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  Miércoles, 7 de marzo de 2001
 
 
 
FUTURO

 

 
 
BERHANE ASFAW. Paleontólogo
'Las investigaciones deben ser largas y minuciosas'
   
Berhane Asfaw, en Barcelona. / CARLES RIBAS

 

 

    

X. PUJOL GEBELLÍ / Barcelona

El estudio de la evolución humana está sujeto a múltiples interrogantes. Tantos, que entre los expertos la prudencia y la moderación son moneda corriente. Para Berhane Asfaw, paleontólogo director del Rift Valley Research Service, en Etiopía, nada puede ser contado antes de, como mínimo, publicarlo en la prensa científica. 'Las investigaciones deben ser largas y minuciosas', argumenta. Razón, probablemente, no le falta. Asfaw ha contribuido al descubrimiento de dos ejemplares clave para el conocimiento de los primeros homínidos: Australopithecus garhi, de 2,5 millones de años de antigüedad, y Ardipithecus ramidus, de 4,4 millones de años. Ambos representan nuevos paradigmas en el estudio de la evolución. Asfaw participó recientemente en un acto organizado por el Museo de la Ciencia de la Fundación La Caixa.

Pregunta. ¿Qué tienen estos dos homínidos de particular?

Respuesta.
Ardipithecus ramidus, descubierto en 1992, está considerada una especie nueva, tal vez la más primitiva en la línea evolutiva humana. Conserva morfologías que lo emparentan directamente con los simios, aunque presenta caninos reducidos y la forma de su cráneo y del área poscraneal se asemejan a los del género Homo. Austrolopithecus garhi nos aporta información muy importante acerca de la expansión del cerebro. Antes de su descubrimiento en 1997 pensábamos que la aparición de las herramientas de piedra debía coincidir con el aumento del volumen craneal. Lo que hemos visto, en cambio, es que se produce después, quizá como consecuencia del uso de herramientas.

P.
¿Es, pues, la técnica la que condiciona el desarrollo de la capacidad cerebral?

R.
De acuerdo con la idea primitiva de Darwin, andar erguido, el uso de herramientas y la expansión del cerebro sucedieron simultáneamente. Para usar herramientas, escribió Darwin, las manos no podían emplearse para andar y, en paralelo, el cerebro debía ser mayor que el de un simio. Pero cuando se halló el primer australopiteco en 1925, se vio que no utilizaba herramientas, que caminaba erguido y que su cerebro era pequeño. Y con A. garhi hemos visto uso de herramientas y un cerebro pequeño...

P.
¿Hay certeza de ello?

R.
A escasa distancia de donde se encontraron los restos de A. garhi se han hallado huesos de la misma época con señales de piedras, aunque no herramientas. Y a unos 70 kilómetros del lugar se han encontrado unas 3.000 herramientas de piedra de unos 2,6 millones de años. No hay ningún homínido asociado a ese lugar, pero tampoco se ha documentado ninguna otra especie que compita con él en la misma época. Podemos inferir, por tanto, que fue A. garhi quien hizo esas herramientas. El uso de las mismas le permitió obtener un recurso energético de gran valor, en forma de carne y de médula ósea. Una energía que le habría ayudado a expandir su cerebro.

P.
Retrocedamos dos millones de años. La comunidad científica está esperando que se publique la investigación sobre Ardipithecus ramidus. ¿Para cuándo?

R.
Muy pronto. A. ramidus es, después de Lucy, el homínido con mayor número de restos conservados. Tenemos el cráneo con la mandíbula, la parte poscraneal, huesos completos de una mano y de un pie, la tibia, la pelvis y otras partes. Cada fragmento de hueso debe ser comparado y analizado con detalle. Ello lleva mucho tiempo y trabajo. Además, y dado que es el homínido más antiguo, hay que compararlo con diversos humanoides (primates primitivos no humanos) como los encontrados en España, Italia o Turquía. Los diversos grupos que participamos en su estudio estamos abordando el proceso de síntesis para efectuar un análisis completo. En cuanto acabemos, se publicarán los resultados. Probablemente en un año o dos. Antes no diremos nada.

P.
De A. ramidus se ha dicho que es una excepción o tal vez un nuevo paradigma.

R.
Es nueva información. Lo que define a A. ramidus como único es su entorno. Todo el mundo pensaba que los homínidos evolucionaron a partir de un entorno de sabana abierta, pero los restos hallados junto a A. ramidus, como frutas y semillas fosilizadas, además de fauna coetánea, ponen de manifiesto que vivía en ambientes boscosos. Su hallazgo indica que muy probablemente la evolución ya se inició en el bosque y que después se asentaron en la sabana o que el bosque cambió.

P.
¿Con estos dos hallazgos se puede escribir ya una historia evolutiva coherente?

R.
La consistencia y la seguridad son esenciales en ciencia, pero no podemos dar nada por cerrado. La integración de nueva información es ciencia. Lo contrario es religión.

P.
Es lógico. Pero en toda historia que habla de evolución hay una línea argumental. ¿Qué eslabones faltan para completarla?

R.
Hay muchos vacíos en la evolución humana, y es lógico dado que se trata de una ciencia muy joven. Por ejemplo, cuándo nos separamos de otros humanoides y en qué se diferencia el primer homínido del resto. Creo, sinceramente, que en los próximos años tendremos una respuesta aproximada.