Estratos geográficos e históricos
|
En nuestro ámbito próximo, este hombre encontró un ambiente positivo en los valles costeros del Cantábrico, donde las temperaturas eran suavizadas por la acción del mar, pero en el interior alavés la vida debió ser absolutamente imposible.
Por nuestra zona, sin embargo, los cambios propiciaron un ambiente fresco y húmedo, bastante parecido al actual. Los animales herbívoros abandonaron sus refugios costeros y colonizaron tierras al sur, en Álava. Tras ellos llegaron también los cazadores, herederos de los antiguos cromañones. Los bosques caducifolios se impusieron y se llenaron de liebres, zorros, tejones, martas, jabalíes, lobos y osos. En sus claros crecían los pastos que aprovechaban corzos, caballos, uros, cabras, ciervos, sarrios... El hombre vivía cómodo entre ellos habitando en cuevas o chozas, según estaciones, cazando y pescando con flechas y arpones.
Llegaron, también desde el sur nuevos habitantes. Se mezclaron con los primeros y configuraron con ellos el sustrato humano básico de Álava. Es muy probable que en este ambiente se formara el euskara.
Durante un larguísimo período, esta amalgama humana será la protagonista de la prehistoria de Álava. Ella fue la que llegó a practicar la agricultura y la ganadería (domesticación del perro), aunque nunca abandonó del todo la caza, ella será la que irá conociedo poco a poco los metales (cobre, bronce), la que se relacionó con otras culturas, un buen ejemplo de ello es la utilización del vaso campaniforme de "Los Millares", empezó a vivir en auténticos poblados, construyó los dólmenes en los que enterró a sus muertos.
Da la impresión como si después de un largo período de adaptación y de tanteos, un modo económico realmente eficaz y propio hubiera explotado definitivamente en la zona. Un modo de fondo muy antiguo pero que, en virtud de estos contactos y de otros similares, que se irán sucediendo en el segundo milenio, se ha puesto al día en las modernidades del exterior y que empieza a dar sus frutos en una sociedad cada vez más próspera.
Algunos llegaron a la Península Ibérica igual que otros caen sobre Oriente medio, viajan hasta la India, o descienden sobre las tierras de Grecia e Italia.
Su omnipresencia les hará cofundadores de casi todos los idiomas que se hablan en Europa o Asia (no del euskara).
Los indoeuropeos tienden a instalar sus poblados, que conocemos como "castros" u "oppida" en lugares altos (600-800 m.), en colinas exentas o collados en zonas de paso. Modifican el paisaje mediante grandes terrazas en las que instalan sus viviendas y tierras de labranza, de modo que ocupan un espacio económico que no es el mismo que el de los antiguos po lo que se piensa que pudo producirse una simbiosis entre ambos grupos que acabaría afectando incluso al idioma.
Un ejemplo de esta simbiosis sería la unión de la antigua solución funeraria inhumadora de los túmulos y dólmenes con la nueva de incineración (dolmen de Eguilaz).
Los indoeuropeos cierran sus aldeas mediante murallas, auque no es fácil que puera para defenderse de los antiguos pobladores a los que dominan gracias a la superioridad de sus armas de hierro. Se han encontrado infinidad de estos castros que la arqueología ha definido como de la 1ª Edad del Hierro.
Lo notamos por detalles como la potenciación de la agricultura, que comienza a descender a las tierras anchas, al emplearse el arado, la aparición del urbanismo, las fenomenales fundiciones de piezas de bronce y hierro, el empleo del caballo como animal de tiro, la maravillosa cerámica pintada, el empleo de la moneda, la existencia de manifestaciones artísticas notables, como las estelas funerarias decoradas con jinetes, etc.
Álava se acabó incorporando al macro estado romano. Los poblados se fueron cerrando y, en su lugar, fueron apareciendo pequeñas explotaciones agrícolas que colonizan el espacio inferior sin alejarse nunca demasiado de la seguridad de los caminos, especialmente del gran camino que viene de la Aquitania, Burdeos, y que se dirige hacia el oeste, hasta Astúrica/Astorga. Una calzada de usos múltiples que vertebra la región económica, social y políticamente, la misma que, al cabo de los siglos, seguirán usando, por lo menos lo que queara de ella, los peregrinos de Santiago.
Llega el latín, el derecho, el tráfico comercial, el cristianismo, los intelectuales que describen la zona y que dan preciosos detalles de cómo estaban las cosas a su llegada. Gracias a ellos sabemos cómo se llamaban algunos de los poblados indígenas más importantes, a qué tribus pertenecían y cómo vivían, más o menos, los que los habitaban.