencia étnica. Las llegadas de orientales, espaciadas en el tiempo, y constituidas por expediciones poco numerosas (de los cuales tal vez una parte regresaban más tarde a su lugar de origen) acabaron por establecer -mezclados con la población mesolítica local- una zona cultural diferenciada, cuya importancia histórica, a la luz de los más recientes descubrimientos, adquiere mayor relieve. Estos emigrantes eran portadores de un rico patrimonio cultural cuyos elementos evocan el Mediterráneo Oriental (en esta zona el Neolítico comenzó hacia el 7.000 a.C.), como ídolos-placas de tipo Egeo, o tumbas colectivas derivadas de las tholoi características del Neolítico Chipriota (hacia 3.700 a 2.300 a.C.). Las colonias constituidas eran auténticos núcleos de irradiación cultural hacia el interior, y dieron origen a las culturas megalíticas. No cabe duda de que la población oriental asentada en la zona del Sudeste se mezclo con la población mesolítica local, y estos cruzamientos, junto con otras emigraciones (por ejemplo pudieron llegar antiguos emigrantes orientales de la primera época, ya mezclados con población mesolítica), la capacidad reproductora natural, la estabilidad social (ausencia de guerras y conflictos graves), y su capacidad de atracción, les convirtieron en un foco de poder, que contribuyo a la creación de una cultura muy extendida. No obstante la superioridad cultural de los orientales, y la gran irradiación de la cultura Almeriense, no parece probable que esta alcanzara Navarra, y en todo caso no hay que suponer que pudiera haber existido emigración oriental directa a puntos periféricos y poco accesibles como la indicada región.

LA CULTURA DE LOS SEPULCROS DE FOSA.

Los emigrantes centroeuropeos que llegaron a Catalunya no vivían en cuevas, sino en cabañas agrupadas formando poblados muy reducidos. Eran agricultores y preferían los terrenos llanas y con agua, aptos para el cultivo. Nunca vivían en las montañas. Cultivaban la tierra probablemente mediante la técnica de clavar un palo en el suelo y colocar la semilla en el agujero, función realizada por las mujeres.

No se conocen sus poblados y solo se conservan sus tumbas: una fosa cavada en el suelo con unas losas protegiendo los cadáveres, formando a veces una caja de piedra llamada cista. En las fosas hay un cadáver solo o el de una pareja, lo que indica la practica de la monogamia. A veces los cadáveres están en posición fetal (técnica probablemente iniciada en el Mesolítico) probablemente atados en esta posición para evitar que sus espíritus molestaran a los vivos.

Existía una gran unidad social, pues las ofrendas de todas las tumbas son prácticamente iguales, y el sistema de enterramiento es igual en todo el territorio, sin que se aprecien diferencias sociales; en las tumbas aparecen ollas (probablemente ofrendas de comida y agua para el difunto en la otra vida). La cerámica es lisa sin decoración, de formas simples. Hay también cuchillos y puntas de flecha hechos de sílex, y punzones de hueso. También se encuentran collares hechos de granos grandes en forma de oliva de una piedra llamada Collaita, de color verdoso, a la que probablemente se atribuía un sentido mágico. Curiosamente esta piedra no existe en Catalunya ni en territorios próximos.

Los hallazgos de sepulcros de fosas son numerosos (unos cien) a pesar de que todos ellos son casuales, ya que son imposibles de detectar si no es cuando se realizan obras para otros fines, y aun en estos casos es difícil detectarlos. Ello permite suponer que la población llegada de Centroeuropa era muy numerosa o permaneció muchos siglos, o ambas cosas. Sin duda absorbieron o empujaron con facilidad a la población primitiva.

Los estudios antropológicos demuestran un origen extrapeninsular (en todo caso esta descartado un parentesco con la población que por la misma época originaba la cultura Almeriense, mucho más al Sur), y se vinculan a los pueblos agricultores de Suiza y del Norte de Italia que además tenían un sistema de enterramiento análogo. Algunos elementos de la cerámica, como los vasos de boca cuadrada, los a