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26 marzo
2000 - Nº 1423

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Sánchez Asiaín, el banquero intelectual

JOAQUÍN ESTEFANÍA

De vez en cuanto conviene detenerse y reflexionar sobre los porqués de las cosas y sus protagonistas. Ahora que una de las características de la nueva economía es el proceso de concentración de poder económico a través de las fusiones empresariales es oportuno recordar a un teórico español, adelantado de las mismas: José Ángel Sánchez Asiaín.

El mismo día que entraba oficialmente la primavera, el pasado martes, Asiaín asistía a su último consejo de administración del BBVA. Se jubilaba al cumplir los 70 años, según indican las normas estatutarias del banco. También dejará las funciones de presidente del patronato de la Fundación BBV, la fábrica de ideas que puso en marcha cuando hubo de dejar la presidencia de la entidad financiera formada por la fusión del Banco de Bilbao y del Banco de Vizcaya. Al volver la vista atrás, Asiaín, que es modesto, no se reconocerá en su papel real de intelectual orgánico de la banca española.

Ya a principios de los ochenta, cuando nadie ponía en cuestión el statu quo de la banca, nacido de la guerra civil, Asiaín comenzó a hablar de la necesidad de redimensionar el sector financiero español. Por ejemplo, en la junta general de accionistas del BB en 1981, el presidente de la entidad afirmaba que "habrá que pensar en la redimensión de la banca española para afrontar convenientemente la competencia de una economía internacional de mercado, previo el esfuerzo solidario de saneamiento del sector". Un año más tarde, en unas declaraciones, Asiaín decía: "La concentración bancaria continuará en nuestro país, porque es un fenómeno inevitable que se da en la mayoría de economías desarrolladas. No parece muy lógico que un país como España tenga un centenar de bancos, pero que al mismo tiempo ninguno de ellos tenga un tamaño capaz de colocarle en los primeros lugares del ranking mundial, como sucede en los países industriales del Mercado Común". Esta teoría de la concentración bancaria tomó cuerpo en el discurso de su ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas: habrá un proceso de fusiones y absorciones que darán paso a un sector mucho más concentrado e interdependiente que el actual.

El banquero parecía un iluminado y sus tesis pertenecían al territorio de la teoría. Pero poco después convulsionó al sector al presentar una OPA hostil contra el Banesto de las familias tradicionales (que daría el poder de este último banco a Mario Conde) y, una vez fracasada ésta, con la fusión de los bancos Bilbao y Vizcaya, en la que compartió protagonismo con Pedro de Toledo. De la teoría a la práctica, Asiaín provocó la ruptura del retrógrado statu quo , aunque ello le costó la presidencia del nuevo banco fusionado. La revolución devoró, como en tantas ocasiones, a uno de sus hijos.

Cuando dejó la presidencia ejecutiva del BBV, Sánchez Asiaín multiplicó su presencia cultural: en la fundación del banco, en las academias de Ciencias Morales y Políticas, Bellas Artes y de la Historia, en el Patronato del Museo del Prado, en el Club de Roma, en la Fundación Cotec, en el Colegio de Eméritos. Pero no ha dejado de gestionar, en muchos casos, las actividades que ponía en marcha, en detrimento de su propia actividad intelectual. Quizá ahora sea el tiempo en el que este banquero, que ha alternado su actividad profesional con la docente (es catedrático de Hacienda Pública y estudió a la sombra del padre Bernaola en Deusto), se ponga a escribir todo lo que ha atesorado en estos años. Su último libro, Economía y finanzas en la guerra civil española (1936-1939) , apareció a mediados de 1999.

Enamorado de la obra de Lewis Carroll, Sánchez Asiaín ha soportado la contradicción de ser banquero y humanista. Ahora podrá inclinar la balanza en este último sentido. Y citar a Alicia para entenderse: "¿Quién eres tú?", le preguntó la oruga. "Pues yo...yo... ahora mismo, señora, ni lo sé. Sí sé quién era cuando esta mañana me levanté, pero he debido cambiar varias veces desde entonces", le respondió Alicia.

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