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Berhane
Asfaw, en Barcelona. / CARLES RIBAS |
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X. PUJOL GEBELLÍ / Barcelona
El estudio de la evolución humana
está sujeto a múltiples interrogantes. Tantos, que entre los expertos
la prudencia y la moderación son moneda corriente. Para Berhane
Asfaw, paleontólogo director del Rift Valley Research Service, en
Etiopía, nada puede ser contado antes de, como mínimo, publicarlo
en la prensa científica. 'Las investigaciones deben ser largas y
minuciosas', argumenta. Razón, probablemente, no le falta. Asfaw
ha contribuido al descubrimiento de dos ejemplares clave para el
conocimiento de los primeros homínidos: Australopithecus garhi,
de 2,5 millones de años de antigüedad, y Ardipithecus ramidus,
de 4,4 millones de años. Ambos representan nuevos paradigmas en
el estudio de la evolución. Asfaw participó recientemente en un
acto organizado por el Museo de la Ciencia de la Fundación La Caixa.
Pregunta. ¿Qué tienen estos
dos homínidos de particular?
Respuesta. Ardipithecus ramidus, descubierto en 1992,
está considerada una especie nueva, tal vez la más primitiva en
la línea evolutiva humana. Conserva morfologías que lo emparentan
directamente con los simios, aunque presenta caninos reducidos y
la forma de su cráneo y del área poscraneal se asemejan a los del
género Homo. Austrolopithecus garhi nos aporta información
muy importante acerca de la expansión del cerebro. Antes de su descubrimiento
en 1997 pensábamos que la aparición de las herramientas de piedra
debía coincidir con el aumento del volumen craneal. Lo que hemos
visto, en cambio, es que se produce después, quizá como consecuencia
del uso de herramientas.
P. ¿Es, pues, la técnica la que condiciona el desarrollo de
la capacidad cerebral?
R. De acuerdo con la idea primitiva de Darwin, andar erguido,
el uso de herramientas y la expansión del cerebro sucedieron simultáneamente.
Para usar herramientas, escribió Darwin, las manos no podían emplearse
para andar y, en paralelo, el cerebro debía ser mayor que el de
un simio. Pero cuando se halló el primer australopiteco en 1925,
se vio que no utilizaba herramientas, que caminaba erguido y que
su cerebro era pequeño. Y con A. garhi hemos visto uso de
herramientas y un cerebro pequeño...
P. ¿Hay certeza de ello?
R. A escasa distancia de donde se encontraron los restos de
A. garhi se han hallado huesos de la misma época con señales
de piedras, aunque no herramientas. Y a unos 70 kilómetros del lugar
se han encontrado unas 3.000 herramientas de piedra de unos 2,6
millones de años. No hay ningún homínido asociado a ese lugar, pero
tampoco se ha documentado ninguna otra especie que compita con él
en la misma época. Podemos inferir, por tanto, que fue A. garhi
quien hizo esas herramientas. El uso de las mismas le permitió obtener
un recurso energético de gran valor, en forma de carne y de médula
ósea. Una energía que le habría ayudado a expandir su cerebro.
P. Retrocedamos dos millones de años. La comunidad científica
está esperando que se publique la investigación sobre Ardipithecus
ramidus. ¿Para cuándo?
R. Muy pronto. A. ramidus es, después de Lucy,
el homínido con mayor número de restos conservados. Tenemos el cráneo
con la mandíbula, la parte poscraneal, huesos completos de una mano
y de un pie, la tibia, la pelvis y otras partes. Cada fragmento
de hueso debe ser comparado y analizado con detalle. Ello lleva
mucho tiempo y trabajo. Además, y dado que es el homínido más antiguo,
hay que compararlo con diversos humanoides (primates primitivos
no humanos) como los encontrados en España, Italia o Turquía. Los
diversos grupos que participamos en su estudio estamos abordando
el proceso de síntesis para efectuar un análisis completo. En cuanto
acabemos, se publicarán los resultados. Probablemente en un año
o dos. Antes no diremos nada.
P. De A. ramidus se ha dicho que es una excepción
o tal vez un nuevo paradigma.
R. Es nueva información. Lo que define a A. ramidus como
único es su entorno. Todo el mundo pensaba que los homínidos evolucionaron
a partir de un entorno de sabana abierta, pero los restos hallados
junto a A. ramidus, como frutas y semillas fosilizadas, además
de fauna coetánea, ponen de manifiesto que vivía en ambientes boscosos.
Su hallazgo indica que muy probablemente la evolución ya se inició
en el bosque y que después se asentaron en la sabana o que el bosque
cambió.
P. ¿Con estos dos hallazgos se puede escribir ya una historia
evolutiva coherente?
R. La consistencia y la seguridad son esenciales en ciencia,
pero no podemos dar nada por cerrado. La integración de nueva información
es ciencia. Lo contrario es religión.
P. Es lógico. Pero en toda historia que habla de evolución hay
una línea argumental. ¿Qué eslabones faltan para completarla?
R. Hay muchos vacíos en la evolución humana, y es lógico dado
que se trata de una ciencia muy joven. Por ejemplo, cuándo nos separamos
de otros humanoides y en qué se diferencia el primer homínido del
resto. Creo, sinceramente, que en los próximos años tendremos una
respuesta aproximada.
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